Actualmente lo que define a una pareja como tal son el sentimiento y el compromiso de pertenencia mutua, mismos que se traducen en el deseo de compartir e intercambiar experiencias, sobre todo emocionales y sexuales de manera exclusiva y permanente (López, 2009). Desde el punto de vista de Wainstein y Wittner (1999), la pareja es una identidad social acotada, basada en la relación entre dos personas. Se comporta como una unidad o sistema, y esto es reconocido así por los(as) que los(as) rodean; siendo dentro de la pareja como institución social donde se producen relaciones diádicas entre sus miembros.
Dentro de la relación de pareja, existe un fenómeno social y psicológico: los celos, que surgen como una respuesta adaptativa ante la amenaza de perder algo considerado como propio, este algo puede ser la pareja o la relación misma. Es un sentimiento que emerge en una persona como resultado de un desmedido afán de tener algo sólo para sí, dando como resultado la protección de la relación (Fernández & Echeburúa, 2010).
Definir un fenómeno tan complejo como los celos, implica una serie de diversos factores que actúan desde diferentes niveles de análisis, tales como el individual, grupal y el sociocultural; por ende, los celos son un fenómeno a nivel social y psicológico. Lo anterior debido a la forma en que las personas responden a los celos en las diferentes culturas. Además los celos están relacionados con las normas y valores de la cultura en la que se vive, incluyendo la etnicidad, clase y género; donde las opciones de responder ante los celos tienen que ver con la evaluación que la cultura hace de la ofensa, de la amenaza implicada y de la asignación de la responsabilidad (Reidl, 2005).
Hupka (1984) considera que los componentes de las emociones o las situaciones a las que ellas se refieren (en este caso los celos) tienen un significado denotativo que es aprendido a través de la adquisición del vocabulario así como un significado semántico que es aprendido a través de la aculturación. La combinación de ambos significados crean una situación socio-psicológica o problema que es familiar para las personas y para el cual están preparados a responder de determinada forma.
Reyes (1998) afirma que el medio cultural en el que se encuentre la persona influye sobre los procesos cognoscitivos involucrados en lo que lo que la persona busca, la forma en la que lo evalúa y por qué lo evalúa en la forma en la que lo hace. La cultura influye en el proceso de evaluación de los celos al designar los eventos que indican a la persona que puede perder o ya perdió a su pareja ante un rival, o bien, cuando deba sentirse amenazado el concepto que de sí mismo cuando tenga que compararse con los otros. Asimismo la cultura influye en los celos, especificando las condiciones que permitan a la persona concluir que el evento celoso ya ocurrió y creando las condiciones que predisponen a las personas a llevar a cabo evaluaciones en las que una situación se perciba amenazada o dañina.
Existen numerosas definiciones de los celos. En casi todas ellas se reconoce que son una emoción compleja, compuesta de varias emociones simples negativas, tales como el miedo, ira, tristeza. Se considera que los celos surgen ante la percepción de una amenaza a la relación por parte de un o una rival. Al percibir dicha amenaza, aparece un estado emocional en el que se experimenta una o varias emociones primarias (Barrón & Martínez, 2001). Algunos autores como Fernández y Echeburrúa (2010) expresan que los celos son un sentimiento que emerge en una persona como resultado de un desmedido afán de tener algo solo para sí. Se trata de un sentimiento fundado en el deseo de poseer al ser querido y el temor de perderlo en beneficio de un rival. Los celos son la reacción de malestar ante lo que se percibe como una amenaza (sea real o no) para la relación de pareja. Por su parte, Díaz-Loving, Rivera y Flores (1986), hacen referencia a los celos como un concepto de múltiples dimensiones. Afirman que éstos son un estado sentimental y emocional que se desarrolla ante la real o imaginaria violación de la regla de exclusividad por parte de un miembro de la pareja que siente enojo, dolor, necesidad de poseer y desconfianza hacia su pareja.
Por otro lado, los celos cumplen con algunas funciones que se pueden considerar positivas o favorables para la persona. Por ejemplo, permiten que las personas mantengan, protejan o restauren los lazos sociales frente a amenazas que atentan contra el individuo o la relación; también ayudan a establecer las reglas básicas entre los miembros de la pareja. También se han vinculado a los celos como causantes de comportamientos o situaciones negativas, verbigracia, la violencia doméstica. Se ha visto que en una situación de celos, hay más agresión hacia la pareja entre más se ame y más compromiso se dé en la relación, manifestándose como enojo y deseos de castigar a la pareja (Reidl, 2005).
