1. Introducción
Durante las últimas dos décadas, en el mundo hispánico, el análisis de los marcadores discursivos ha experimentado un amplio desarrollo, lo que se ha visto reflejado en la diversidad de estudios con la que ahora contamos. En este contexto, una gran parte del interés se ha centrado en su descripción funcional en los planos diacrónico y sincrónico; en contraste, un ámbito que ha comenzado a desarrollarse solo en los últimos años es su análisis desde una perspectiva variacionista (cf. Aijmer 2013; Valencia & Vigueras 2015; Placencia & Fuentes 2019), esto es, desde un enfoque de variación pragmática, en donde la atención se dirige al estudio de fenómenos pragmáticos entre y al interior de distintas variedades de una lengua, atendiendo al papel que desempeñan diferentes variables sociales (Barron & Schneider 2009; Barron 2015). Precisamente, este trabajo busca contribuir con esta línea de investigación. En específico, nuestro objetivo es analizar el comportamiento del marcador discursivo Haz de cuenta (que)1 considerando los factores macrosociales: región geográfica, sexo, edad y nivel de instrucción. De esta manera, se busca, primero, determinar si esta forma es una marca dialectal del español de México y, después, describir la influencia que tienen los demás factores sociales sobre su empleo, específicamente en el español de la Ciudad de México. Por último, ya que aún no se cuenta con descripciones previas, también nos proponemos presentar una primera caracterización de sus funciones discursivas.
Por último, con la intención de comprobar que este marcador discursivo es característico de la variante del español de México, se analizan dos corpus, el del Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América (PRESEEA 2014) y el corpus América y España español coloquial (Ameresco, Albelda & Estellés 2021). De tal forma, si Haz de cuenta (que) tiene un empleo idiosincrásico en el español de México, entonces debería presentar una frecuencia periférica en las demás variedades del español. Por otro lado, para la descripción de la influencia de los factores macrosociales y el análisis de las funciones de Haz de cuenta (que), se revisa la totalidad del Corpus Sociolingüístico de la Ciudad de México (CSCM, Martín Butragueño & Lastra 2011, 2012, 2015), con lo que se pretende contar con el mayor número de ejemplos posible y, además, aprovechar la organización de estos materiales de acuerdo con las variables: sexo, edad y nivel de instrucción.
Así pues, para su exposición, el resto del documento se organiza de la siguiente manera, en §2 se describe el marco teórico de la investigación, tanto lo relacionado con la variación pragmática como lo tocante a las propiedades de los marcadores discursivos. En §3, por su parte, se detallan las decisiones metodológicas que se tomaron para llevar a cabo el análisis de los corpus. En §4 se presenta los resultados del análisis cualitativo y cuantivo. Finalmente, en §5 se discuten los resultados y en §6 se exponen las conclusiones del trabajo.
2. Marco teórico
2.1 Una perspectiva variacionista al estudio de los marcadores discursivos
En términos generales, un enfoque variacionista está interesado en el análisis de la variación pragmática entre diferentes variedades de una misma lengua (Barron & Schneider 2009: 426). Como resulta natural, y por su estrecha relación con la dialectología y la sociolingüística, se asume que los factores sociales ejercen su influencia, de manera sistemática, en el uso de la lengua en la interacción. En este sentido, se han planteado cinco factores macrosociales: región geográfica, clase social, etnia, sexo y edad (Schneider & Barron 2008: 16; Barron & Schneider 2009: 426), que -de manera individual o en conjunto- pueden contribuir a determinar, por ejemplo, si una forma es idiosincrásica de una variante del español o, en otros casos, ayudan a descubrir qué clase social y grupo etario favorecen el uso de una forma. Así pues, la pragmática variacionista tiene como finalidad “determining the influence of macro-social factors on language use in interaction” (Barron 2015: 451).
En este contexto, dentro de la agenda de la pragmática variacionista, el estudio de los marcadores discursivos ha recibido poca atención (Foolen 2011; García & Placencia, 2011; Aijmer 2013; Placencia & Fuentes 2019; Gras & Sansiñena 2020; San Martín 2020) y, en el ámbito hispánico, además, la variedad peninsular ha concentrado el interés (San Martín 2020: 97). No obstante, en los últimos años, esta tendencia ha ido cambiando y cada vez es más común encontrar estudios interesados en el análisis de marcadores discursivos en distintas variedades del español y desde una perspectiva variacionista (cf. Jørgensen 2012; Valencia & Vigueras 2015; Fuentes et al. 2016; Placencia & Fuentes 2019; Santana & Borzi 2020; San Martín 2020; Guillén 2021a, 2021b). De esta manera, se ha concluido que la importancia de estos estudios radica en que permiten descubrir que “un mismo marcador puede emplearse de manera diferente en distintas variedades o pueden emplearse otros marcadores para realizar una misma función […] Así, los estudios contrastivos pueden ser muy útiles para identificar lo que es propio de una variedad y lo que es compartido” (Placencia & Fuentes 2019: 8). Además, el análisis de los marcadores discursivos, desde una perspectiva variacionista, permite evaluar la influencia que tiene cada uno de los factores macrosociales sobre su empleo, lo que ayuda a describir su distribución en una variante particular.
Ahora bien, por sus características, se ha señalado que la forma idónea para realizar estudios de variación pragmática es a través de la lingüística de corpus, entendida como un instrumento metodológico de investigación (Parodi 2008; Moreno Fernández 2016; Rojo 2021). En principio, la inclusión de corpus permite acceder a un número amplio de datos y de distintas variedades, lo que posibilita el estudio contrastivo y la búsqueda de diferencias y/o similitudes entre ellas. Luego, gracias a su organización en torno a factores sociales, se facilita, por un lado, el análisis de la influencia de cada variable y, por el otro, el estudio de la influencia de las variables en conjunto.
Por último, debido a que son datos provenientes de contextos naturales o menos controlados (Parodi 2008; Rojo 2021), su aportación es mayor en el caso de la variación pragmática, donde se “requiere análisis basados en muestras reales contextualizadas […] De ahí que la lingüística de corpus se convierta en un marco óptimo para el estudio de aquellos efectos pragmáticos que surgen por motivos intencionales, situacionales y sociológicos” (Albelda & Mihatsch 2017: 11), como sucede en el caso de los marcadores discursivos. En este mismo sentido, en su estudio pionero sobre marcadores pragmáticos2 y variación, Foolen señala:
The minimal methodological requirement in present-day research is that an analysis of a PM [pragmatic marker] in a specific language is based on a substantial set of “real” uses of the marker, whereby not only isolated utterances but also their context is taken into consideration. Better still is the exhaustive analysis of a corpus, in which all occurrences of a PM are accounted for (2011: 221).
