Introducción
La formación inicial representa un factor clave para todo aquel que se embarca en la labor docente. El éxito de los primeros pasos formativos en la docencia coadyuvará en un futuro a la transformación educativa. Según López y Lagos (2021), los cambios y reformas realizados en torno a la formación inicial del docente buscan formar un tipo de profesor que sea capaz de integrar los saberes con las experiencias, esto es, de fortalecer la conexión entre la teoría y el entorno y la vida cotidiana de las personas, así como favorecer la construcción de dimensiones epistemológicas, políticas y axiológicas.
De acuerdo con Nieva y Martínez (2016), la formación inicial del docente debe estimular el desarrollo de capacidades que le permitan al profesorado asumir los retos que emergen del proceso social, de la cultura y su dinámica para la transformación social. Es un cambio en los procesos de formación que garanticen los saberes pragmáticos, instrumentalistas y tecnológicos, al tiempo que incluyan el desarrollo humano del docente como un proceso de significación personal y social.
Sin duda es necesario garantizar el desarrollo integral de los estudiantes en formación docente, por lo que es pertinente atender la dimensión valoral-actitudinal que enmarca al sentido de vida. Al respecto, este es un constructo que apoya el bienestar personal, regula la conducta e impulsa la construcción de metas claras, concretas y reales, al igual que las acciones para el logro de estas, aspectos que le permiten al estudiante en formación docente, en este caso, direccionar su trayectoria académica y asumir compromisos que beneficien su futuro profesional como educador. Por el contrario, cuando un joven carece de metas, proyectos y compromisos futuros, esto lo aleja de poder gozar una vida con sentido (Núñez, 2001). En palabras de Druet, Chan y Sevilla (2013), el sentido de vida es un motivador que direcciona las metas y la toma de decisiones diarias.
De acuerdo con Ortiz (2012), el sentido de vida se refiere al significado que tiene la vida, el cual es distinto para cada ser humano. Por ende, la autorrealización es el resultado de dicho sentido. En concordancia, Aguilar, Medina y Martínez (2017) señalan que el sentido de vida es el significado concreto que una persona encuentra en un momento determinado de su vida que lo llevará a cumplir la misión que le ha sido asignada. Asimismo, Noriega et al. (2017) manifiestan que el sentido de vida para una persona es todo aquello que le da un significado o propósito único a su existencia y se relaciona con su jerarquía de valores, por lo que es una fuente de motivación que le apoya para asumir obligaciones y sobreponerse a situaciones complicadas.
El concepto en cuestión ha sido asociado con diferentes factores por considerarse que favorece la búsqueda del significado de la vida, el bienestar personal y el establecimiento de metas en los diferentes aspectos de una persona. García (2014) afirma que el logro del sentido de vida se asocia positivamente a aspectos como la percepción y vivencia de la libertad, a la responsabilidad, a la autodeterminación, al cumplimiento de metas vitales, a una visión positiva de la vida, del futuro de uno mismo y de la autorrealización. En este sentido, Morán y Menezes (2016) añaden que los seres humanos buscan conscientemente alcanzar aquellas metas que se encuentran relacionadas con los objetivos futuros, por lo que el establecimiento de estas resulta ser una herramienta motivacional útil que favorece la obtención de logros personales y aumenta los beneficios de la salud (Díaz y Mora, 2013).
Port, Aparecida de Oliveira, de Oliveira y da Cunha (2018) realizaron un estudio cuyo objetivo fue averiguar las variables relacionadas con el sentido de vida de 901 participantes brasileños. Como resultado de esta investigación, encontraron que las mujeres referían que la familia era el factor que más guardaba una estrecha relación con el sentido de vida, mientras que para los hombres era la misión y la razón de vivir.
Por su parte, Armas y López (2018) encontraron que el sentido de vida era un factor protector de psicopatologías, al igual que un indicativo de bienestar encargado de proteger de la ansiedad y la depresión. Mientras que Druet, Chan, Cisneros y Sevilla (2014) desarrollaron una intervención utilizando técnicas logoterapéuticas que les permitió a estudiantes de nivel superior establecer metas y compromisos para la construcción de su proyecto de vida profesional.