Es conocido que en la relación de pareja existen diferencias entre hombres y mujeres en la evaluación de diferentes procesos psicológicos y conductas vividas dentro de la misma, y los celos no son la excepción (López, 2009). Diversas investigaciones argumentan que los celos se dan con una frecuencia similar entre hombres y mujeres, siendo lo realmente distintivo el modo de expresión en uno y el otro. Al respecto, los psicólogos evolucionistas refieren que la predisposición genética explica dichas diferencias. Los celos son vistos como un mecanismo cuya finalidad es el mantenimiento de la relación con la pareja. Al ser frecuente la infidelidad entre los seres humanos, los celos actúan como una señal de alarma ante una posible amenaza (Buss & Shackerford, 1997). Por tanto, los celos en los hombres constituyen una alerta ante amenazas a la seguridad de su paternidad, desarrollando celos sexuales para garantizar la transmisión de sus genes. Para las mujeres, manifestar celos emocionales es la forma de cuidar su descendencia, evitando que su pareja desvíe recursos hacia otra familia (Buss, 2000).
Para los hombres, los celos se manifiestan habitualmente en forma de ira o de agresión (Fernández & Echeburrúa, 2010), igual al momento de sentir celos, los hombres responden más ante las amenazas de tipo sexual; a diferencia de las mujeres quienes responden ante amenazas a la relación, esto quizá porque son las dimensiones que se les ha enseñado a valorar diferencialmente a lo largo de su vida (López & Martínez, 2001). Para el caso de las mujeres, según Barelds y Dijkstra (2007) expresan mayor malestar y rumiación, cuando se sienten amenazadas ante la posibilidad de que su pareja se involucre con otra persona. En tanto que los hombres, se sienten más amenazados ante la posibilidad de la existencia de relaciones genitales de su pareja con otra persona (Fernández, 2001).
Si los celos han sido objeto de estudio dada la complejidad del impacto en las relaciones de pareja heterosexuales, también se ha realizado investigación para explorar su influencia en las relaciones homosexuales. Al respecto, Barelds y Dijkstra (2006) señalan que tanto hombres como mujeres homosexuales responden con menos malestar e intensidad (Sagarin, Vaughn, Guadagno, Nicastle & Millevoi, 2003) ante el posible engaño de su pareja. Por el contrario, Symons (1979) sugiere que los celos sexuales son parte de las relaciones entre hombres. De la misma manera, Castañeda (2000) argumenta que el rasgo distintivo de la pareja lésbica es su identidad afectiva. Todas las emociones-amor, éxtasis, deseo, odio, celos, enojo- se expresan abiertamente.
A los celos se les ha vinculado con la infidelidad, la cual se entiende como una ruptura a un acuerdo de exclusividad en la relación de pareja, esto implica que uno de los miembros establezca algún tipo de relación con una tercera persona (Camacho, 2004). La relación “extra pareja” puede ir desde un involucramiento emocional no sexual que contenga los elementos de atracción, y sobre todo secreto, hasta la ocurrencia eventual o continua, con o sin involucramiento emocional, del ejercicio de la sexualidad (Zumaya, 1999).
Para Camacho (2004) la infidelidad se relaciona más con los hombres que con las mujeres. Sin embargo, también menciona que en investigaciones recientes se muestra que la relación entre la infidelidad en el hombre y la mujer cada vez está más equiparada en las zonas urbanas. A la vez, Zumaya (1999) señala que en México, los varones siguen teniendo más amantes que las mujeres y estadísticamente hablando, en la nueva generación los hombres han comenzado a nivelarse con las mujeres y viceversa. Valdez, Díaz-Loving y Pérez (2005) también encuentran que los hombres tienden más a la infidelidad que las mujeres, ya que en ellos se mezcla el instinto, el deseo, su tendencia a ser entes dominados por la necesidad de tener sexo, su ego personal y la necesidad de reproducirse dejando su semilla en el mundo.
La infidelidad es una conducta común y aceptada tanto entre los hombres heterosexuales como homosexuales, esto ocasionado por el factor cultural de los hombres de reafirmar su virilidad; al respecto Castañeda (2000) expresa que la sexualidad desempeña un papel central en la pareja masculina, que mantiene la mayor actividad sexual. La dinámica de la pareja masculina se ve más determinada por el género que por la orientación sexual.
Blasband y Peplau (1985) señalan que muchos factores pueden propiciar la apertura sexual más que exclusividad en las relaciones de pareja masculina, entre otros, debido a la socialización del rol sexual masculino, que enfatiza la importancia de la frecuencia y actividad sexual variada, por lo que dos hombres pueden estar menos motivados a mantener una exclusividad sexual, que una pareja heterosexual o una lésbica.
Para el caso de la pareja lésbica, la razón principal del declive de la relación sexual parece ser la tendencia a la fusión ya que desaparecen los límites interpersonales. De tal manera que siguiendo un esquema muy frecuente, inicia una relación con alguien más, siendo el affaire la causa de ruptura en las parejas lésbicas (Castañeda, 2000).
