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Cultura y representaciones sociales
versión On-line ISSN 2007-8110
Cultura representaciones soc vol.1 no.1 Ciudad de México sep. 2006
Contribuciones
El juguete popular guanajuatense
Gabriel Medrano de Luna
El autor es profesor investigador de la Universidad de Guanajuato.
El juguete popular, en general, no es propio ni exclusivo de un país o de una cultura específica; sería aventurado atribuirle un origen geográfico preciso, ya que en todas las culturas del mundo y en todos los tiempos han existido juguetes. Sería más conveniente señalar la función lúdica que le es inherente. En efecto, la finalidad esencial del juguete es instrumentar un juego, una diversión; y para el niño, esta articulación entre juguete y juego significa la posibilidad de abrir su imaginación y su fantasía manipulando objetos, colores y formas que en el juguete adoptan una gran variedad de combinaciones y modalidades.
La maestra Teresa Pomar señala que el juguete popular tiene ciertas características generales como
... su honradez intrínseca, su gran sentido imaginativo en formas y colores alegres comprensibles para el niño, que contribuirán indiscutiblemente a desarrollar su imaginación, su habilidad manual y su destreza en la vida (Pomar, 1992: 21).
Esta breve introducción nos permite adentrarnos en el tema del juguete popular, particularmente del guanajuatense.
El caso de Guanajuato en lo concerniente al arte popular es muy peculiar por la geografía misma del estado y por la división geográfica representada en sus cuatro zonas: el Bajío, la Sierra Central, los Altos y la Sierra Gorda. José N. Iturriaga señala que "en las artesanías guanajuatenses inciden las culturas indígenas otomí, purépecha o tarasca y chichimeca jonáz, amén de las de los pueblos mestizos" (Iturriaga, 2005: 580).
En su libro Las Artes Populares Guanajuatenses, Daniel F. Rubín de la Borbolla (1961: 18-21) manifiesta que Guanajuato presenta un caso particular, ya que algunas de sus artesanías revelan una gran influencia europea, como la cerámica de tipo mayólica, el sarape, el rebozo, la hojalata, la herrería y la platería entre otras manufacturas artes anales; pero su riqueza radica precisamente en la mezcla artesanal "indoespañola" que se fraguó desde el siglo XVI y comienzos del XVII.
Este autor señala que en Guanajuato la mayoría de los artesanos se dedican casi únicamente a la artesanía que trabajan y son pocos los que alternan la actividad artesanal con la agrícola. En el estado se manufacturan una gran diversidad de artesanías. Por citar algunos municipios, tenemos que en Coroneo se elaboran cestos; en Apaseo el Grande, madera; en Acambaro, loza; en Celaya, cartonería y lámina; en Juventino Rosas, juguetes, muñecas y cartonería; en Salamanca, cerería y forja; en Manuel Doblado, cinto pitiado; en Penjamo, ixtle; en San Francisco del Rincón, sombreros; en León, talabartería; en Silao, máscaras de la Danza del Torito y juguetes; en Dolores Hidalgo, alfarería mayólica y loseta; en Comonfort, piedra volcánica; en San Miguel de Allende, orfebrería, lámina, latón y cobre; y por último en Guanajuato alfarería, alfarería mayólica, juguete de arroz, cartonería, cantería, forja, orfebrería, juguetes de barro, madera, alfeñique, etcétera.
Esta es una aproximación a ciertas manifestaciones artesanales que sobresalen en los municipios mencionados; no es una lista completa, porque en la mayoría de las regiones se elaboran distintos tipos de artesanías. Podemos constatar la riqueza artesanal que posee el estado de Guanajuato si visitamos sus municipios. En cada comunidad es posible encontrarse con algunos artesanos que en sus obras
... imprimen los rasgos de su temperamento y los matices de su sensibilidad en sus diversas artesanías: alfarería, textiles, talabartería, talla de madera cestería, máscaras, juguetes y platería, sin ignorar lo relativo al cartón, la cera, el aluminio, el latón, la cantera, el papel y el azúcar. Oficios y productos respaldados por una robusta tradición que sirve de sostén a otras manifestaciones contemporáneas (Gobierno del Estado de Guanajuato, 1995: 12).