Lo hasta aquí mencionado ha permitido comprender que el sentido de vida constituye un aspecto de vital importancia que debe ser encontrado por toda persona. Aún más, De Barbieri (2005) declara que el sentido de la vida se construye y se vivencia cada día, puesto que su búsqueda es el encuentro con el sentido mismo, ya que cada momento de la vida encierra un sentido que debe ser descubierto por la persona, lo que trae a la mesa que este es dinámico y cambiante en función de la etapa de vida. Y Castillo (2018) respalda el hecho de que el encuentro del sentido impulsará a los estudiantes para establecer metas con sentido.
Sin embargo, cuando un estudiante es incapaz de encontrar un sentido de vida, experimentará una sensación de insatisfacción en sus actividades escolares, así como al enfrentar las diferentes situaciones que se viven en torno a la formación académica y profesional, lo que redundará en la imposibilidad de establecer metas claras y asumir compromisos que apoyen su consecución.
A partir de lo anterior, se torna de vital importancia que la escuela como institución formadora apoye a los estudiantes para desarrollar sus potencialidades y les brinde las herramientas necesarias para fortalecer su sentido de vida. Esto les permitirá clarificar y establecer metas académicas, personales, ocupacionales y profesionales con sentido, las cuales, a su vez, ayudarán a su formación integral y garantizarán un adecuado tránsito en la universidad. En efecto, Chan, Druet y Sevilla (2020) manifiestan que una de las tareas de la educación es contribuir en el desarrollo del potencial humano de los educandos, apoyar su autodescubrimiento y favorecer la búsqueda de su sentido de vida.
Por lo tanto, el presente estudio tiene como objetivo explorar las metas académicas, personales, ocupacionales y profesionales que proporcionan sentido y dirección a la vida de los estudiantes. Con este estudio se podrá contar con información válida y confiable que favorezca el desarrollo de estrategias que permitan apoyar a los estudiantes en formación docente en la consecución de sus metas e impulsarlos para establecer objetivos con sentido en las diferentes áreas de su vida y acciones concretas para su logro desde su primer ingreso al nivel superior, a fin de que logren asumir compromisos que apoyen su trayectoria académica y formación como futuros profesionales de la educación.
Sentido de vida y metas
Sentido de vida es un término acuñado por Viktor Frankl (2004), fundador de la logoterapia. Es definido como aquella guía que orienta el desarrollo pleno del ser humano. Se trata del principal impulsor para lograr aquello que se proponga un individuo. Así, encontrar un sentido a la vida constituye la principal fuerza de motivación de las personas (Frankl, 2004).
El sentido de vida es un aspecto que debe ser hallado por cada ser humano. Esto es: encontrar el significado de nuestra existencia y cumplir la misión que nos fue encomendada por la vida misma es responsabilidad de cada uno de nosotros. Este varía de acuerdo con los intereses, las aspiraciones y las motivaciones. Según Badilla y Meza (2017), el ser humano debe trabajar para definir su sentido de vida a partir de un análisis intencionado y conducente. Asimismo, Santa Cruz y Bolívar (2021) señalan que la búsqueda del sentido de vida requiere de un trabajo personal que cada ser humano debe realizar a partir de sus propias motivaciones e ideales.
Tomando en cuenta todo lo anterior, se puede afirmar que el sentido de vida desempeña un papel esencial en el establecimiento de metas de las personas, puesto que resulta ser un catalizador que las impulsa para encontrar un significado a su propia existencia, lo que les permite proyectar metas a futuro, asumir compromisos, así como lograr cumplir la misión que le fue encomendada por la vida misma y poder gozar de la plenitud. En el caso de los estudiantes, de paso, disfrutar de su estancia en la universidad al encontrar relevancia en sus tareas escolares, las cuales, claro está, coadyuvan en su formación como futuros profesionales al servicio de la sociedad.
Castillo (2018) concuerda con que el sentido de vida es el principal impulsor para el establecimiento de metas claras y alcanzables. Por supuesto, estas se realizan de acuerdo con las potencialidades del ser humano.