Al igual que los celos, la infidelidad se ve influida por diversos factores sociales que inciden de manera importante en la percepción de la relación (Yela, 2000). Cabe mencionar que las reacciones que tienen las parejas ante la infidelidad, varían dependiendo de sus características de personalidad. Hay quienes reaccionan con un repliegue en sí mismos, haciendo uso de tendencias represivas, intentando alejar a la pareja infiel, o atendiendo a sus propios intereses y centrándose en la familia. Otros logran vengarse de la pareja infiel, buscando afectividad con otra persona, o llegando al extremo de la agresividad, atentando contra la vida de la pareja infiel y la del amante, o bien, hay quienes prefieren lanzarse a la reconquista, recurriendo a nuevos métodos de seducción y a un análisis de conciencia de los errores cometidos, intentando asegurar la supervivencia de la relación (Bakur, 2000).
Finalmente, sobre la relación entre los celos e infidelidad, las investigaciones marcan una estrecha relación entre estos constructos. Romero y Rivera (2006) argumentan que los celos han sido descritos como antecedentes, correlatos y consecuentes de la infidelidad. Al respecto, Buunk y Van Driel, (1989) mencionan que la furia potencial de los celos es una causa más de la infidelidad.
Pick, Díaz-Loving y Andrade (1988) señalan que la satisfacción marital, la comunicación y los celos son factores relacionados con la aparición de la infidelidad. Cuando los celos provocan conflicto en la pareja, pueden llevar a una escalada en espiral que va degenerando y afectando la relación, cuestión que aumenta considerablemente la probabilidad de búsqueda de otra relación (Rivera, Cruz, Arnaldo & Díaz-Loving, 2004). Asimismo, Vanegas (2011) señala que la relación celos-infidelidad es un proceso constante, de comportamiento errático de dudas, miedos, desconfianza, culpa, arrepentimiento, dolor, tristeza, desconcierto, odio y resentimiento.
Al respecto se han realizado diferentes estudios para conocer la relación entre la intensidad de los celos en respuesta a la infidelidad (Dijkstra, Barelds & Groothof, 2013; Dijkstra, Groothof, Poel, Laverman, Schrier & Buunk, 2001) tanto sexual como emocional entre heterosexuales y homosexuales (Alves, Pereira, Tieme & Otta, 2006). Además se han vinculado con variables como el atractivo físico (Buunk & Dijkstra, 2001). A partir de la literatura revisada, el presente estudio tuvo como objetivo establecer la relación entre los celos y la infidelidad entre hombres y mujeres tanto homosexuales como heterosexuales de lugares de origen diferente: la Ciudad de México y el Estado de Colima.
Método
Pregunta de investigación
¿Existe relación entre los celos e infidelidad dependiendo del tipo de orientación sexual (homosexual y heterosexual), sexo (hombre y mujer) y lugar de origen (Ciudad de México y Colima)?
Participantes
Se trabajó con una muestra no probabilística de 186 personas, el 50% eran originarias de la Ciudad de México y el otro 50% de la Ciudad de Colima. Al mismo tiempo, la muestra estuvo conformada en su totalidad de 101 hombres (54,3%) y 85 mujeres (45,7%). La media de edad de los participantes fue de 26.63 años y una Desviación estándar de 6.6 años. Del mismo modo, el rango de edad oscilaba entre los 20 y 45 años; y la media de tiempo de relación de pareja fue de 52.1 meses con una desviación estándar de 54.5 meses. En cuanto a la orientación sexual de los participantes, 102 fueron heterosexuales, 51 hombres y 51 mujeres y 84 homosexuales, 50 hombres y 34 mujeres.
Instrumentos
Escala Multidimensional de Celos (EMUCE), elaborada por Rivera, Flores, Díaz-Loving y Montero (2010). Dicha escala está conformada por dos dimensiones: 1) Emociones y sentimientos que mide los siguientes factores: a) Respuestas emocionales generadas por celos. En esta escala el detonante son los celos. Mide la intensidad de las emociones en respuesta a los celos (α=.95); b) Enojo. Hace referencia a la molestia o disgusto que la persona siente por no ser el centro de atención de la pareja, habiendo molestia por cualquier intrusión a la exclusividad (α =.90); c) Actitud Negativa. Se define como la manifestación de desacuerdo con la relación que entabla la pareja con otros, pues solo las debería hacer con él o ella (α=.82); d) Dolor. La persona manifiesta un sentimiento de desdicha, acompañado de aspectos depresivos (α=.82); e) Control. Entendido como la actitud de disgusto ante la falta de control sobre la pareja (α =.75); f) Temor. Son las emociones de temor y angustia ante la posible pérdida de la pareja (α =.77). 2) Cogniciones y estilos mide los siguientes factores: a) Obsesión por la pareja. Se define como los pensamientos continuos y recurrentes sobre el posible engaño por parte de la pareja (α =.98); b) Suspicacia e Intriga. Es la desconfianza y sospecha constante de la pareja, vigilándola en todo momento (α =.90); c) Confianza-Desconfianza. Se refiere a la oscilación entre la Inseguridad y la Seguridad de que la pareja no va a transgredir la norma de exclusividad (α =.84); d) Confianza. Se define como los sentimientos de autoconfianza (α =.76); e) Frustración. Entendido como la desilusión ante la trasgresión de la pareja (α =.74); f) Desconfianza. Se refiere a la inseguridad ante la lealtad de la pareja (α=.69). La escala tipo Likert consta de 162 reactivos con 5 opciones de respuesta: Totalmente en Desacuerdo (1), en Desacuerdo (2), ni en Desacuerdo ni de Acuerdo (3), de Acuerdo (4), Totalmente de Acuerdo (5). La consistencia interna de la escala obtenida por el coeficiente alfa de Cronbach fue de .98