De esta manera, como concluye Moreno Fernández (2016: 369), los corpus son útiles en el estudio de cualquier nivel del análisis lingüístico, incluido el pragmático-discursivo. Finalmente, hay que señalar que cualquiera que sea la influencia de los factores macrosociales en el comportamiento de un marcador discursivo, lo mejor es que sea atestiguada plenamente a través del análisis de corpus.
2.2 Los marcadores discursivos conversacionales
En su clasificación de los marcadores discursivos, Martín Zorraquino & Portolés (1999) señalan que los marcadores conversacionales son partículas que desempeñan una función interactiva, centrada en el ámbito interpersonal y dirigida principalmente hacia el oyente. Por sus diversas manifestaciones, se han subdividido en cuatro tipos: de modalidad epistémica, de modalidad deóntica, enfocadores de la alteridad y metadiscursivos, y, en todos los casos, forman parte “[d]el despliegue de una serie de estrategias que señalan el enfoque o la posición que el hablante va adoptando con respecto al interlocutor (amigable, por ejemplo, o distanciada)” (Martín Zorraquino & Portolés 1999: 4144). De tal forma, los marcadores conversacionales están estrechamente relacionados con la cortesía verbal, particularmente los enfocadores de la alteridad.
Los enfocadores de la alteridad se han definido como “un conjunto de unidades que coinciden en que apuntan, en su origen, fundamentalmente, al oyente (oye, mira, etc.) y, en alguna ocasión, a ambos interlocutores (vamos)” (Martín Zorraquino & Portolés 1999: 4171). De esta manera, son mecanismos que señalan la cooperación entre los hablantes y son índices de cortesía verbal. Dentro de este tipo de marcadores, se ha identificado un grupo en particular, uno que incluye formas verbales provenientes del campo de la percepción física o intelectual, que se encuentran fijas en la segunda persona y que han sufrido un proceso de gramaticalización, de manera que están plenamente habilitadas como marcadores del discurso. Estos autores consideran dentro de este grupo a mirar y oír, pero excluyen a otros verbos como fijarse, ver, saber, escuchar, imaginarse, etcétera, principalmente porque: (i) no están completamente gramaticalizados, (ii) permiten alternancias temporales, (iii) pueden ser negados y (iv) pueden usarse con modalidad asertiva y modalidad interrogativa (Martín Zorraquino & Portolés 1999: 4187-4188). No obstante, acotan que siguen siendo partículas discursivas “reguladoras de las actitudes y de las relaciones que mantienen los participantes en la conversación en su condición de interlocutores” (Martín Zorraquino & Portolés 1999: 4188), de modo que también reflejan una estrategia de cortesía verbal. Por tal razón, aquí partimos de la idea de que Haz de cuenta (que) es un marcador discursivo conversacional, como se explica a continuación.
2.3 Sobre las características de Haz de cuenta (que)
Desde una perspectiva estructural, esta construcción es una locución verbal que cuenta con una serie de características bastante bien definidas: (i) contiene una formal verbal fijada en la segunda persona -aunque puede presentar variaciones de número y en la forma de tratamiento-, (ii) se encuentra en modo imperativo, (iii) está relacionada con la percepción intelectual, (iv) presenta una pérdida de significado léxico, por lo que pasa de tener un valor predicativo a tener funciones discursivas y (v) codifica un valor conativo básico orientado hacia el interlocutor. Además, forma un grupo entonativo independiente, salvo en las ocasiones que aparece acompañado de la conjunción que, en cuyo caso se integra con el segmento que introduce.
De tal manera, este marcador es una construcción cuasi-gramaticalizada que puede ser incluida en las formas verbales de segunda persona, provenientes del campo de la percepción intelectual, que describen Martín Zorraquino & Portolés (1999) y que, a pesar de no contar con todas las características de los marcadores discursivos, sí son partículas que codifican alteridad. Además, tal y como señala Hidalgo (1997), algunas ocasiones los imperativos intelectuales3 funcionan como una forma de acercamiento entre los interlocutores, ya que ayudan a que el hablante comparta su propia subjetividad, a veces de manera enfática (date cuenta, fíjate), otras de forma más atenuada (imagínate, haz de cuenta).
Por otro lado, gracias a que está fijo en la segunda persona y por su significado léxico, (s.v.) “suponer o fingir algo” (DEM 2021), Haz de cuenta (que) codifica dos valores básicos: (i) apelar directamente al oyente e (ii) indicar el planteamiento de una situación hipotética, de manera que transporta al interlocutor al plano de lo imaginario o de la suposición. A partir de estos dos valores, su contribución a la cortesía se hace más evidente, ya que las formas hipotéticas y las formas apelativas son mecanismos que permiten codificarla (Hidalgo 1997; Briz 2006; Landone 2009; Briz & Albelda 2013). En particular, al presentar la información como una mera posibilidad, Haz de cuenta (que) le permite al hablante relativizar lo expresado y tomar distancia de su propia enunciación, con lo que “Se debilita o minora la fuerza argumentativa en relación con la verdad o con la certidumbre de lo enunciado, el grado de conocimiento o el compromiso del hablante” (Briz & Albelda 2013: 304). Por otra parte, con su aparición, el marcador también promueve un acercamiento con el interlocutor, ya que el hablante crea “la ilusión de un terreno común que produce un enlace de camaradería y […] es un recurso de acercamiento [social]” ( Landone 2009: 251). De esta manera, quien habla evita imponer su punto de vista y, en su lugar, invita al interlocutor a la consideración de una información o una opinión, con lo que se busca establecer una relación más solidaria. Así pues, Haz de cuenta (que) funciona como un mecanismo de cortesía atenuante,4 que le permite al hablante tomar distancia sobre el contenido de su enunciación y, al mismo tiempo, acercarse socialmente a su interlocutor (Briz & Albelda 2013: 293).
En resumen, aquí partimos de la hipótesis de que, por su carácter conativo y su capacidad para introducir una situación hipotética, Haz de cuenta (que) codifica valores de cortesía atenuante, que contribuyen a establecer un intercambio comunicativo más cooperativo y solidario entre los hablantes. Precisamente, estos dos aspectos son los que se encuentran en la base de las funciones discursivas de este marcador y, además, lo acercan a otras partículas con orígenes similares. En §4.1.1 ahondaremos en esta idea.