Al igual que en Guanajuato, en cada estado o comunidad del país existe una gran producción de juguete popular. Cada lugar le imprime un sello propio que, sumado a los de otros, configura parte de la historia, de la tradición y de la identidad de los mexicanos. De algún modo, los juguetes populares son el reflejo de la sociedad y la cultura de los pueblos que los crean.
Como ya se señaló, algunas piezas del arte popular, incluyendo al juguete, tienen antecedentes en territorios que difícilmente podrimos considerar como lugar exclusivo de origen; lo valioso está en que, al combinar ciertos materiales provenientes, sea de Europa o de otros lugares, y al fusionarse con la creatividad y técnicas de los mexicanos, se produjo un sincretismo en el que se plasmó la influencia precolombina, dando por resultado piezas con un sello netamente "mexicano" que las identifican con su geografía, su gente y su cultura.
Hay juguetes que se encuentran en casi todo el mundo y provienen de tiempos remotos como las muñecas, las pelotas, el trompo y las representaciones de animales. Las muñecas son un caso peculiar no sólo por su carácter universal y porque cada grupo o cultura les imprime un sello propio reflejado en la indumentaria, materiales, colores, etcétera, sino porque sirven como medios educativos para que las niños comiencen a instruirse sobre su "deber ser" esto es, ser madres, cargar los niños, cuidarlos, alimentarlos y un sin fin de actividades que son consideradas como femeninas.
Los trastecitos llamados "juguete de arroz" son piezas de barro que no sobrepasan los veinte milímetros. Podemos encontrar una gran variedad de estos juguetes como platitos, ollitas, tacitas, jarritos, bandejitas, teteritas, etcétera. Predominan los colores café, rojo, azul, verde y amarillo. Quien ha sobresalido en la elaboración del juguete de arroz en la ciudad de Guanajuato es Guillermo Chávez Noriega. Este señor ha dedicado más de 70 años de su vida a la elaboración de estas miniaturas a las que se Foto: Martín Lemus identificaba con un número: la más pequeña se conocía como la del cero, le seguía la del uno, del dos y finalmente la del tres. Hacer miniatura, señala don Guillermo, servía para que las niñas comenzaran desde temprana de edad a "enseñarse" a los quehaceres del hogar: "con esos juguetes jugaban las niñas, jugaban a las comiditas y ya desde ahí empezaba el gusto por la cocina y las actividades domésticas".
Daniel Rubín de la Borbolla señala que
... el centro comercial del juguete es la ciudad de Celaya, adonde llegan a vender su producto los jugueteros de muchas poblaciones. Además del consumo local, durante el año se hacen fuertes ventas para la fiesta de Corpus, para la Navidad, pero muy especialmente para el día de Reyes (Rubín, 1961: 59).
En Celaya sobresale el juguete de lámina y sobre todo el de cartón, destacando los "Judas" que se elaboran en la época de la Cuaresma. Otros municipios que trabajan la cartonería en Guanajuato son San Miguel de Allende, Cortázar, Juventino Rosas, Irapuato y Guanajuato.
En la capital del estado hay varios artesanos dedicados a la cartonería, pero uno de los que más han sobresalido es Mauricio Hernández Colmenero, a pesar de no provenir de padres y abuelos artesanos. Su interés por rescatar y preservar las tradiciones guanajuatenses lo motivaron para asumir el oficio de la cartonería. Una de las diferencias más palpables de Colmenero en comparación con otros artesanos radica en que, para hacer una pieza de cartón vinculada a una tradición guanajuatense, se adentra en el estudio de la misma y hace previamente una investigación.