Inventario Multidimensional de Infidelidad (IMIN) de Romero, Rivera y Díaz-Loving (2007). Dicha escala se compone de los siguientes factores: a) Infidelidad sexual. Se refiere a todas aquellas conductas que denotan el mantenimiento de un vínculo sexual con otra persona además de la pareja primaria. Incluye 21 reactivos de éste aspecto, (α = .97); b) Deseo de infidelidad emocional. Denota el deseo de un vínculo romántico con otra persona además de la pareja primaria, sin necesariamente llevarlas a cabo. Contiene catorce reactivos, (α =.95); c) Deseo de infidelidad sexual. Deseo de un vínculo sexual con otra persona además de la pareja primaria, sin necesariamente llevarlas a cabo. Tiene ocho reactivos, (α = .95); d) Infidelidad emocional. Se refiere a todas aquellas conductas que denotan el mantenimiento de un vínculo emocional romántico con otra persona además de la pareja primaria. Incluye cinco reactivos, (α = .86). La versión consta de 48 reactivos con 5 opciones de respuesta: Nunca (1), Rara vez (2), Algunas veces (3), Frecuentemente (4), Siempre (5). La confiabilidad de la escala total es de .98
Procedimiento
La aplicación de los instrumentos se realizó en diferentes espacios públicos de la Ciudad de México y estado de Colima. Se invitó a las personas a participar de manera voluntaria y anónima, garantizando la confidencialidad de la información proporcionada. Se explicó el objetivo de la investigación, las instrucciones y se brindó un tiempo para responder.
Resultados
En primer lugar se presentan las medias y desviaciones estándares obtenidas por cada uno de las variables estudiadas. Los resultados obtenidos para la Escala Multidimensional de los Celos, en la dimensión de emociones y sentimientos, muestran que tanto para las personas homosexuales como heterosexuales, el factor dolor es el que obtiene la media más alta (Homosexuales M=3.24, Heterosexuales M=3.29). Lo mismo sucede para el caso de las personas originarias de la Ciudad de México y de Colima (Ciudad de México M=3.29, Colima=3.24), y para el caso de los hombres y las mujeres (Hombres M=3.18, Mujeres M=3.37). Asimismo, para dimensión de cogniciones y estilos, es en la dimensión de confianza donde tanto los homosexuales y heterosexuales (Homosexuales M=3.47, Heterosexuales M=3.75), como los de la Ciudad de México y de Colima (Ciudad de México M=3.66, Colima M=3.59) obtuvieron la media más alta. Lo mismo ocurre con los hombres y mujeres (Hombres M=3.65, Mujeres M=3.59) de la muestra (ver Tabla 1).
Emociones y sentimientos | ||||||||||||
Factores de los celos | Homo | Hetero | CDMX | Colima | Hombres | Mujeres | ||||||
M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | |
Respuesta emocional generada por celos | 2.34 | 0.96 | 2.68 | 0.8 | 2.34 | 0.95 | 2.05 | 0.78 | 2.16 | 0.93 | 2.24 | 0.81 |
Enojo | 2.14 | 0.88 | 2.04 | 0.76 | 2.18 | 0.86 | 2 | 0.76 | 2.13 | 0.87 | 2.03 | 0.74 |
Actitud negativa | 2.96 | 0.85 | 3.04 | 0.94 | 3.06 | 0.83 | 2.95 | 0.96 | 2.99 | 0.97 | 3.02 | 0.81 |
Dolor | 3.24 | 0.93 | 3.29 | 0.9 | 3.29 | 0.89 | 3.24 | 0.94 | 3.18 | 0.95 | 3.37 | 0.87 |
Control | 2.28 | 0.96 | 2.14 | 0.78 | 2.3 | 0.88 | 2.11 | 0.84 | 2.17 | 0.93 | 2.25 | 0.78 |
Temor | 2.63 | 1.06 | 2.34 | 0.97 | 2.68 | 1.04 | 2.25 | 0.95 | 2.42 | 1.03 | 2.52 | 1.01 |
Cogniciones y estilos | ||||||||||||
Factores de los celos | Homo | Hetero | CDMX | Colima | Hombres | Mujeres | ||||||
M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | |
Obsesión | 2.27 | 0.79 | 2.1 | 0.68 | 2.32 | 0.77 | 2.04 | 0.68 | 2.15 | 0.82 | 2.21 | 0.63 |
Suspicacia | 2.18 | 0.87 | 1.96 | 0.67 | 2.24 | 0.83 | 1.88 | 0.68 | 2.04 | 0.85 | 2.08 | 0.69 |
Confianza-desconfianza | 2.82 | 0.75 | 2.62 | 0.66 | 2.84 | 0.72 | 2.58 | 0.66 | 2.72 | 0.73 | 2.7 | 0.67 |
Confianza | 3.47 | 1 | 3.75 | 0.93 | 3.66 | 0.96 | 3.59 | 0.98 | 3.65 | 0.99 | 3.59 | 0.95 |
Frustración | 2.64 | 0.94 | 2.56 | 0.85 | 2.65 | 0.86 | 2.55 | 0.92 | 2.52 | 0.9 | 2.69 | 0.87 |
Desconfianza | 2.06 | 0.98 | 1.92 | 0.9 | 2.21 | 0.99 | 1.75 | 0.83 | 1.9 | 0.95 | 2.09 | 0.93 |
Para la Escala de Infidelidad, los resultados arrojaron la media más alta en la dimensión de deseo de infidelidad emocional para todos los grupos de la muestra. Para los homosexuales se tuvo una media de 2.00 y para los heterosexuales de 1.85. Para el caso de los originarios de la Ciudad de México su media fue de 2.04 y para los del estado de Colima 1.79. Finalmente, los hombres reportaron una media de 2.12, mientras que las mujeres de 1.67 (ver Tabla 2).