3. Metodología
Como se señaló anteriormente, esta investigación tiene tres objetivos principales: (i) determinar si Haz de cuenta (que) es una marca dialectal del español de México, (ii) describir la influencia de los factores macrosociales edad, sexo y nivel de instrucción en su empleo en el español de la Ciudad de México, y (iii) caracterizar sus funciones discursivas. Así pues, para el primer objetivo se consultan dos corpus, PRESEEA (2014) y Ameresco (Albelda & Estellés 2021), con la intención de averiguar en qué variedades del español ocurre este marcador. El primero de ellos incluye 18 entrevistas de cada una de las 23 ciudades5 que están representadas, 15 de América y 8 de España, de modo que está compuesto por un total de 414 entrevistas. Por su parte, el segundo corpus se constituye de un total de 75 conversaciones de 15 ciudades distintas,6 13 de América y 2 de España. En este caso, las muestras de cada ciudad no cuentan con el mismo número de conversaciones; por ejemplo, para Barranquilla existen dos, mientras que para Iquique hay 11. En suma, por la diversidad geográfica que representan, se considera que estos dos materiales pueden ayudar a advertir el comportamiento de este marcador y, en consecuencia, tener un panorama general sobre su aparición en distintas variedades del español.
Ahora, en segundo lugar, para la descripción de las funciones discursivas de Haz de cuenta (que) y el análisis de la influencia de los factores macrosociales en su uso, se revisa la totalidad del Corpus Sociolingüístico de la Ciudad de México (CSCM, Martín Butragueño & Lastra 2011, 2012, 2015). Este corpus está compuesto por 108 entrevistas, divididas en tres niveles de instrucción: alto (por lo menos 16 años de escolaridad), medio (hasta 12 años de escolaridad) y bajo (hasta 6 años de escolaridad). Asimismo, estos grupos están subdivididos en tres cortes generacionales: jóvenes (20-34 años), adultos (35-54 años) y mayores (55 en adelante). Por último, los informantes están agrupados, en partes iguales, en hombres y mujeres. Cabe recordar que se decidió analizar la totalidad de este corpus con la intención de, por un lado, obtener la mayor cantidad de ejemplos posible y, por el otro, aprovechar su organización en torno a las variables sociales, lo que nos permitiría evaluar su influencia en el uso de este marcador.
Con respecto al procedimiento de búsqueda y organización, se revisaron estos tres corpus y se rastrearon las formas <haz de cuenta>, <haga de cuenta> y <hagan de cuenta>, tomando en consideración que las concordancias arrojadas incluirían estas formas en solitario y, además, aquellas acompañadas por la conjunción que. A partir de esta primera pesquisa, se encontró que también aparecía la forma <hazte de cuenta>, de manera que se agregó a la búsqueda. Una vez que se identificaron todas las ocurrencias, nos aseguramos de que sus usos correspondieran a funciones discursivas, atendiendo a las características que se describieron en §2.3. Así pues, en el caso de los corpus PRESEEA y Ameresco, la atención se centró en el criterio geográfico, de manera que todas las ocurrencias se agruparon en torno a las ciudades en donde aparecía el marcador. Por su parte, en el caso del CSCM, la atención se enfocó en los factores macrosociales edad, sexo y nivel de instrucción, de tal forma que el análisis gira en torno a su influencia en el empleo de este marcador. Finalmente, todos los ejemplos que se presentan pertenecen al CSCM y, para su inclusión en el texto, se decidió respetar el etiquetado original de los materiales.7 Al final de cada ejemplo, se especifica el número de entrevista al que pertenece.
4. Resultados
4.1 Análisis cualitativo: las funciones de Haz de cuenta (que) como marcador discursivo
4.1.1 Ejemplificación
Por sus valores básicos, uno conativo y otro modal, Haz de cuenta (que) tiene funciones cercanas a las de otros marcadores discursivos con orígenes similares, nos referimos a casos como pongamos (que) (Fuentes 2009), ponte tú (Poblete 2008) o ponele (García Negroni & Libenson 2008). En términos generales, se ha señalado que este tipo de marcadores tiene una función principal, la ejemplificación, y puede manifestarse de dos formas: (i) “Presenta el miembro del discurso como un ejemplo, esto es, como una situación concreta que ilustra lo dicho anteriormente o una parte de lo que se está diciendo” (Poblete 2008, énfasis agregado), o (ii) “precede e introduce una situación hipotética que va a usarse como ejemplo” (Fuentes 2009: 251, énfasis agregado).
En el primer caso, Haz de cuenta (que) introduce un ejemplo que permite concretar o especificar un referente o una situación general de la que se está hablando y, a partir de esta concreción, se inicia o continúa la argumentación del hablante. Bajo estas circunstancias, quien habla elige uno de varios ejemplos posibles “como representante tipo, ilustración de valor general de todo el grupo del que se predica algo” (Fuentes 2009: 259). Son casos como los de (1) a (3):
(1) [hablando sobre procesos de construcción]
664 E: órale/ no pues <~pus> sí está canijo/ ¿no?
665 I: mh/ pues no canijo/ pero pues <~pus> con que pidas bien/ lo que pasa es que tú contratas haz de cuenta a Cemex/ ¿no?// o cualquier compañía que se dedique a hacer concreto/ entonces <~entós> tú <les das> la especificación de cada concreto/ el tipo/ pa-/ depende para donde lo quieras/ le ponen un como catalizador para que s-/ seque más rápido// o depende (entrevista 1).
(2) 565 I: entonces <~entóns> yo no pude recuperarme/ para nada de lo que/ entonces <~tons> yo lo que necesito ahorita <~orita>// y sí puede que sea psicológicamente que/ que mi cuerpo me está pidiendo algo// o sea irme/ haz de cuenta a Cuernavaca (entrevista 38).
(3) [hablando sobre clases de baile]
1541 P: y ahorita no nos sirve/ o sea (risa)/ aunque haya estudiado mucho/ porque/ o sea/ haz de cuenta que te quiere hacer un pas de bourré <~pa de buré>/ cuando es de/ tap [o sea es como si] (entrevista 54).