Es por ello por lo que las escuelas están llamadas a educar en lo humano y atender la dimensión valoral-actitudinal, que hace referencia al sentido de vida, al tiempo que a favorecer el desarrollo de las potencialidades de cada estudiante a fin de garantizar su formación integral. Lo anterior a través del establecimiento de estrategias que orienten la toma de decisiones y de metas con sentido que funjan como una señal que direccione su trayectoria escolar y les permita enfrentar los obstáculos inherentes a su vida académica.
Desde esta perspectiva, el establecimiento de metas se ha convertido en un foco de interés para el ámbito educativo. Moreno, Chiecher y Paoloni (2019) declaran que las metas académicas que los estudiantes establecen contribuyen en la organización y regulación de su comportamiento, sin olvidar el componente motivacional, que constituye un aspecto clave para la definición de las metas que se persiguen. Además, Alcivar, Solórzano y Zambrano (2020) señalan que una meta académica representa un estilo motivacional que se encuentra conformado por una serie de creencias, atribuciones e incluso afectos que direccionan las intenciones de la conducta de aquello que hacen o quieren hacer en el ámbito educativo.
La bibliografía considera las metas académicas como un constructo relacionado con la motivación y el proceso de aprendizaje de los educandos de nivel superior (Williams y Lara, 2021). Cada estudiante construye sus metas con base en sus motivaciones, ideales, aspiraciones y de acuerdo con aquello que le da sentido a su vida, de manera que las acciones y compromisos que asumen para su logro se basan en sus potencialidades y en sus proyecciones a futuro en las diferentes áreas en las que desenvuelven y que resultan ser importantes para ellos.
Método
El estudio fue de corte cualitativo. Se empleó este paradigma buscando interpretar la realidad de cada uno de los y las estudiantes mediante el registro de experiencias en los trabajos escritos que realizaron, las respuestas que otorgaron en el instrumento y el análisis documental sobre el sentido de vida y las metas, lo que hizo posible explorar las ideas, puntos de vista y proyecciones relacionadas con las metas que los estudiantes establecen de acuerdo con su sentido de vida. Para otorgar confiabilidad y validez a la información generada, se utilizó la triangulación de la información como una estrategia para incrementar la fortaleza y calidad del estudio (Okuda y Gómez, 2005). La triangulación se logró por medio de los trabajos escritos, el instrumento de tres preguntas abiertas y el análisis documental. El uso de diversos métodos, materiales, perspectivas y observadores permiten proporcionar mayor rigor, extensión y profundidad al proceso de investigación (Denzin y Lincoln, 1998, citados en Álvarez, 2009).
En el estudio se contó con la participación de 60 estudiantes de dos generaciones de un programa educativo de formación docente de una universidad pública en el sureste de México. La información recolectada fue analizada empleando la técnica de análisis de contenido, lo que dio lugar a la categorización de cuatro aspectos: 1) Metas académicas, 2) Metas personales, 3) Metas ocupacionales y 4) Metas profesionales. Asimismo, se utilizó el método de comparación constante para lograr un análisis comparativo y sistemático de los datos que facilitó la identificación de conceptos.
Cabe señalar que en las cuatro categorías se describe aquello que fue expresado por los y las participantes. En la primera categoría, referente a las metas académicas, los y las estudiantes tuvieron la oportunidad de describir sus vivencias durante el primer semestre y sus motivaciones para continuar formándose en la carrera que eligieron.
En la segunda categoría, Metas personales, reflexionaron acerca de sus vivencias, experiencias y relaciones interpersonales con seres humanos cercanos a ellos y que gozan de su afecto, admiración y confianza. En la tercera categoría, tuvieron la oportunidad de destacar las razones por cuales, a temprana edad, establecen metas ocupacionales, que vislumbran como necesarias para el cumplimiento de sus metas académicas y que indudablemente influyen en el logro de sus metas profesionales, al igual que en las personales. Y finalmente, en la cuarta categoría lograron proyectarse a futuro y reflexionar sobre sus sueños, ideales, intereses académicos, aspiraciones laborales, así como de sus características personales y cómo estas constituyen un aspecto a tomar en cuenta al momento de establecer una meta que impactará en su ejercicio profesional.
Resultados
En las figuras que se exponen a continuación se presentan los resultados obtenidos a partir del análisis de contenidos de los datos y de acuerdo con las cuatro categorías y las unidades de análisis (ver Figura 1).