... primeramente, para antes de elaborar una pieza tenemos lo que es la investigación; es de que si queremos hacer no sé, representar un arriero, vamos a buscar un arriero para ver todos sus elementos que tiene: cómo va el burro, que si necesita suaderos o no lleva suaderos, qué arrites lleva, cómo se visten los arrieros, entonces todo es un proceso de investigar primeramente cómo es todo esto antes de irnos hacia el material, o sea no hacemos una pieza nada más por hacerla. Ya cuando tenemos los ingredientes que nada más es papel, papel del que sea, es un proceso de reciclado el de nosotros, papel del que sea, engrudo, a veces resistol, a veces alambre, es el material que requerimos si queremos hacer moldes, si queremos hacer una pieza especial pues los moldes los hacemos solamente una ocasión y terminando estas piezas se destruye el molde; si se requiere hacer unas piezas en serie pues hacemos moldes ya sea de patol, en yeso o en fibra de vidrio. Afortunadamente o desafortunadamente nosotros ya no hacemos muchas piezas en serie, hacemos casi piezas que nosotros llamamos especiales porque son casi únicas y no hacemos más que una o dos piezas.1
El juguete popular ya no lo hace de manera cotidiana. Colmenero dice que
... solamente lo hacemos por pedidos especiales, ya que no podemos abarcar todo lo que nosotros quisiéramos porque son pocas manos nada más: las de mi esposa, las de mi hijo y las mías, entonces somos tres personas en este taller y no nos podemos enfocar a todo.
Montar un taller de cartonería no es difícil, sólo se necesita
... papel, engrudo, pintura, y lo más importante que a veces es lo más difícil, la imaginación, la paciencia y la creatividad que uno tenga en las manos.
En Celaya también sobresale la cartonería. Muchos autores dan cuenta de la importancia de esta ciudad como productora de juguetes de cartón, como Pedro Martínez Massa, quien dice que
... en México gozan de gran predicamento las muñecas de cartón de Guanajuato. Estas muñecas son de cartón, realizándose con molde y pintándose con anilina También con cartón se realizan máscaras y alebrijes, que son figuras fantásticas. Las mascaras se regalan a los niños por carnaval (Martínez, s/f: 21).
El libro El juguete popular en México de Francisco Javier Hernández fue publicado en 1950. Es interesante ver que desde aquellos años ya existía una tradición familiar dedicada a la cartonería, sobre todo porque hay una familia que ha sobresalido en esta rama artesanal: me refiero a la familia Lemus, que es del Barrio de Tierra Negra, precisamente uno de los barrios que menciona el autor.
Tuvimos la oportunidad de platicar con el Sr. Martín Lemus y nos mencionó que la tradición de la cartonería en su casa lleva más de 100 años. Al cuestionarlo sobre la manera en que se enseñó, "...pues nomás viendo, o sea a uno le gusta, porque si a uno no le gusta no aprende. Uno debe mostrar interés. Tenía ganas de aprender".2
Para hacer las piezas de cartón se usan moldes sobre los cuales se van poniendo capas de papel con engrudo para posteriormente secarlas y separarlas del molde, y así poder pintar las obras.
Para don Martín,
lo moderno ya está dejando la costumbre, las niñas ya no se interesan por las monas de cartón, sino por las que chillan o caminan, de esas cosas nuevas... anteriormente las niñas traían sus monas de cartón y las traían con un rebocito, ya que los Santos Reyes les traían sus mónitas de cartón, y ahora ¿cuál? ya usan muñecas en carreólas, las traen caminando, gatean, etcétera.
Efectivamente, en la actualidad a muchas niñas ya no les atraen las muñecas de cartón y prefieren las "modernas", hechas en serie y de plástico.
Otro tipo de juguetes femeninos que se hacen en Celaya son los juguetes de lámina que se vinculan con el hogar: hay comedores, estufas, refrigeradores, alacenas, gabinetes, etcétera. Con este material se elaboran también juguetes para niños como trenecitos, "troquitas", camiones de volteo, carros, etcétera; o juguetes que cualquiera puede usar como las comentas, reguiletes, globos, mariposas y muchos juguetes que se han ido perdiendo a través del tiempo.