En (1), los hablantes han estado conversando sobre las pruebas de resistencia que se le realiza al concreto y E señala que es un proceso muy complicado, pero I responde que no lo es y argumenta que todo es cuestión de que “se pida bien”, especificando a la compañía el tipo de concreto que se necesita y, a través del marcador, pone como ejemplo a una empresa en particular, “Cemex”. Por su parte, en (2), I señala que su cuerpo le está pidiendo “algo”, más adelante sugiere que ese algo es irse de vacaciones a algún lado y pone como ejemplo concreto la ciudad de Cuernavaca, que es introducido por el marcador. Finalmente, en (3), P comenta que de poco le sirve a una amiga “haber estudiado mucho” y justifica su opinión ejemplificando uno de los errores que comete, confundir el “pas de bourré” con “un paso de tap”. Así pues, en estos casos, el hablante especifica un elemento de varios posibles, en (1) Cemex, pero pudo ser “cualquier otra compañía”, en (2) fue Cuernavaca, pero pudo ser Acapulco o Cancún, mientras que en (3) fue equivocarse en la elección de pasos, pero pudo ser el desconocimiento de alguno de ellos. De esta forma, el marcador permite introducir un ejemplo que particulariza la situación o el referente del que se está hablando. En casos como estos, el marcador tiene un valor muy cercano al de por ejemplo.
Por otro lado, la segunda forma en que se presenta la ejemplificación es cuando se introduce un marco hipotético a partir del que se argumenta o comenta algo. De este modo, Haz de cuenta (que) tiene un valor cercano al de pongamos (que), cuando “precede e introduce una situación hipotética que va a usarse como ejemplo” (Fuentes 2009: 251). Así, a diferencia de los ejemplos de (1) a (3), aquí el marcador no presenta una concreción sino, más bien, introduce una suposición que, por su carácter de ejemplo, sirve como punto de partida para el desarrollo de la argumentación (Fuentes 2009: 251). Son casos como los de (4) a (6):
(4) [hablando de la posibilidad de que el esposo de I fuera infiel]
641 E: ¿qué harías en ese caso?
642 I: ¿qué haría?/ bueno es que realmente/ (risa) no sabría qué hacer digo ¡igual y lo dejo! o no sé/ ¡bueno!/ ¡haz que haz de cuenta! que anduviera con otras pero <te> no te dieras cuenta ¿no?/ igual y [sí] (entrevista 84).
(5) [hablando sobre los riesgos a la salud por hacerse tatuajes]
130 I: [supongamos]/ supongamos que haz de cuenta/ que alguien utiliza las mismas agujas// ¿no?/ solamente se podría contagiar alguien/ de sida// si yo la tatuara/// y en el mismo momento/ estuviera tatuando a otra persona con las mismas agujas// ¿no? (entrevista 39).
(6) [hablando sobre la costumbre de ahorrar de I]
84 I: [mejor] me iba/ lo que sacaba en la semana lo/ haz de cuenta que ganaba/ por decir tres mil pesos/ agarra-/ agarraba dos mil y invertía mil pesos (entrevista 74).
En (4), I emplea el marcador para introducir una situación hipotética, que su esposo anduviera con otras mujeres, y a partir de ello señala que probablemente sí lo dejaría. En este ejemplo, la situación hipotética se plantea desde la pregunta de E, con el empleo del condi cional. Por su parte, en (5), I menciona lo poco probable que es contagiar una enfermedad por medio de las agujas que se emplean en los tatuajes y, para desarrollar su argumentación, introduce un marco hipotético que se inicia con “que alguien utilice las mismas agujas”, con lo que ejemplifica lo difícil que sería un contagio. Este carácter hipotético se ve reforzado con el empleo de “supongamos”. Por último, en el caso de (6), I está comentando que siempre ha preferido ahorrar que gastar su dinero y, a través del marcador, plantea un ejemplo hipotético para explicar cómo lo hacía, “ganaba tres mil pesos, agarraba dos mil y invertía mil pesos”. En este caso, “por decir” también abona a la naturaleza hipotética de lo ejemplificado por el hablante.
En ejemplos como estos, Fuentes (2009: 251) señala que el marcador une lo enunciativo con lo modal y lo argumentativo, esto es, el ejemplo (lo enunciativo) de carácter hipotético (lo modal) se emplea para respaldar la argumentación del hablante. De esta manera, la contribución del marcador es doble; por un lado, facilita la argumentación del hablante y, por el otro, regula el tipo de relación que se establece con el interlocutor, una de cercanía.
4.1.2 Reformulación
Existen otros casos en los que la ejemplificación está muy cercana a la reformulación, es decir, “El hablante considera que lo ya dicho no transmite satisfactoriamente su intención comunicativa y utiliza un reformulador […] para presentar el miembro del discurso que lo sigue como una mejor expresión de lo que pretendió decir con el miembro precedente” (Martín Zorraquino & Portolés 1999: 4121). En específico, corresponden a usos de reformulación explicativa (Martín Zorraquino & Portolés 1999), donde la unidad que introduce el marcador es una paráfrasis que sirve para explicar lo dicho en la unidad previa. Son ejemplos como los de (7) a (9):
(7) 175 I: [pues <~pus> es su/ es su]/ ahora <~ora> sí que es su bronca de ellos (risa)/ ¿no?/ a mí no me preocupaban// ciertamente los demás/ ¿no?/ yo/ inclusi-/ bueno/ inclusive yo les decía/ “no/ dejen de ver novelas/ vayan/ vamos a la escuela”/ se burlaban de mí ¿no?/ pero pues <~pus> tampoco no me/ no me afectaba a mí/ haz de cuenta que/ me hacía lo que el viento a Juárez [(risa)] (entrevista 51).
(8) 98 I: así de// y empecé a ver dije/ “no/ pues <~pus> ya mi mamá no me va a regañar/ mi mamá ya no eso/ mi mamá ya no lo otro”/ y este/ se me hizo fácil/ para fines del mes de enero mana me fui con él/ así de rápido/ haz de cuenta que en un mes lo conocí/ empezamos a salir/ y yo agarré y me fui con él (entrevista 57).
(9) [hablando sobre una pieza de joyería]
2969 I: así gruesota
2970 E: mh
2971 I: haz de cuenta tipo esclava (entrevista 100).
En (7), I describe la manera en que trataba de orientar a sus amigos y los instaba a asistir a la escuela; sin embargo, sus compañeros no solo no le hacían caso sino que, además, se burlaban de él. I señala que las mofas no le afectaban y en la unidad que introduce el marcador emplea una frase situacional (Anscombre 2018) para parafrasear lo dicho previamente: “me hacía lo que el viento a Juárez”, una forma coloquial para indicar lo insignificante que resultaban las burlas. Por su parte, en (8), I está contando que fue muy poco tiempo el que esperó para irse con su novio y apunta que fue “así de rápido”; luego, en la unidad que introduce el marcador, ahonda en la explicación, “en un mes lo conocí, empezamos a salir y yo agarré y me fui con él”. Finalmente, en (9), I está describiendo una pieza de joyería y señala que es “gruesota” y, en la unidad que introduce el marcador, explica que es “tipo esclava”.