En la Figura 1, referente a las metas académicas que dan sentido a la vida de los y las estudiantes en formación docente, se puede observar que tanto los hombres como las mujeres enfocan sus metas en adquirir nuevos conocimientos relacionados con las teorías de enseñanza y de aprendizaje, las aportaciones al campo educativo de los principales filósofos y pedagogos, así como los fundamentos teóricos y metodológicos de las asignaturas enmarcadas en la formación inicial, a partir del aprendizaje analítico, crítico y reflexivo de los contenidos, de las explicaciones del profesorado. Lo anterior se configura como el sustento que les permite participar en clases, aportar con sus conocimientos y sus experiencias relacionados con los temas y cumplir con las actividades, ejercicios y tareas que precisan de argumentos académicos sólidos. También potencializa el desarrollo de sus habilidades y actitudes hacia el aprendizaje del idioma inglés, con miras a acreditar el dominio de dicho idioma en el nivel solicitado de acuerdo con el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas, así como a garantizar su permanencia y conclusión exitosa en el programa educativo y con ello poder graduarse en tiempo y forma. Algunas de las metas señaladas en esta categoría son: “Lograr adquirir nuevos conocimientos, así como realizar las tareas de cada asignatura y entregarlas en tiempo y forma para alcanzar el éxito” (FP-02). Además: “Concluir la carrera satisfactoriamente y lograr graduarme como uno de los mejores promedios de la licenciatura” (FP-17).
Ahora bien, se encontró que, a partir de las exposiciones realizadas en clase, el establecimiento del diálogo mediante la comunicación asertiva y la participación en debates académicos con sus pares, los hombres priorizan como parte del establecimiento de sus metas académicas mejorar sus habilidades de oratoria para poder hablar en público y favorecer su desempeño en clases, así como su futuro ejercicio profesional. Asimismo, se encontró que a partir de los sabes adquiridos durante su formación académica en el eje metodológico, los valores, actitudes e importancia de la retribución social en el eje de humanidades, al igual que las competencias específicas y disciplinares desarrolladas permean en la proyección de sus metas hacia la redacción de la tesis como opción a titulación en los temas de interés, de relevancia y trascendencia social para poder aportar y velar por el bienestar social desde el ámbito educativo y con ello obtener el grado y poder ejercer profesionalmente. Entre las metas que manifestaron se encuentran: “Practicar la oratoria para lograr hablar fluidamente ante el público” (FP-31). Y: “Prepararme más para realizar una tesis, defenderla y poder estar listo para la etapa profesional” (FP-54).
Mientras que las mujeres señalan como parte de sus metas en esta categoría realizar intercambios académicos en instituciones de educación superior de reconocido prestigio durante su trayecto formativo para ampliar su perspectiva, conocer nuevos métodos de enseñanza, prácticas educativas, desarrollar habilidades y actitudes que coadyuven en su formación académica, personal y profesional, además de tener como meta enriquecerse culturalmente leyendo libros que consoliden su formación, amplíen su visión y les permitan adquirir nuevos saberes para llevar a la práctica docente. Algunas de las metas académicas en esta categoría son: “Lograr ser organizada en las tareas y proyectos y obtener buenas calificaciones tanto parciales como finales” (FP-04). Igualmente: “Terminar la universidad y aportar algo útil a la sociedad enseñando a otras personas” (FP-01).
En la Figura 2 se puede notar que tanto los hombres como las mujeres coinciden en que las metas que dan sentido a sus vidas se relacionan con el hecho de viajar y conocer el mundo con sus amigos y familiares para divertirse, contar con espacios que promuevan la convivencia y fortalezcan los lazos afectivos, así como iniciar una relación de pareja que en un futuro les permita casarse para formar una familia. De igual forma, valoran el cuidado de ellos mismos y de los demás, construir relaciones basadas en la confianza y la comunicación para afianzar sus lazos de amistad y vínculos afectivos en búsqueda de la felicidad. Por último, la adquisición de bienes materiales como una casa y un auto, elementos que los conduzcan a gozar de una vida cómoda y placentera. Algunas de las metas expresadas por ellos fueron las siguientes: “Casarme, formar una familia, lograr tener estabilidad para poder darles la mejor educación y ambiente familiar” (FP-01). “Tener buenos amigos y lograr mantener una buena comunicación con todos ellos” (FP-08).