Factores de los celos | Homo | Hetero | CDMX | Colima | Hombres | Mujeres | ||||||
M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | M | DE | |
Infidelidad sexual | 1.58 | 0.85 | 1.5 | 0.79 | 1.66 | 0.9 | 1.41 | 0.7 | 1.77 | 0.94 | 1.25 | 0.52 |
Deseo de infidelidad emocional | 2 | 0.97 | 1.85 | 0.83 | 2.04 | 0.97 | 1.79 | 0.81 | 2.12 | 0.9 | 1.67 | 0.83 |
Deseo de infidelidad sexual | 1.74 | 1.01 | 1.6 | 0.92 | 1.78 | 1.07 | 1.54 | 0.83 | 1.94 | 1.04 | 1.33 | 0.74 |
Infidelidad emocional | 1.84 | 0.95 | 1.58 | 0.73 | 1.71 | 0.86 | 1.68 | 0.83 | 1.81 | 0.87 | 1.56 | 0.79 |
Para responder al objetivo planteado en la investigación y determinar la relación entre los celos y la infidelidad, se realizó un análisis de correlación de producto momento Pearson dado el nivel de medición de las variables estudiadas. Con respecto a los hombres homosexuales, originarios de la Ciudad de México se encontraron correlaciones positivas entre todos los factores del EMUCE con la infidelidad sexual, deseo de infidelidad sexual y emocional. Sin embargo, para el caso del facto dolor no se encontraron correlaciones significativas con las dimensiones de infidelidad. Un patrón similar se encuentra con los hombres homosexuales del Estado de Colima, aunque con un menor número de correlaciones significativas (ver Tabla 3).
Hombres homosexuales CDMX | Hombres Homosexuales Colima | |||||||
Infidelidad/Celos | Inf. sexual | Deseo inf. emocional | Deseo Inf. Sexual | Inf. Emocional | Inf. Sexual | Deseo inf. Emocional | Deseo inf. Sexual | Inf. Emocional |
Respuesta emocional generada por celos | .444* | .515** | .477* | .159 | .463* | .471* | .435* | .445* |
Enojo | .619** | .657** | .615** | .297 | .376 | .300 | .293 | .275 |
Actitud negativa | .523** | .558** | .527** | .337 | .369 | .256 | .364 | .235 |
Dolor | .295 | .289 | .331 | .150 | .156 | .143 | .195 | .172 |
Control | .590** | .687** | .624** | .300 | .333 | .286 | .360 | .222 |
Temor | .466* | .521** | .479* | .276 | .416* | .426* | .446* | .457* |
Obsesión | .586** | .621** | .572** | .315 | .445* | .334 | .422* | .186 |
Suspicacia | .573** | .641** | .571** | .349 | .597** | .547** | .634** | .464* |
Confianza-desconfianza | .502* | .521** | .508** | .096 | .269 | .238 | .336 | 157 |
Confianza | .414* | .500* | .437* | .543** | .046 | .150 | .103 | .208 |
Frustración | .686** | .700** | .678** | .431* | .419* | .426* | .405* | .493* |
Desconfianza | .584** | .657** | .624** | .289 | .461* | .522** | .446* | .589** |
Nota: * p ≤ .05 ** p ≤ .01
Para el caso de las mujeres homosexuales originarias de la Ciudad de México no se encontraron correlaciones entre los diversos factores de los celos y las dimensiones de la infidelidad. Por el contrario, para las mujeres homosexuales de Colima solo se encontró correlaciones significativas entre la confianza y la infidelidad sexual; y la frustración con el deseo de infidelidad sexual (ver Tabla 4).