Así pues, en estos contextos, la unidad que introduce el marcador actúa como una paráfrasis que ayuda a explicar lo dicho previamente, de modo que su empleo está asociado con movimientos de corrección del hablante, donde se vuelve a la idea anterior para expresarla de forma más comprensible. En algunas ocasiones, como en (7) y (9), esta explicación se presenta a través de la ejemplificación. Por último, con esta función, el valor de Haz de cuenta (que) está muy cercano al de otros reformuladores, como o sea.
Finalmente, hay que destacar que fue común que este marcador ocurriera en adyacencia con o sea -fueron 29 ocasiones en total-. En estos contextos, Haz de cuenta (que) contribuye a la explicación introducida por o sea, ya fuera reforzando su carácter explicativo (10 y 12) o por medio de una ejemplificación (11):
(10) [hablando de un punzón]
542 I: ¿no sé si los conoces?/ o sea <~sea>/ haz de cuenta que [son]
543 E: [son como]
544 I: es metal (entrevista 3).
(11) 613 I: no/ eso es comercial// no/ mira/// o sea/ arte es captar la esencia de la persona/ o sea/ haz de cuenta que si tú quieres una mirada profunda/ que yo la pueda imprimir/ o sea eso sí (entrevista 38).
(12) 46 I: iba yo a estudiar este <~este:>/ administración de empresas// pero al final de cuentas no/ o sea no/ o sea haz de cuenta que yo no/ yo no sabía ni qué estaba haciendo/ o sea yo no tenía noción de nada (entrevista 57).
4.1.3 Representación (enactment)
Una de las características de la conversación y de la entrevista semi-dirigida es que son contextos propicios para la aparición de fragmentos narrativos (Briz & Albelda 2013; Borreguero 2017), esto es, “Las historias sobre los propios hablantes o terceros, presentes o ausentes, las acciones o sucesos ocurridos. Se trata de una sucesión mínima de acontecimientos orientados hacia un final y su complicación; presenta, así pues, carácter temporal y suele tener una evaluación” (Briz & Albelda 2013: 310). En este sentido, se ha señalado que, durante las narraciones, los hablantes recurren a diferentes estrategias para, entre otras cosas, conseguir atraer o mantener la atención del interlocutor, para generar empatía y hacer más emocionante el relato; de esta manera, el hablante (re)presenta, desde su perspectiva, los sentimientos, pensamientos y hechos que desea destacar. A este tipo de estrategias se le ha llamado representación o enactment, que “enables speakers to ‘show’ their interactants what happened, rather than just ‘tell’ it” (Hodge & Cormier 2019: 188), y puede incluir el empleo de gestos, entonación, habla reportada, repeticiones, algunos marcadores discursivos, entre otros elementos más (Peng et al. 2021: 32). De tal forma, a través de la representación, el hablante intenta implicar a su interlocutor en la narración e imprimir a su relato una mayor emoción y verosimilitud. En este escenario, hay casos en los que Haz de cuenta (que) contribuye con este fin y sirve para situar y envolver al oyente en una escena particular, como en los siguientes ejemplos:
(13) [hablando de una mala experiencia en la sala de cine]
790 I: [no/ no siempre]/ yo fui apenas hace/ no unos días/ y haz de cuenta que estaba yo sentado/ [y una]
791 E: [¿qué película] fuiste a ver?
792 I: Santitos <~santits>/ y y una chava así/ (golpe)/ de repente sonaba un guamazo pero así yo// desde ese momento empieza a venir de desconcentración de la película/ entonces <~ntonces> de repente se reía “ja ja ja”/ otra vez pegaba y pegaba/ (golpe) (entrevista 38).
(14) [hablando sobre un asalto]
394 I: y el compañero aun así caído/ o sea así/ haz de cuenta/ pues <~pus> ya tirado/ y o sea/ desangrándose/ sacó/ alcanzó a sacar su arma/ y lo agarró/ y así pum pum le pegó/ o sea/ tiró esos seis tiros/ y le pegó tres/ ¡así como estaba de herido! (entrevista 41).
(15) [hablando sobre la fila para solicitar una beca]
397 I: para esto era un patio/ haz de cuenta este cuadro donde estamos/ y yo estaba formada aquí/ donde estoy sentada/ pero ahí enfrente/ estaba una puerta/ y había otra colita/ pero más chiquita (palmada)// y de repente queda una sola chica/ ahí (entrevista 55).
En (13), I está narrando la última vez que fue al cine y apunta que fue una mala experiencia porque había “una chava” que no le permitía concentrarse. En este caso, el marcador aparece al inicio de la narración, para situar al interlocutor, y viene acompañado de otros elementos que ayudan a intensificarla: los golpes, la reproducción de la risa de la chica y la repetición de “pegaba y pegaba”. En cuanto a (14), I está narrando la ocasión en que uno de sus compañeros policías, a pesar de estar herido, ayudó a detener a unos asaltantes. Comienza indicando que el compañero estaba “caído”, luego emplea el marcador para explicar y enfatizar que el policía estaba “tirado” y “desangrándose” y, aun en esas circunstancias, “le pegó tres” tiros al asaltante. Al final, I vuelve a enfatizar que su compañero hizo esa proeza “¡así como estaba de herido!”. Por último, en (15), I está narrando la ocasión en que tuvo que formarse para solicitar una beca y, para darle mayor vivacidad a su relato, comienza a describir cómo era ese lugar. Con el uso de haz de cuenta, I le detalla a su interlocutor la situación completa, lo traslada a ese sitio comparando el lugar en el que están con el que está describiendo.
En casos como estos, Haz de cuenta (que) es parte de una estrategia de intensificación de la narración, donde “el hablante reafirma los hechos narrados, da mayor certeza y emoción a la historia, lo cual provoca a su vez mayor interés y, asimismo, mayor atención del interlocutor” (Briz 2017: 44). Así, con esta función, el marcador también contribuye al acercamiento social de los interlocutores, pues lo que busca el hablante es generar empatía y solidaridad con su interlocutor, de manera que es un elemento que codifica cortesía. Finalmente, “la intensificación se pone al servicio del hablante para provocar más emoción y mayor interés de lo expresado por este y, por ende, una mayor aceptación de lo narrado o expuesto, además de una mayor aceptación social” (Briz 2017: 44).