También se encontraron diferencias en cuanto a las metas que establecen hombres y mujeres. Por un lado, los hombres manifestaron su interés en metas relacionadas con realizar deportes, acudir al gimnasio para mantener su salud física y bienestar, además de que buscan independizarse económicamente de sus padres, tomar sus propias decisiones y ahorrar dinero para costear los gastos escolares y de su vida personal. Entre las metas expresadas por los varones se encuentran: “Ahorrar para conseguir un vehículo que me permita trasladarme en el menor tiempo posible de mi casa a la escuela” (FP-12). “Realizar ejercicios y deporte para ponerme en forma, acudiendo al gimnasio todos los días” (FP-18).
Por el otro, las mujeres manifiestan que las metas personales que proporcionan sentido a sus vidas se basan en aspectos relacionados con el arte, como tocar instrumentos musicales y bailar, por considerarlos elementos importante en sus vidas que impactan en el desarrollo de sus habilidades y actitudes, los cuales producen bienestar y favorecen el fortalecimiento de sus vínculos; otra de sus metas se centra en el cuidado de su salud mental, procurando pensamientos e ideas positivas, así como la autorregulación de sus emociones, el manejo del estrés e interacciones saludables con sus pares y las demás personas que integran los diferentes ámbitos de su vida.
También refieren metas como aprender a conducir para poder desplazarse de un lugar a otro en el menor tiempo posible y aprovechar este tiempo para realizar sus actividades académicas, deportivas, recreativas e incluso ocupacionales. Aprender a cocinar es otra de sus metas, pues la consideran una virtud que los acerca a los demás para compartir a través de la comida momentos agradables que alegren y llenen de satisfacción a ambas partes. Finalmente, señalaron como otra de sus metas realizar actividades de retribución social que les permitan autotrascender. Destacaron el hecho de aportar beneficios, mejora y bienestar social mediante la creación de refugios para los animales en situación de calle, fungir como voluntarios, construir fundaciones cuyo propósito sea ayudar a otras personas. Huelga decir que es interesante que las estudiantes presenten este tipo de metas, encaminadas hacia el bienestar del otro, lo cual tiene relación directa con la carrera que eligieron: estudiar aportando para la formación de otros seres humanos. A continuación, se presentan algunas metas expresadas por las mujeres en esta categoría: “Manejar mejor mis emociones y que éstas no me ocasionen problemas en mi trabajo, así como aprender a ser paciente” (FP-32). “Ser voluntaria para ayudar a las mujeres que atraviesan por problemas emocionales” (FP-40). “Construir una fundación para poder rescatar a los animales que viven en la calle” (FP-46).
Como se puede observar en la Figura 3, tanto los hombres como las mujeres coinciden en que las metas ocupacionales que dan sentido a sus vidas se relacionan con acciones de emprendimiento como tener un negocio propio que les provea de seguridad y estabilidad económica, además de potenciar el capital humano y generar fuentes de empleo. Otra de sus metas se enfoca en obtener empleos de medio tiempo que les proporcionen una remuneración económica para solventar sus gastos. También proyectan como otra de sus metas, esta relacionada directamente con la anterior, el hecho de obtener experiencia laboral para desarrollar valores y habilidades que coadyuven positivamente en su futuro ejercicio profesional en el área educativa. Algunas de las metas expresadas por los participantes en esta categoría fueron: “Conseguir un trabajo que me permita adquirir experiencia laboral que me ayude en un futuro” (FP-54). “Emprender un negocio propio como una escuela, dedicarme a la docencia y ser un buen maestro” (FP-03).
En la Figura 4 se puede observar que los hombres y mujeres proyectan metas a nivel profesional como estudiar un posgrado (maestría o doctorado), puesto que consideran que les proporcionarán conocimientos para especializarse en sus áreas de competencia. Así, a través de los posgrados, incrementarán sus saberes y habilidades con el objetivo de ser considerados buenos docentes, lo que constituye otra de sus metas. Cabe subrayar que señalan que el momento oportuno para realizar dichos estudios será al concluir la licenciatura. Entre las metas señaladas en esta categoría se encuentran las siguientes: “Ahorrar para poder estudiar un posgrado que me permita adquirir mayores conocimientos de mi carrera” (FP-38). “Ser un buen profesor, impartir clases que generen interés en el aprendizaje de los estudiantes” (FP-60).