Mujeres homosexuales CDMX | Mujeres Homosexuales Colima | |||||||
Infidelidad/Celos | Inf. sexual | Deseo inf. emocional | Deseo Inf. Sexual | Inf. Emocional | Inf. Sexual | Deseo inf. Emocional | Deseo inf. Sexual | Inf. Emocional |
Respuesta emocional generada por celos | .182 | .083 | .008 | .193 | .014 | .049 | .312 | .159 |
Enojo | .200 | .141 | .079 | .264 | .081 | .002 | .244 | .121 |
Actitud negativa | .067 | .066 | .097 | .045 | .056 | .193 | .224 | .204 |
Dolor | .240 | .143 | .105 | .127 | .078 | .225 | .159 | .390 |
Control | .244 | .274 | .158 | .359 | .162 | .251 | .371 | .407 |
Temor | .172 | .086 | .176 | .193 | .146 | .249 | .345 | .306 |
Obsesión | .027 | .007 | .012 | .022 | .105 | .188 | .310 | .280 |
Suspicacia . | 096 | .121 | .154 | .073 | .056 | .189 | .274 | .140 |
Confianza-desconfianza | .057 | .008 | .011 | .254 | .448 | .210 | .358 | .303 |
Confianza | .014 | .041 | .110 | .188 | .581* | .422 | .338 | .465 |
Frustración | .141 | .138 | .015 | .199 | .314 | .388 | .475* | .465 |
Desconfianza | .001 | .029 | .009 | .063 | .158 | .089 | .258 | .196 |
Con respecto a los hombres heterosexuales, originarios de la Ciudad de México se encontró una correlación entre la confianza- desconfianza con la infidelidad emocional. Por su parte, para los originarios de Colima se encontró primeramente una correlación entre el dolor con la infidelidad sexual. En segundo lugar, la confianza-desconfianza, factor de los celos, se vinculó con el deseo de infidelidad emocional. Por último, el factor de confianza, fue el único que correlacionó con todas las dimensiones de la infidelidad (ver Tabla 5).
Hombres heterosexuales CDMX | Hombres Heterosexuales Colima | |||||||
Infidelidad/Celos | Inf. sexual | Deseo inf. emocional | Deseo Inf. Sexual | Inf. Emocional | Inf. Sexual | Deseo inf. Emocional | Deseo inf. Sexual | Inf. Emocional |
Respuesta emocional generada por celos | .099 | .176 | .226 | .068 | .084 | .265 | .329 | .026 |
Enojo | .129 | .227 | .264 | .093 | .084 | .203 | .196 | .042 |
Actitud negativa | .124 | .146 | .245 | .084 | .026 | .173 | .200 | .095 |
Dolor | .184 | .193 | .301 | .088 | .515** | .331 | .290 | .378 |
Control | .096 | .016 | .013 | .011 | .044 | .024 | .073 | .038 |
Temor | .246 | .316 | .303 | .182 | .146 | .002 | .167 | .098 |
Obsesión | .164 | .240 | .284 | .092 | .152 | .241 | .286 | .082 |
Suspicacia | .190 | .329 | .252 | .064 | .091 | .018 | .142 | .008 |
Confianza-desconfianza | .210 | .143 | .127 | .467* | .344 | .423* | .380 | .119 |
Confianza | .166 | .131 | .250 | .128 | .513** | .403* | .436* | .448* |
Frustración | .092 | .132 | .204 | .129 | .037 | .097 | .162 | .055 |
Desconfianza | .080 | .241 | .151 | .133 | .007 | .144 | .033 | .107 |
Nota: * p ≤ .05 ** p ≤ .01
Para el caso de las mujeres heterosexuales originarias de la Ciudad de México se obtuvo una relación entre el factor de los celos y el enojo, con la infidelidad sexual y el deseo de infidelidad sexual. También correlacionó la confianza-desconfianza con el deseo de infidelidad sexual. En cambio para las mujeres heterosexuales de Colima, se encontraron tres correlaciones diferentes, la primera dada entre el factor del enojo con el deseo de infidelidad sexual. La segunda, es la relación entre la confianza-desconfianza y el deseo de infidelidad emocional. Y tercera, la correlación entre la confianza y la infidelidad sexual (ver Tabla 6).