4.1.4 Continuativo
Hay otras ocasiones en las que el marcador tiene funciones de continuativo o expletivo, esto es, le permite al hablante solventar los problemas propios de la construcción del turno conversacional, por lo que tiene un papel retardatario y puede considerarse como parte de una estrategia que permite “ganar tiempo para pensar y ‘planificar’ lo que se va a decir a continuación; pausas para pensar, elementos que rellenan espacios vacíos cuando el hablante inicia su discurso, cuando no encuentra el modo de continuar” (Briz 1993: 45). De tal forma, por su función, es habitual que se presente en contextos donde hay alargamientos vocálicos o consonánticos, falsos inicios, palabras cortadas, pausas y/o repeticiones:
(16) [hablando sobre los problemas en un tianguis]
315 I: porque no todo es amor y dulzura/ hay gente que a la que no le agradas/ hay gente que/ cuestiones de ese tipo/ que/ te digo que haz de cuenta que estás en/// en una/// en una pequeña gran familia// donde pasa de todo (entrevista 53).
(17) [hablando sobre la ciudad de Tampico]
853 I: [porque] en Tampico pues <~pus> es/ pues <~pus> es un <~un:>/ pues <~pus> haz <~ha> de cuenta que es una ciudad <~ciudá>/ no es así una ciudad <~ciudá>/ yo no la conozco (entrevista 94).
(18) [hablando sobre las envidias entre el cuerpo de policía]
576 I: o sea hay gente que/ compañeros que pues <~pus> sabes/ o sea/ haz de cuenta/ pues <~pus> si ya somos policías/ ¿no?/ todos somos policías/ ¿no?/ todos somos policías/ al final de cuentas todos vamos a cuidar el/ el pellejo/ ¿no? (entrevista 23).
En (16), I está tratando de ejemplificar la situación que se vive en el tianguis; sin embargo, parece que ni él mismo tiene muy clara la forma en que lo va a hacer, lo que se ve reflejado en las pausas largas8 que aparecen después del marcador y las repeticiones de “en una”. Por su parte, en (17), I está tratando de explicar cómo es la ciudad de Tampico, pero es incapaz de lograrlo como lo atestiguan las constantes repeticiones de “pues”, las pausas y el propio marcador que es utilizado para ganar tiempo. Hacia el final del ejemplo, entendemos el porqué de estas dificultades, I no conoce la ciudad. Finalmente, en (18), I está señalando la falta de solidaridad que hay entre compañeros e intenta explicar por qué está mal; sin embargo, antes de conseguirlo, tiene varios problemas para la formulación de su turno, lo que se manifiesta en las reiteraciones de “pues” y las tres repeticiones de “somos policías”.
En resumen, se han esbozado cuatro funciones particulares de Haz de cuenta (que): (i) ejemplificación, (ii) reformulación, (iii) representación y (iv) continuativo. En el primer caso, el marcador puede introducir ejemplos concretos o hipotéticos que contribuyen a la argumentación del hablante. En el segundo, permite introducir una paráfrasis para explicar lo que se ha dicho en la(s) unidade(s) previa(s). En el tercero, ayuda a (re)presentar la narración del hablante, quien reporta y destaca ciertos eventos a partir de su propia subjetividad, con lo que intenta generar y mantener el interés del oyente. Por último, con su función de continuativo, el marcador le permite al hablante ganar tiempo, mientras halla la forma de seguir con su intervención. Así pues, una vez descritas las funciones discursivas, a continuación se presenta el análisis cuantitativo de la ocurrencia de Haz de cuenta (que) en distintas variedades del español, así como el de la influencia de los factores macrosociales en el uso de este marcador en el español de la Ciudad de México.
4.2 Análisis cuantitativo
4.2.1 Haz de cuenta (que) como marca dialectal del español de México
Antes de iniciar, se debe aclarar que este análisis es un estudio de estadística descriptiva (Moreno Fernández 1994: 100) que únicamente permite detallar la influencia que tienen los factores macrosociales en el empleo de este marcador. Así pues, en principio, se revisaron los corpus preseea y Ameresco para determinar si Haz de cuenta (que) es un marcador discursivo propio de la variedad del español de México. En el primer caso, se revisaron 414 entrevistas, pertenecientes a 23 variedades distintas del español, y se encontró que el marcador ocurrió en 271 ocasiones, con las formas Haz de cuenta (que) (N=225), haga de cuenta (que) (N=44) y hazte de cuenta (N=2). La primera forma solo apareció en el español de México, distribuida de la siguiente manera: Ciudad de México 11, Guadalajara 5, Mexicali 15, Monterrey 160 y Puebla 34. La segunda forma ocurrió en las siguientes ciudades: Cali 3, Ciudad de México 3, Medellín 1, Mexicali 6, Pereira 1, Monterrey 19 y Puebla 11. Finalmente, hazte de cuenta solo apareció 2 veces en Puebla. Por otra parte, en cuanto al corpus Ameresco, se revisaron 75 conversaciones de 13 ciudades, y se encontró que este marcador tiene una frecuencia bastante baja, pues solo ocurrió en 6 ocasiones en la ciudad de Monterrey, todas ellas con la forma Haz de cuenta (que). Estos resultados se concentran en la Tabla 1.
Corpus | ||
preseea | Ameresco | |
Haz de cuenta (que) | Ciudad de México:
4.9% (N=11) Guadalajara: 2.2% (N=5) Mexicali: 6.7% (N=15) Monterrey: 71.1% (N=160) Puebla: 15.1% (N=34) |
Monterrey: 100% (N=6) |
haga de cuenta (que) | Cali: 6.8%
(N=3) Ciudad de México: 6.8% (N=3) Medellín: 2.3% (N=1) Mexicali: 13.6% (N=6) Monterrey: 43.2% (N=19) Pereira: 2.3% (N=1) Puebla: 25% (N=11) |
|
hazte de cuenta | Puebla: 100% (N=2) |
A partir de estos resultados, hay dos aspectos que destacar. En primer lugar, resulta bastante claro que este marcador discursivo tiene un comportamiento particular en el español de México, ya que si consideramos el total de ocurrencias en ambos corpus (N=277), el 98.2% (N=272) de los casos corresponde al español de esta variedad, mientras que tan solo el 1.8% (N=5) restante pertenece al español de Colombia. En segundo lugar, al revisar con detalle los resultados del español de México, se puede observar que este marcador tiene una frecuencia bastante acentuada en la ciudad de Monterrey (68%; N=185), seguida muy detrás por Puebla (17.3%; N=47), Mexicali (7.7%; N=21), Ciudad de México (5.1%; N=14) y Guadalajara (1.9%; N=5). Esta tendencia se ratifica si consideramos que Monterrey es la única ciudad que consigna su presencia en el corpus Ameresco. En el Gráfico 1, se esquematiza estos resultados.