Uno de los artesanos más conocidos en la fabricación del juguete de lámina es Maximino Rivera; él mismo nos cuenta cómo aprendió a fabricar el juguete:
Mire, cuando era yo niño de 6 o 7 años, yo no tuve escuela, más que un año, entonces me mandaban a mí con un señor que hacía juguetes en ese tiempo, pero, más que nada, se dedicaba a hacer ciertas cositas de adorno. Yo vivía en esa época por la calle de Acapulco, entonces yo miraba a esta persona que se paseaba todos los días a las 7 de la mañana y a mí me levantaban a las 6, entonces, me dice mi papá, "vete ahí a enseñar a hacer juguetes".3
Don Maximino tuvo que seguir buscando sus clientes y gracias al interés que tenía por los juguetes siguió fabricándolos. Posteriormente compró maquinaria y comenzó a elaborarlos en serie sin perder lo "tradicional". Fue como el surgimiento de una "tecnología popular". El mismo señalaba que este proceso era diferente y no lo consideraría completamente como juguete artesanal:
Pues, depende cómo lo vea, porque ya con máquinas pues... desde luego la artesanía sí viene más de que se haga completamente a mano y que salgan las cosas completamente con tubos, como le decía yo y todas esas cosas, sí es más artesanal y ya con las máquinas ya pierde un poco.
Otro tipo de juguetes que se elaboran en distintas regiones de Guanajuato son los de madera; sobresalen Santa Cruz de Juventino Rosas y Silao. Anteriormente se usaba casi pura madera de copalillo para construir una variedad de juguetes conocidos como
... figuras de movimiento embisagradas, hechas con hoja delgada de madera de copalillo: maromeros, brujas, charros y vaqueros en caballos trotadores; tigres, lagartos y otros animales de madera pintada de colores con colores fuertes; boxeadores, galleros, toro y torero que luchan entre sí al apretarse un botoncito; ingeniosos trasteritos y muebles de madera blanca calada. (Rubín, 1995: 59 y Gobierno del Estado de Guanajuato, 1995: 56).
Todos estos tipos de juguetes y muchos más son los que elabora Gumersindo España Olivares, conocido popularmente como "Sshinda"; quien tiene la suerte de estar con él puede pasar horas y horas de amena plática, puesto que además de ser un excelente artesano, es el cronista de Juventino Rosas. Posee un gran conocimiento de herbolaria y de la región geográfica que habita; ha sido depositario de una rica tradición oral heredada de su abuelo; pero sobre todo, tiene un sentido muy positivo y alegre de la vida... cuando niño aprendió a fabricar juguetes con su abuelo: el taller era conocido como "la puerta vieja" ya que era el referente de la casa. Decía la gente: ve a la puerta vieja y dile a don "fulano" que me mande esto o que me preste esto; de ahí que en una de mis pláticas con Sshinda nombrara su taller como "Taller de juguete popular La Puerta Vieja"...
... estamos en el taller del Sshinda, es una familia numerosa. Sus miembros tienen otros trabajos, pero la artesanía nunca la han olvidado. "A mi abuelo le tocó llevar el juguete a Michoacán y a las fiestas de San Luis Potosí. Se iban a pie, pues no había transporte. El hacía una chalupita como barquito y para que diera vuelta ahora es una liga, pero en aquel tiempo era una cerda: le daba vuelta con la cerda y la echaban al agua y se iba desenvolviendo e iba corriendo.
Todavía el abuelo de mi abuelo tallaba la madera y hacía imágenes; mi abuelo hacía chalupas, borregos, alcancías, tunas, figuritas de barro y les hacía una rajadita para guardar 1 cinco, 1 centavo y así se vendían. Mi jefe hacía puercos de barro, como ollas de barro, y los echaba a la lumbre y se pintaban solos. Entonces para pintar un puerco que quedara negro desde el principio entonces tenían que echarle ocote, cuando ya estaba cocida la figura, entonces ya miraba que estaba roja , entonces la sacaban de las brasas y le aventaban pedazos de ocote, y el ocote iba pintando y tiznando y aunque lo lavaran no se despintaba.