Mujeres heterosexuales CDMX | Mujeres Heterosexuales Colima | |||||||
Infidelidad/Celos | Inf. Sexual | Deseo inf. emocional | Deseo Inf. Sexual | Inf. Emocional | Inf. Sexual | Deseo inf. Emocional | Deseo inf. Sexual | Inf. Emocional |
Respuesta emocional generada por celos | .140 | .007 | .240 | .111 | .104 | .056 | .198 | .096 |
Enojo | .398* | .190 | .403* | .191 | .218 | .250 | .434* | .004 |
Actitud negativa | .373 | .145 | .224 | .387 | .187 | .038 | .040 | .214 |
Dolor | .237 | .047 | .241 | .130 | .207 | .011 | .207 | .173 |
Control | .215 | .112 | .151 | .333 | .103 | .299 | .273 | .177 |
Temor | .060 | .045 | .007 | .031 | .106 | .112 | .023 | .056 |
Obsesión | .255 | .140 | .290 | .074 | .074 | .001 | .131 | .016 |
Suspicacia | .187 | .190 | .222 | .109 | .106 | .049 | .226 | .126 |
Confianza-desconfianza | .362 | .197 | .486* | .054 | .047 | .450* | .230 | .136 |
Confianza | .127 | .043 | .041 | .210 | .429* | .186 | .187 | .035 |
Frustración | .299 | .328 | .337 | .090 | .011 | .199 | .235 | .085 |
Desconfianza | .038 | .138 | .135 | .051 | .140 | .033 | .032 | .050 |
Nota: * p ≤ .05 ** p ≤ .01
Discusión
Los resultados obtenidos indican una relación cercana entre los celos y la infidelidad matizada por la orientación sexual y el sexo de las personas. Al analizar los datos de ambas muestras (hombres homosexuales y heterosexuales), en general se descubrió que los hombres homosexuales suelen expresar con mayor espontaneidad y apertura sus celos.
Al respecto, para el caso de los hombres homosexuales originarios de la Ciudad de México se encontró que suelen expresar con mayor apertura e intensidad sus celos. Para el caso de los hombres homosexuales del Estado de Colima, se identificó una situación similar en cuanto a la expresión de los celos, sin embargo, suelen mostrar menor grado de intensidad al expresarlos a la pareja. Estos resultados difieren de lo mencionado por Barelds y Dijkstra (2006), quienes argumentan que las parejas conformadas por hombres homosexuales expresan con menor intensidad sus celos.
A través de este análisis se puede notar que la presencia de celos es más evidente en las relaciones de pareja de hombres homosexuales de la Ciudad de México, en comparación con los originarios de Colima. Esto se puede ver influenciado por la cultura, como afirma Reidl (2005), quien argumenta que los celos están relacionados con las normas y cultura en la que se vive; y las opciones de responder ante ellos tienen que ver con la evaluación directa que la cultura hace de la ofensa, de la amenaza implicada y la asignación de la responsabilidad. Probablemente en la Ciudad de México, debido a los diversos movimientos y legalizaciones que se han dado, se ha tornado hacia una mentalidad más abierta para las relaciones de pareja entre personas del mismo sexo.
Igualmente para ambos grupos, como parte de sus relaciones de pareja se identifica la presencia constante de pensamientos recurrentes sobre el posible engaño del otro, sentimientos de inseguridad, desconfianza y sospecha; así como de temor y angustia ante la posibilidad de perder a la pareja, presentándose la desilusión cuando existe una violación a la relación de pareja. Lo que se vincula con lo referido por Buss (2000), quien sugiere que los celos en los hombres constituyen una alerta de protección ante posibles amenazas (Buss & Shackerford, 1997).
Para el caso de los hombres heterosexuales originarios tanto de la Ciudad de México como del Estado de Colima, se reporta que con frecuencia muestran una oscilación entre la inseguridad y la seguridad de que su pareja no transgredirá la norma de exclusividad. Tal vez, esto es un motivo que interviene para que los hombres se vinculen emocionalmente con otra persona; encontrando certidumbre, sintiéndose seguro, estable y en confianza dentro de la relación. Por otro lado, cuando la persona experimenta un sentimiento de desdicha o dolor ante la sensación de que su pareja lo traiciona, suele involucrarse sexualmente con otra pareja. Este argumento concuerda con lo señalado por Fernández y Echeburrúa (2010), al expresar que los hombres manifiestan sus celos habitualmente en forma de ira o agresión, esto motivado por el enojo ante la posible deslealtad de su pareja. Partiendo de esta reflexión, tal vez, dicho enojo puede generar rabia y violencia en contra de la pareja para castigar su mentira. Esta reacción puede explicar la violencia doméstica que experimentan algunas parejas, así como sus diferentes matices pasionales. Lo anterior también coincide con Reidl (2005), quien expresa que cualquiera de estas reacciones como la frustración, incertidumbre, entre otras, puede predisponer a una persona a cometer actos agresivos.
Al analizar los resultados, para las mujeres homosexuales originarias del Estado de Colima se encontró que cuando se sienten traicionadas por su pareja suelen tener un mayor deseo de infidelidad sexual, esto quizá al percibir la amenaza de que su pareja se involucre con otra; lo cual tiene que ver con lo que dice Fernández (2001), al afirmar que las mujeres se sienten más amenazadas ante la posibilidad de que su pareja se involucre afectivamente con otra persona. Por el contrario, cuando existe confianza en la relación de pareja, hay menor posibilidad de que las mujeres sean infieles sexualmente a la otra persona. Lo anterior se vincula con lo expresado por Díaz Loving, Rivera y Flores (1986), quienes argumentan que cuando hay aspectos positivos dentro de los celos tales como la confianza, llevan a la persona a demostrar, sentir y percibir la interacción con la pareja más positiva.