Así pues, a partir de estos resultados, se puede concluir que efectivamente Haz de cuenta (que) es un marcador discursivo propio del español de México y que, además, tiene un comportamiento particular en la ciudad de Monterrey, donde su empleo generalizado concentra casi el 70% de las ocurrencias totales. En lo que sigue, se presenta la distribución de este marcador en el español de la Ciudad de México, tomando en cuenta los factores sexo, edad y nivel de instrucción.
4.2.2 Haz de cuenta (que) en el español de la Ciudad de México
Una vez que se determinó que este marcador es característico del español de México, se decidió llevar a cabo una descripción más detallada de una variedad (sub)regional particular, el español de la Ciudad de México. Para este fin, se recurrió al estudio del CSCM y se puso especial atención en los factores macrosociales sexo, edad y nivel de instrucción para determinar su grado de influencia en el uso de este marcador.
Los resultados señalan que esta partícula tiene una frecuencia considerable, pues ocurrió en 257 ocasiones, distribuidas a lo largo de 53 de las 108 entrevistas. En cuanto a los factores macrosociales, se halló que tienen diferentes grados de influencia en el uso de Haz de cuenta (que). En principio, el sexo no parece estar ejerciendo una influencia particular debido a que la diferencia entre mujeres y hombres es mínima; en específico, las primeras concentran un 51.75% (N=133) de los usos, mientras que los últimos, el 48.25% (N=124) restante. En contraste, en los factores macrosociales nivel de instrucción y grupo etario se atestiguaron frecuencias más asimétricas. En el primer caso, el nivel medio concentra la mayor parte de las apariciones con el 54.5% (N=140), mientras que los niveles alto y bajo están bastante más equilibrados con 23% (N=59) y 22.5% (N=58), respectivamente. En el caso de la estratificación por edad, los jóvenes son quienes tienen el mayor índice de frecuencia con el 55.7% (N=143), seguidos por los adultos con el 34.6% (N=89) y los mayores con el 9.7% (N=25). En la Tabla 2 se concentran estos resultados.
Sexo | Nivel de instrucción | Edad | |||||
H | M | Alto | Medio | Bajo | Jóvenes | Adultos | Mayores |
48.25%
(N=124) |
51.75% (N=133) |
23% (N=59) |
54.5%
(N=140) |
22.5%
(N=58) |
55.7% (N=143) |
34.6% (N=89) |
9.7% (N=25) |
Así pues, es claro que tanto el nivel medio como los jóvenes favorecen el empleo de Haz de cuenta (que), mientras que los mayores y los niveles de instrucción alto y bajo presentan el patrón contrario. En este sentido, es interesante advertir la tendencia que se presenta en el factor edad, esto es, la frecuencia de uso del marcador disminuye conforme el rango de edad aumenta, lo que estaría apuntando a que su empleo, más o menos generalizado, es relativamente reciente.
Por otro lado, debido a las tendencias tan marcadas de los factores edad y nivel de instrucción, cuando se consideran en conjunto, se comprueba el papel preponderante que desempeñan, pues los jóvenes de nivel medio son los que concentran el mayor número de casos, un 31.1% (N=80), mientras que su uso en los otros rangos de edad y niveles de instrucción son más bajos o incluso periféricos como en los mayores (ver Gráfico 2).
Ahora bien, cuando se considera el sexo en conjunto con las otras dos variables, encontramos que los hombres jóvenes (34.2%; N=88) y las mujeres adultas (24.5%; N=63) privilegian su uso, mientras que el patrón contrario se encuentra en hombres y mujeres mayores (3.9%; N=10 y 5.8%; N=15, respectivamente). Por último, es interesante notar que las mujeres jóvenes de nivel bajo presentan, junto con las mujeres mayores de este mismo nivel, el menor índice de frecuencia. En la Tabla 3 se concentra esta información.
5. Discusión
Comenzaremos comentando los resultados del análisis de los corpus PRESEEA y Ameresco. El primer resultado a destacar es que Haz de cuenta (que) efectivamente se muestra como un marcador discursivo propio de la variante del español de México, ya que concentra más del 98% del total de apariciones en ambos corpus, mientras que el resto ocurre en el español de Colombia (Cali, Medellín y Pereira). Esta conclusión se ve reforzada si consideramos que el marcador está presente, en mayor o menor medida, en todas las variedades (sub)regionales del español de México que se incluyen en PRESEEA: Ciudad de México, Guadalajara, Mexicali, Monterrey y Puebla, mientras que en Ameresco solo ocurre en Monterrey. En este sentido, hay que señalar que en esta ciudad el marcador tiene un comportamiento particular, pues agrupa el 68% de los casos totales. Ahora bien, hay que acotar que, a pesar de la diversidad que está representada en ambos corpus, es posible que Haz de cuenta (que) ocurra en otras variedades cuyas muestras aún no están disponibles en línea, de manera que este resultado podría variar en función de esta condición.
Por otra parte, en cuanto a la descripción de los factores macrosociales en la variedad (sub)regional del español de la Ciudad de México, se encontró que los jóvenes y el nivel de instrucción medio promueven su uso, mientras que mujeres y hombres lo emplean casi por igual. En el primer caso, destaca que el empleo del marcador disminuye, de manera acentuada, conforme avanza la edad, lo que podría ser un indicio de que es una forma innovadora con una aparición relativamente reciente. Por otro lado, el nivel medio también presenta una tendencia muy marcada por favorecer su empleo, con casi el 55% de los casos, en tanto que el resto se distribuye prácticamente de manera equitativa en los niveles alto y bajo. De esta forma, gracias a que las tendencias de ambos factores se encuentran bastante bien establecidas, se puede advertir que el marcador está experimentando una difusión en esta variante, principalmente por el papel innovador que se le atribuye a los jóvenes y por la influencia que supone el nivel medio en la Ciudad de México (Martín Butragueño 2006). Por último, si tenemos en cuenta que mujeres y hombres lo emplean casi con la misma frecuencia, Haz de cuenta (que) está siendo favorecido por ambos sexos, lo que también estaría contribuyendo con su difusión. En este sentido, convendría contrastar estos resultados con los de otros corpus más antiguos para saber si el marcador es o no de uso reciente y cuál es la influencia de los factores macrosociales.