También se encontró que en esta categoría los hombres tienen definidas metas diferentes a las mujeres. Por ejemplo, los varones establecen como una de sus metas obtener una base como profesor a través de los concursos de oposición que realiza la Secretaría de Educación Pública (SEP); también señalan que tienen interés por desempeñarse en puestos de liderazgo y laborar en el nivel superior en instituciones de reconocido prestigio. Entre las metas que manifestaron se encuentran las siguientes: “Participar en el concurso de oposición de plazas, para obtener una base como profesor” (FP-36). “Lograr egresar de la licenciatura y poder laborar en una universidad de reconocido prestigio” (FP-52).
Mientras que las mujeres señalaron que sus metas profesionales se centran en obtener su título profesional para poder ejercer en instituciones educativas. Allí, mencionan, podrán emplear diferentes estrategias, metodologías, materiales y recursos didácticos que coadyuvarán en la formación académica de los estudiantes y que, a través de esto, lograrán destacar en el ejercicio de su labor y serán reconocidas como profesionales de la educación exitosas. Algunas de estas metas son: “Lograr obtener mi título profesional y ser exitosa, empleando metodologías y estrategias que beneficien el aprendizaje de los estudiantes” (FP-57). “Ser exitosa en mi profesión, esforzarme, perseverar y ser feliz” (FP-43).
Discusión
A partir del análisis de las metas de los y las estudiantes en formación docente, resulta evidente que los participantes presentan metas que direccionan y otorgan un significado a sus vidas y que estas se encuentran indudablemente vinculadas a su futuro ejercicio profesional. Se trata de metas claras, objetivas y con proyección hacia el futuro. Los participantes, además, tienen la intención de asumir compromisos y realizar acciones para su consecución. Estas metas, pues, son establecidas por ellos desde su unicidad, el desarrollo de sus potencialidades, sus aspiraciones, ideales, sueños y motivaciones tanto académicas como personales, ocupacionales y profesionales.
También fue evidente que los estudiantes en formación docente centran sus metas principalmente en las áreas académicas y personales, sin dejar de lado aquellas que se relacionan con los aspectos ocupacionales y profesionales. Así, entre las metas académicas que dan sentido a sus vidas, destacan aquellas que establecen en torno a sus actividades escolares de cada semestre, en sus asignaturas y como parte de su trayectoria académica, con el fin de graduarse y convertirse en profesionales de la educación competentes, capaces de responder a las necesidades y demandas de la sociedad. Para Grondin (2012), el sentido de vida representa la capacidad que poseen los seres humanos para activar sus sentidos al sentido de las cosas; y así encontrar relevancia en su actividad profesional.
En relación con las metas personales su proyección incluye a aquellas personas importantes que tienen una conexión y significado especial en la vida de cada educando. Este tipo de metas se vinculan con la satisfacción que genera en sus vidas. Desde el punto de vista de Denegrí, García y González (2015), las metas personales, al igual que las actividades recreativas que las personas realizan, constituyen aspectos que favorecen la felicidad y la satisfacción con la vida.
Esto explica que los estudiantes en formación docente proyecten metas a futuro que incluyen a los amigos, la familia y todas aquellas personas con las que tienen un vínculo especial y los han acompañado a lo largo de su trayecto formativo. Además, centran este tipo de metas en los valores vivenciales y en la necesidad de ayudar a otros seres humanos a partir de su potencial, de su experiencia, aspiraciones y motivaciones, lo que revela que son capaces de dejar de lado el egoísmo y preocuparse genuinamente por el bienestar del otro, aspectos que se relacionan directamente con la profesión elegida.
Mientras que las metas ocupacionales son proyectadas a partir de las necesidades desde su presente hasta su futuro. Con estas metas buscan favorecer el logro de sus metas académicas e incluso personales, o bien garantizar que la formación que reciban les permita realizar acciones de emprendimiento que impacten positivamente en su futuro y les brinde oportunidades de autoempleo y fuentes de empleo para otras personas.