Yo aprendí de mi abuelo y de mi jefe, me enseñaron cómo abrir el carrizo para poder hacer los castillitos, cómo se hacía el barro, cómo se lo preparaba y luego nos enseñaba cómo se hacían las máscaras, primero se hacían de barro, ahí era el molde y según quisieras se hacía la bola de barro, entonces con cuchillo se modelaba, se hacían los ojos, la boca, las narices y se empezaba a modelar y ya de ahí cuando ya estaba en el sol se le untaba el atole y se le embarraba el cartón y ya salían las máscaras. Entonces en ese tiempo cuando ya nosotros conocimos más el barro, hacíamos el juguete.
Después vinieron los juguetes de cartón y de barro, y al barrio le llamaban "juguetero de los indios", porque aquí encontraban tecolotes que eran unos pajaritos así y pitaban y decían esos son los tecolotes, y hacían otros tipos de flautas como atravesadas, pero le ponían uno más grueso y otro más delgado y era el canto del águila, y los chamaquillos para matar los pájaros con una resortera, se usaba el pitillo y llamaban a los pajaritos.4
En una plática informal, Sshinda me confió que para hacer el juguete hay que estar contentos, porque si uno está enojado "no sale", es decir, el juguete sale feo; además, Sshinda asegura que los juguetes cobran vida ya que al elaborarlos hacen reír; él mismo se ríe de los juguetes que hace no porque salgan "chistosos" sino porque efectivamente cumplen la función "de hacer reír". Tal vez podamos tildar de excéntrico a Sshinda, pero es de los pocos artesanos que manifiestan que cuando está enojado prefiere no hacer juguetes; se toma un momento para tranquilizarse y sólo después se dispone a elaborarlos.
Otro artesano que ha heredado la tradición desde hace muchos años es Ramón Suárez Aguayo; él tiene su taller dentro de la "Casa Museo Gene Byron", en Guanajuato, Gto. Actualmente se dedica a la elaboración de lámparas, candiles, faroles, espejos y una gran diversidad de objetos hechos a base de latón y lámina. Comenzó haciendo juguetes de hoja de lata con su tío abuelo, Alfonso Suárez Hernández, de quien don Ramón refiere:
Bueno, él ya traía la herencia, también de sus padres, creo él era originario de Querétaro, pero se trasladaron a Guanajuato y aquí siguieron con esto de la tradición del juguete de hojalata y hacer trabajo de hojalata como era antiguamente, entonces estamos hablando de lo que yo recuerdo, como del 55 en adelante que yo recuerde bien, por ejemplo, yo soy de 1946 entonces yo a esa edad ya les ayudaba a ellos a hacer todo esto.5
Así fue como don Ramón aprendió a fabricar juguetes desde la edad de los 10 años. Sus primeros juguetes fueron trenecitos, "troquitas" (camioncitos) y carritos. Sobre la manera en que "se enseñó" nos dice:
Bueno, yo al verlos cómo cortaban su molde del juguete, obviamente yo también tomaba las tijeras y ayudaba a cortarlos, después a armarlos; fue como aprendí, viéndolos nada más ahí y fue como aprendí ayudándolos. Y de ahí fui tomando yo también un poco de la imaginación para ir tratando de hacer otras cosas, no nada más la troca, el carrito y el trenecito y toda la variedad que había que hacer porque era bastante cantidad (Ibid.)
Montar un taller para fabricar juguetes de hojalata no requiere tanta herramienta. Dice don Ramón que
... lo más elemental es tener tijeras, compás, un rayador, pinzas, martillo, punzón y hojalata; en escasos 20 o 30 minutos podemos producir una pieza; entonces realmente no requiere de mucho, ni mucho material, ni mucha herramienta.