Para el caso de las mujeres homosexuales originarias de la Ciudad de México no se encontraron relaciones estrechas entre las dimensiones de los celos y la infidelidad, lo cual posiblemente se relacione con el menor grado e intensidad en la que expresan sus celos a la pareja, inhibiéndolos. Esto es congruente con lo indicado por Barelds y Dijkstra (2006), quienes señalan que las mujeres homosexuales responden con menos malestar e intensidad (Sagarin, Vaughn, Guadagno, Nicastle & Millevoi, 2003) ante el posible engaño de su pareja. También tiene relación con los roles que asigna la cultura a cada género, donde desde su nacimiento se asignan a los niños y niñas papeles distintos en la relación de pareja, separando el papel de la mujer y del hombre, lo que repercute en su vida posterior adulta (López, 2009). Asimismo, por lo que se refiere a la mujer, es más frecuente que sus celos los manifiesten en forma de tristeza o depresión y, en muchas ocasiones, mezcladas con autorreproches (Fernández & Echeburrúa, 2010), volcándose hacia ellas mismas.
Para el caso de las mujeres heterosexuales de Colima y de la Ciudad de México, el estudio reveló que al no sentirse el centro de atención de su pareja debido a la incertidumbre de que exista otra persona, suelen tener un deseo de infidelidad sexual, lo cual se ve influido por lo argumentado por Bakur (2000), quien expresa que actualmente las mujeres recurren a la infidelidad cuando creen que es realmente necesario o por venganza.
Asimismo los resultados arrojados para las mujeres heterosexuales de la Ciudad de México indican que suelen tener un deseo de infidelidad sexual al no tener seguridad dentro de su relación, lo cual tiene relación con la manera como las mujeres conceptualizan la infidelidad, viéndola como un acto de desconfianza, desamor, traición, enojo y tristeza (Díaz-Loving & Rivera, 2010); al percibir dichos elementos dentro de la relación de pareja pueden reaccionar siendo infieles a su pareja. Aunado a ello, según Camacho (2004), en la actualidad ha aumentado la infidelidad en la mujer en las sociedades urbanas; lo cual se relaciona con los nuevos estilos de vida y roles que las mujeres desempeñan en la sociedad, puesto que ahora se desenvuelven en nuevos papeles que en años pasados eran exclusivos para los varones: como el trabajo y la preparación académica.
En particular, las mujeres heterosexuales de Colima muestran un mayor deseo de vincularse emocionalmente con otro, cuando experimentan incertidumbre e inestabilidad en su relación, que tiene que ver con la manera como las mujeres describen la infidelidad, considerándola como el establecimiento de un vínculo emocional con otra persona (Díaz Loving & Rivera, 2010). Asimismo, se encontró que cuando la relación de pareja se ve permeada por la confianza existe un menor riesgo de ser infiel sexualmente a la otra persona.
A partir de lo encontrado en el estudio y a manera de conclusión se puede decir que los hombres homosexuales y heterosexuales suelen ser más infieles que las mujeres homosexuales y heterosexuales. Estos resultados pueden estar influenciados por los roles de género asignados para cada sexo, en donde la mayoría de los casos la mujer permanece en casa atendiendo las labores domésticas y a los hijos (Bakur, 2000); mientras el varón tiene la necesidad constante de reafirmar su virilidad, manteniendo una mayor actividad sexual (Castañeda, 2000).
Igualmente, como se presenta en el estudio, las mujeres homosexuales suelen ser menos infieles que los hombres homosexuales y heterosexuales. Esto probablemente se encuentra relacionado con lo expresado por Blasband y Peplau (1985), quienes señalan que la socialización del rol sexual masculino enfatiza la importancia de la frecuencia y actividad sexual variada. Por lo que hay una menor motivación a mantener una exclusividad sexual en comparación con las mujeres. Sin embargo, también se obtuvo tanto para el grupo de hombres como para mujeres, que la infidelidad se encuentra más frecuente en sus relaciones de pareja, incrementado la presencia de este fenómeno social en las relaciones de ambos sexos. Lo cual concuerda con lo mencionado por Zumaya (1999), quien señala que en México los varones siguen teniendo más amantes que las mujeres y estadísticamente hablando, en la nueva generación los hombres han comenzado a nivelarse con las mujeres y viceversa.
Estos datos muestran un acercamiento acerca de las distintas maneras en que hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales de diferente lugar de origen expresan sus celos e infidelidad dentro de su relación de pareja. Sin embargo, se hace necesario incluir a una mayor cantidad de población para tener una mirada más amplia de dichos constructos. Por otro lado, a través de esta comprensión es posible proponer intervenciones que promuevan relaciones de pareja sanas, basadas en el respeto hacía uno mismo y hacia el otro; y logrando incidir en el bienestar mutuo.