Lo anterior se relaciona con lo establecido por Chan et al. (2020), quienes argumentan que los estudiantes se interesan en realizar emprendimientos laborales que les generen un ingreso, por lo que el establecer este tipo de metas se vislumbra como un área de oportunidad que las instituciones educativas deben atender, pues en la sociedad actual los proyectos de emprendimiento resultan ser modelos y esquemas laborales que posibilitan el desarrollo de nuevas fuentes de empleo y crecimiento del capital humano.
Finalmente, las metas profesionales que los y las estudiantes establecen guardan una estrecha relación con su sentido de vida, puesto que, aun cuando se encuentran en los primeros semestres, proyectan convertirse en profesionales de la educación con dominio en los saberes propios de la disciplina, de la cultura general y de las habilidades que les permitan ejercer la profesión de enseñar y contribuir en la formación de otros seres humanos. Así pues, muestran la importancia que tiene para ellos la visión positiva, el desarrollo de actitudes y el hecho de poder autotrascender en el ejercicio de su labor, lo que implica una conciencia plena de la relevancia que tienen las actividades que realizan como parte de su profesión.
En este sentido, se torna fundamental que todo profesional de la educación desarrolle, además, actitudes positivas para responder a las situaciones inherentes a la vida académica, profesional, personal y ocupacional, a fin de que a partir de sus recursos personales logren el éxito y el ejercicio de la autotrascendencia para garantizar el bienestar de los estudiantes que se forman en las aulas y de los cuales el docente es el responsable de propiciar el desarrollo de sus potencialidades para favorecer una educación integral de calidad.
Finalmente, se puede mencionar que una limitación en este estudio fue la revisión de la literatura con respecto al tema, puesto que se encontraron pocos estudios empíricos y teóricos donde se vincularan las temáticas de metas y sentido de vida.
Conclusiones
Las metas establecidas por el estudiantado en las áreas académicas, personales, profesionales y ocupacionales guardan una estrecha relación entre sí y con la formación docente. Las metas ocupacionales las establecen buscando compaginarlas con sus estudios, a fin de que les proporcionen recursos económicos para apoyar su trayecto formativo y obtener experiencias laborales, sin olvidar que los seres humanos que los acompañan durante este proceso son una fuente de motivación que los impulsan a encontrar un equilibrio entre su vida personal, académica y sus aspiraciones profesionales.
Este estudio expone que los estudiantes en formación docente establecen metas que proporcionan sentido a sus vidas y que los impulsan y motivan para continuar con su formación académica. Asimismo, otorgan importancia a los aspectos personales, pues tienen metas que se vinculan directamente con su formación académica y sus aspiraciones profesionales. En suma, son conscientes de la importancia de encontrar equilibrio en las diferentes áreas de sus vidas.
También se encontró que tanto hombres como mujeres priorizan entre sus metas académicas aprobar el idioma inglés, que constituye un requisito de permanencia para continuar sus estudios, así como lograr graduarse de la licenciatura. Mientras que entre sus metas personales destacan aspectos como casarse y formar una familia, ser felices y adquirir bienes materiales que les permitan experimentar y gozar de una vida de sentido, así como vivir cómodamente, como parte de sus metas ocupacionales ambos sexos se centran en acciones de emprendimiento, lo que se relaciona con los nuevos esquemas y modelos que demanda la sociedad actual. Este hallazgo representa un área de oportunidad que las instituciones educativas deben atender a partir del desarrollo de estrategias y programas de intervención enfocados en potenciar las ideas creativas e innovadoras de los educandos, así como a través de apoyos institucionales pertinentes para generar proyectos de emprendimiento que pueden llegar a transformarse en innovaciones sociales y construir empresas que coadyuven en la generación de nuevas fuentes de empleo, ingresos económicos y promuevan el desarrollo social.