La tradición del juguete popular se ha mantenido también gracias a que algunas personas recobraron el interés por la misma aunque fuera tardíamente. Tal fue el caso de don Moisés Orta Torres, quien se dedicó a la música, pero ya en edad avanzada decidió hacer juguetes de madera:
... yo me dediqué en un principio en mi juventud a estudiar música y después electrónica; esto del juguete me viene porque siendo yo niño tenía un amigo que íbamos juntos a la escuela y el padre del él se mantenía haciendo juguetes. De manera que yo iba a su casa muchas veces y miraba cómo estaba elaborando los juguetitos. Por cierto que en ese entonces se hacían con una madera que se llama copal o copalillo. Es una madera suave, blanca, muy bonita, pero ya se la acabaron, ya los montes ya no dan copal; ahora lo hacen con triplay si es que lo hacen. Y ahora de viejo ya no trabajo en la electrónica pues ya no veo bien. Bueno, pues se me ocurrió revivir aquella experiencia de cuando era niño y me puse a construir una máquina de calar, porque se cala también a mano, pero es muy tardado y este... pos construí la máquina según la había visto yo en ese entonces.6
Don Moisés señala que en Silao los juguetes se vendían en la estación del ferrocarril; de hecho parte de los artesanos vivían cerca de la estación. Como bien dice don Moisés, "todo eso se convirtió en vecindad de jugueteros". Actualmente hay algunos artesanos que no viven junto a la vía del tren, como Martín Medina Gasea, uno de los artesanos más reconocidos que hacen juguetería tradicional:
Desde su niñez, Martín y su hermano Edmundo se han dedicado a la elaboración de piezas en madera de copalillo. Martín posee plantillas para elaborar juguetes de hace 50 años, pero no las ha vuelto a usar porque su deseo es crear nuevos modelos y promover otras fantasías.
Usa madera de copalillo, pino, "tejamanil" y pedacería de triplay y cedro. Hay que tener en cuenta que la madera de copalillo no se debe cortar durante la luna llena porque después se pica.
Para pintar, pegar y unir varios elementos utiliza anilinas de colores, goma, laca, cola, alambre y clavos. También labora con herramientas hechizas como seguetas, navajas para rasurar, sierras y caladoras, cepillos de carpintería, escoplos, buriles, formones y todas las herramientas necesarias en tamaños adecuados a las necesidades de su trabajo ancestral (Fomento Cultural Banamex, 2001: 241).
Es importante señalar que antiguamente no existía la costumbre de marcar al juguete como procedente de tal o cual lugar; sólo los conocedores sabían de dónde procedía. Así lo expresa la maestra Pomar:
... nadie tenía esta idea, de que el juguete era de Guanajuato, no se definía, simplemente era juguete que usted compraba, si... ahora si usted estaba medianamente informado, este... pos usted sabía que era de Guanajuato; es más, yo creo que el gran público consumidor de otros lugares no sabe, en la actualidad, si son juguetes guanajuatenses que están hechos en Guanajuato, no sé si me explico...7
Para finalizar, considero que es muy complejo dar alguna denominación de origen a los juguetes; digamos que son del pueblo y son consumidos por el pueblo; y hasta podríamos decir que son exclusivos de la cultura mexicana. Pero si los comparamos con los juguetes de otros países encontraremos sin duda alguna muchas semejanzas. Eso sí, lo que no cambia aquí o en China es la función lúdica del juguete y el tipo de juego que invita a desarrollar estimulando la imaginación de quienes lo usan.
Llegar a una conclusión a partir de un texto como el que acabamos de presentar presenta ciertas dificultades. Para comenzar, el tema abordado no es un tema ya agotado en el sentido de que se haya llegado a definir de una manera muy puntual lo que es o no es arte popular. Ni siquiera se puede señalar con precisión el "verdadero" lugar de origen de las piezas y sobre todo definir qué es un juguete "tradicional"... Más aún, no existe un consenso acerca de qué es "lo popular".