Con respecto a sus funciones discursivas, señalamos que, gracias a sus valores básicos, uno conativo y otro hipotético, codifica cortesía atenuante, de manera que esto lo acerca a otros marcadores que tienen orígenes similares (pongamos (que), ponte tú y ponele). De manera particular, se describieron cuatro funciones: (i) ejemplificación, (ii) reformulación, (iii) representación y (iv) continuativo. En la primera de ellas, a través del marcador, el hablante introduce un ejemplo concreto o plantea una situación hipotética que se utilizará como tal, con lo que busca desarrollar su argumentación. En estos casos, además, Haz de cuenta (que) contribuye a atenuar “el compromiso del locutor respecto a lo dicho. Al mismo tiempo abre un marco de complicidad con el interlocutor, a quien se propone aceptar lo que se dice, aunque se trate de una suposición o hipotésis” (García Negroni & Libenson 2008). De esta manera, al compartir su subjetividad, el hablante evita imponer su opinión, se aleja de su propia enunciación para acercarse socialmente a su interlocutor, intentando así lograr la aceptación de su opinión o de su argumento. Precisamente, esta función es la que ha sido descrita en los marcadores con orígenes similares antes señalados.
En el caso de la reformulación, el marcador introduce una explicación que, a juicio del hablante, expresa mejor lo dicho en la(s) unidad(es) previa(s); así, por medio de la paráfrasis, el hablante trata de reforzar su argumentación o ser más certero desde una perspectiva informativa. Por esta razón, en varios casos, la explicación se presenta a través de ejemplos concretos (como en 7 y 9). Como se podrá advertir, tanto en la ejemplificación como en la reformulación, Haz de cuenta (que) está al servicio de la argumentación del hablante, ya sea introduciendo un ejemplo que servirá como argumento o por medio de la paráfrasis explicativa que permite mejorar la argumentación.
En cuanto a la representación (enactment), es un mecanismo de intensificación de la narración que contribuye a atraer y mantener la atención del interlocutor. Esto es, el hablante (re)presenta, desde su propia subjetividad, aquellos aspectos de la narración que desea destacar, traslada al oyente a una situación particular con lo que busca provocar mayor interés y verosimilitud. De esta forma, el oyente se convierte en un testigo más de lo que está narrando el hablante. Como es natural, en estos casos el marcador ocurre en fragmentos narrativos. Finalmente, como continuativo, el marcador le permite al hablante ganar tiempo mientras encuentra la forma de seguir adelante con su turno, por lo que su función se desarrolla en el plano de la formulación.
Se debe reiterar que, en las tres primeras funciones, el marcador codifica cortesía atenuante, ya que le permite al hablante apelar al interlocutor para implicarlo solidariamente (Hidalgo 1997: 173) y conseguir que comparta su valoración (Poblete 2008; Fuentes 2009: 251), con lo que logra establecer una relación de complicidad con él (Landone 2009: 252). Así, el hablante dispone de esta estrategia retórica para gestionar, de la mejor forma posible, la interacción, tanto en el plano argumentativo como en el narrativo. En el primero de ellos, se evita la imposición del hablante y, en cambio, se invita a la consideración de una información o una opinión, mientras que, en el segundo, se involucra al oyente para generar interés, ganar su atención y lograr una mayor aceptación. En resumen, a través del marcador, el hablante comparte su propia subjetividad y acerca al oyente a su ámbito, con la intención de que se acepte, sin imponer, sus argumentos o interesar al oyente en la narración.
Por último, a partir del estudio contrastivo y desde una perspectiva de pragmática variacionista, se pudo constatar el comportamiento particular de Haz de cuenta (que) en distintas variedades del español. En específico, siguiendo a Placencia & Fuentes (2019), se describe que una misma función pragmática, en este caso la ejemplificación, puede manifestarse por medio de distintos marcadores discursivos en diferentes variedades del español: pongamos (que) en español peninsular, ponte tú en español de Chile,9ponele en español de Argentina y Haz de cuenta (que) en el español de México.
6. Conclusiones
El interés de esta investigación estaba centrado en el análisis de la variación pragmática de Haz de cuenta (que). Así, de acuerdo con el criterio geográfico, se concluyó que es una marca dialectal del español de México, que tiene un comportamiento particular en la ciudad de Monterrey. En cuanto al análisis de la variante (sub)regional del español de la Ciudad de México, los jóvenes y el nivel de instrucción medio favorecen su empleo y, por la influencia que tienen estas variables, estarían contribuyendo de manera importante a la difusión de este marcador en dicha variedad. Asimismo, que tanto mujeres como hombres lo estén empleando, casi a la par, también abona a la explicación de su difusión.
En cuanto a sus funciones discursivas, se señalaron cuatro: (i) ejemplificación, (ii) reformulación, (iii) representación y (iv) continuativo. Las dos primeras están estrechamente relacionadas con la argumentación, la tercera con la narración y la última con la formulación del turno conversacional. En los dos primeros casos, además, se encuentra codificada una estrategia de cortesía atenuante con la que se intenta establecer una relación de solidaridad y cooperación con el interlocutor. Mientras que en el tercero, el marcador contribuye a intensificar la narración, para hacerla más emocionante, con lo que se busca ganar la atención del interlocutor y generar un acercamiento social entre los interlocutores, de manera que también codifica cortesía.
Con todo, hay que señalar que esta es una primera descripción de las funciones de Haz de cuenta (que), de manera que serán necesarias más investigaciones que ahonden en el análisis de sus características. En este mismo sentido, sería interesante realizar un estudio más detallado en la ciudad de Monterrey, donde el marcador tiene una presencia mucho más marcada.
Finalmente, no queda más que reiterar la importancia de los estudios contrastivos, bajo el marco teórico de la variación pragmática y con los corpus como herramienta metodológica de análisis, ya que son determinantes para concluir lo que es propio de cada variedad y lo que es compartido (Placencia & Fuentes 2019).