Por otro lado, se encontró que las mujeres tienen interés por aquellas metas que las conduzcan al éxito, al cuidado de su salud mental y en realizar actividades de asistencia social. Al respecto, destacan la empatía y la resiliencia para trabajar por el bienestar de los demás, factores relevantes como seres humanos y que se relacionan directamente con la profesión elegida. Es así que la autotrascendencia se hace presente y esto demuestra que los estudiantes buscan construir su existencia alejada del egoísmo y enfocada en dejar huellas positivas en la vida de las personas. Si el bienestar personal es importante, también lo es el bienestar social. Los varones, por su parte, manifestaron entre sus metas la independencia, el ahorro y el deporte, aspectos relacionados directamente con el hecho de ser proveedores y cuidar su salud física.
Los resultados de este estudio pretenden alentar a las instituciones educativas de nivel superior a asumir el reto de desarrollar estrategias y programas de intervención que proporcionen a los y las estudiantes en formación docente herramientas que apoyen el establecimiento de metas con sentido en las diferentes áreas en las que se desenvuelve. Esto a partir del fortalecimiento de su sentido de vida, que se enmarca en la dimensión valoral-actitudinal y el contribuye en su formación integral, con el propósito de afianzar el desarrollo de sus potencialidades, actitudes y valores que los conduzcan a trabajar hacia su crecimiento académico, humano y profesional como futuros formadores de estudiantes que se convertirán en ciudadanos activos de la sociedad, puesto que solo cuando se tiene claridad en la proyección de aquellas metas que se desean lograr es posible desarrollar acciones encaminadas hacia su consecución.
De ahí la importancia de que este tipo de temáticas sean abordadas y se incorporen como aspectos a atender en la formación inicial de los docentes desde su primer ingreso al nivel superior, ya que el sentido de vida es el principal impulsor para encontrar motivaciones que les permitan establecer metas claras, objetivas y concretas para proporcionar dirección en las áreas académicas, personales, ocupacionales y profesionales.
Lo anterior permite comprender que la escuela esta llamada a educar con sentido, desde la unicidad de cada ser humano, promoviendo el contacto con sus recursos y fortaleciendo su capacidad resiliente para poder sobreponerse a los obstáculos que la vida misma les presente y a tomar decisiones de la cuales asuman la responsabilidad. El sentido de vida es un catalizador que impulsa y motiva a los seres humanos para clarificar y establecer metas, luchar por su cumplimiento, además de que garantiza el bienestar, favorece el éxito y la vida plena al encontrar un equilibrio. Aunado a ello, ofrece una alternativa para responder a los requerimientos de la vida, seguir adelante con las metas y aportar elementos que contribuyan al desarrollo de proyectos de tipo social, de innovaciones que procuran el bienestar de los demás, a fin de coadyuvar en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y de trascendencia social desde el ejercicio profesional.
Para terminar, no está de más señalar que el sentido de vida es un factor protector que potencia el desarrollo de las capacidades, las aspiraciones y entusiasmo de los estudiantes por convertirse en mejores seres humanos y profesionistas, además de que impulsa su capacidad para proyectarse a futuro, desarrollar habilidades, actitudes y valores para transitar en el ámbito universitario durante su formación, adquirir conocimientos y enriquecerse de los mismos, para construir sus metas con sentido, desde un elevado sentido ético, humano e involucrando aspectos afectivos que procuran el bienestar personal y social, a fin de garantizar su formación como futuros profesionales de la educación, capaces de insertarse en los diferentes niveles educativos e innovar en el ejercicio de la docencia, así como aportar en la dignificación de la profesión para la formación de seres humanos integrales.
Futuras líneas de investigación
Como una futura línea de investigación está emplear métodos cuantitativos para determinar el tipo de metas que presentan los estudiantes, relacionarlo con su formación y rendimiento escolar, así como encontrar diferencias significativas en cuanto al tipo de metas según el sexo y la edad, a fin de establecer conclusiones generales que apoyen el desarrollo de estrategias que coadyuven en el establecimiento de metas que impacten en la trayectoria académica. También se propone diseñar estrategias e intervenciones con enfoque psicopedagógico encaminadas a proporcionar a los estudiantes herramientas que coadyuven en su crecimiento personal, el desarrollo de sus potencialidades y el fortalecimiento de su sentido de vida para proyectar sus metas en las diferentes esferas de su vida y evaluar el impacto de estas en su formación académica y profesional.