Sin embargo, sabemos que a propósito de las artesanías y su posible caracterización se han desarrollado muchas monografías, a menudo repetitivas. La mayoría coincide en destacar rasgos como éstos: la hechura manual, lo tradicional, la trasmisión del oficio a través de redes del parentesco familiar en un determinado entorno regional, la inserción en una economía de autoabasto y la creatividad individual frente a la serie programada (Martínez, s/f: 10-11).
En este texto intenté describir una de las tradiciones importantes de Guanajuato, como es la del juguete popular, así como también las aspiraciones, deseos, frustraciones, vivencias y creencias de algunos artesanos. Sólo el lector podrá juzgar sí se logró este objetivo. Dejo a otros estudiosos la tarea de profundizar en otros aspectos que yo no he podido o no me he propuesto desarrollar en este lugar.
Bibliografía
Arte del Pueblo. Manos de Dios. Colección del Museo de Arte Popular (2005). México: Gobierno del Distrito Federal-CONACULTA-INBA-Museo de Arte Popular, 2a ed. [ Links ]
José N. Iturriaga, "El arte popular en los estados de la República". En: Arte del Pueblo. Manos de Dios. Colección del Museo de Arte Popular, 2005: 580. [ Links ]
Hernández, Francisco Javier (1950). El juguete popular en México. México: Mexicanas. [ Links ]
Gobierno de Estado de Guanajuato (1995). Artesanías de Guanajuato, Grandes Maestros del arte popular mexicano. Colección Fomento Cultural Banamex. México: Fomento Cultural Banamex, A.C, 1a reimpresión 2001. [ Links ]
Martínez Máza, Pedro (s/f). Artesanía en Ibero América. Un solo mundo. España: Sociedad Estatal Quinto Centenario; Ministerio de Industria, Comercio y Turismo; Agencia Española de Cooperación Internacional; y Lunwerg Editores. [ Links ]
Pomar, María Teresa (1992). "El juguete popular mexicano". En: Tierra Adentro, mayo-junio de 1992, Número 59, CNCA-INBA, p. 21 [ Links ]
Rubín de la Borbolla, Daniel (1961). Las Artes Populares Guanajuatenses. México, Guanajuato: Gobierno del Estado de Gto. [ Links ]
Tierra Adentro, mayo-junio de 1992, Número 59, CNCA-INBA [ Links ]
Entrevistas
España Olivarez, Gumersindo, el día 23 de junio 2005 en Santa Cruz de Juventino Rosas, Gto.
Hernández Colmenero, Mauricio, el día 7 de julio del 2005 en Guanajuato, Gto.
Lemus, Martín, el día 7 de julio 2005 en Celaya, Guanajuato.
Orta Torres, Melesio Moisés, el 10 de agosto de 2005 en Guanajuato, Gto.
Pomar María Teresa, el día 20 de enero de 2006 por Gabriel Medrano de Luna en Guanajuato, Gto.
Rivera Maximino, el día 1 de septiembre de 2005 en Celaya, Gto.
Suárez Aguayo, Ramón, en noviembre de 2005 por Gabriel Medrano de Luna y Rolando Briseño León en Guanajuato, Gto.
1 Entrevista hecha a Mauricio Hernández Colmenero el día 7 de julio del 2005 en Guanajuato, Gto.
2 Entrevista hecha a Martín Lemus el día 7 de julio 2005 en Celaya, Guanajuato.
3 Entrevista hecha a Maximino Rivera el día 1 de septiembre de 2005 en Celaya, Gto.
4 Entrevista hecha a Gumersindo España Olivares el día 23 de junio 2005 en Santa Cruz de Juventino Rosas, Gto..
5 Entrevista hecha a Ramón Suárez Aguayo en noviembre de 2005 por Gabriel Mediano de Luna y Rolando Briseño León en Guanajuato, Gto.
6 Entrevista hecha a Melesio Moisés Orta Torres el 10 de agosto de 2005 en Guanajuato, Gto.
7 Entrevista hecha a Teresa Pomar el 20 de enero de 2006 en Guanajuato, Gto.