Introducción
Desde el punto de vista alimentario, político, económico y social, el maíz es el cultivo más importante del país (González y Alferes 2009), con un consumo per cápita de 120.5 kg al año (Ortiz-Rosales y Ramírez-Abarca 2017) de los cuales 70 kg se consumen en forma de tortilla (Salinas et al. 2010). En México el 80% de la superficie sembrada con maíz es de temporal y más de la mitad de la producción nacional de maíz proviene de este régimen hídrico por productores de pequeña escala, pertenecientes a los estratos rurales con mayor pobreza y, producción de autoconsumo (SAGARPA-FAO 2014).
Bajo este régimen hídrico se desarrolla la agricultura, también llamada campesina, que se caracteriza por el uso del conocimiento local y tradicional para manejar y producir alimentos en diferentes condiciones ambientales y socioeconómicas adversas (Castillo-Nonato y Chávez-Mejía 2013). Pese a todo, sigue siendo de relevancia, ya que los alimentos que de ella se derivan son la fuente principal de subsistencia de su población (Castillo-Nonato y Chávez-Mejía 2013) y, por lo tanto, garantizar la seguridad alimentaria de productos como el maíz que por tradición y arraigo son la base de su alimentación (SAGARPA 2013).
Lo anterior implica redoblar esfuerzos para incrementar la productividad, competitividad y rentabilidad de las unidades de producción rural de manera sustentable (SAGARPA 2013), con prácticas agrícolas resilientes que aumenten, no solo la productividad y la producción, sino también que contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas (ONU 2015). Para proponer estrategias sustentables se requiere conocer los sistemas de producción que hay en cada territorio para evaluarlos de manera tangible bajo el concepto de sustentabilidad (Masera et al. 2005). Pero uno de los principales retos, es su abordaje de manera interdisciplinaria e integrada incluyendo los procesos ambientales y los fenómenos socioeconómicos (Masera et al. 2000). Ante esta necesidad surge en 1997 el Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo incorporando Indicadores de Sustentabilidad (MESMIS), como una alternativa viable para la evaluación de proyectos, tecnologías o agroecosistemas (Macías et al. 2006). Con el marco MESMIS se han evaluado en México 34 casos de estudio de los cuales 25 de ellos fueron descritos por Astier et al. (2012) quienes indican que estos se han realizado sobre diferentes sistemas: agroforestal, agrosilvopastoril, cultivos comerciales y básicos, pastizales, forestal y acuacultura. En el 55.9% de los estudios se utilizaron los indicadores de sustentabilidad propuestos por el MESMIS para las evaluaciones; dentro de los cuales sobresalen los sistemas de tipo campesino para la producción de diversos productos. Por ejemplo, la producción de maíz y leche (Brunett et al. 2005), leche a pequeña escala (Castillo et al. 2012), milpa tradicional y maíz en monocultivo (Sánchez y Romero 2018), sistema ovino en comunidades indígenas (Alemán et al. 2003), sistemas de ovinos y caprinos (Nahet 2008), sistema caprino tradicional y agrosilvopastoril (Rodríguez-Ucea et al. 2018), y sistema de maíz campesino y sistema diversificado de cultivos (Astier et al. 2003). También, se ha evaluado el manejo de los cultivos tradicionales y del sistema agroindustrial (Sánchez-Morales et al. 2014), manejo orgánico y convencional para la producción de cacao (Priego-Castillo et al. 2009), o la dimensión social de comunidades indígenas (González et al. 2006).
Además de utilizar el MESMIS, también se han realizado innovaciones sobre diversidad cultural por medio de conceptos puente (Moya et al. 2003). Así como estudios con diferentes herramientas y perspectivas analíticas para comparar prácticas agrícolas sustentables entre comunidades campesinas (Ayala y Guerrero 2009) y agroecológicas (Gutiérrez et al. 2011). Pero son escasos los estudios que utilizan el MESMIS para realizar comparaciones de un mismo sistema a través del tiempo (longitudinales). Por lo anterior, el objetivo de esta investigación fue evaluar los diferentes sistemas de producción de maíz de temporal en la península de Yucatán.
Materiales y métodos
La zona de estudio Península de Yucatán se ubica en la región sur-sureste de México, de mayor rezago productivo y económico (SEDATU 2018), donde la producción de maíz es el medio de vida de más de 50 000 familias (Dzib-Aguilar et al. 2016, Uzcanga et al. 2020). Las características ecológicas la describen como tropical subhúmeda con selva mediana subcaducifolia, selva baja caducifolia y selva espinosa; con elevación de 0 a 300 msnm y afloramientos calizos con paisaje kárstico (Aguilar et al. 2003).
Para la evaluación de sustentabilidad se utilizó el marco MESMIS (Masera et al. 2000b) que propone un esquema que facilita las evaluaciones de los sistemas de manejo de tipo campesino y se adapta a diversas condiciones de capacidades técnicas, recursos económicos y condiciones biofísicas. Además, se caracteriza por ser sistemático, participativo, multiescalar, flexible y con ventaja en comparación con otros métodos de evaluación de la sustentabilidad (Galván-Miyoshi et al. 2008).
Se utilizó un diseño de investigación transversal descriptiva, para caracterizar, medir y monitorear los indicadores, y tener un panorama del estado de los sistemas de producción de maíz de temporal, tanto los de referencia como el alternativo, para realizar una evaluación comparativa de la sustentabilidad de los sistemas en un determinado momento. Los sistemas evaluados fueron la milpa, el sistema convencional (como sistemas de referencia o predominantes en la región) y el sistema mecanizado (como el sistema alternativo o con innovaciones tecnológicas o sociales). Se describieron las características tecnológicas, manejo, socioeconómicas y culturales a través de la aplicación de 733 cuestionarios a productores de maíz en las principales zonas productoras, además de dos talleres participativos realizados en el municipio de Yaxcabá, en las comunidades de Tahtzibichén (13/12/2019) y Canakom (21/02/2020) con 75 y 30 productores, respectivamente.
Los puntos críticos de la producción de maíz se identificaron con una investigación documental de trabajos realizados en la zona de estudio (Uzcanga et al. 2012), además de la información obtenida en los talleres con técnicas de diagnóstico participativo para la priorización de problemas (Uzcanga et al. 2021).
Para cada uno de los atributos de sustentabilidad, se definieron los puntos críticos, criterios de diagnóstico y se propusieron nueve indicadores (Tabla 1), que a continuación se describen:
Atributo | Punto crítico | Criterio de diagnóstico | Indicador | Área | Método |
---|---|---|---|---|---|
Productividad | Baja productividad, bajos precios del maíz, alto costo de los insumos (diésel, agroquímicos, semillas). | Eficiencia | 1) Rendimiento (kg/ha) | A | ayc |
2) Relación Beneficio/Costo. | E | a | |||
Estabilidad, resiliencia, confiabilidad | Insuficiente reintegro de nutrientes al suelo | Fragilidad del sistema | 3) Índice de Aptitud Agrí cola Sustentable (IAAS) | A | cyd |
Adaptabilidad | Baja adopción de tecnologías agrícolas, falta de capacitación de los productores Falta de infraestructura de riego, difícil acceso a las parcelas lo que dificulta el acarreo de la producción | Capacidad de adopción de innovaciones tecnológicas Recursos Municipales para el desarrollo productivo | 4) Índice de Apropiación de Tecnología Agrícola (IATA) | S | ayb |
5) Índice de Capacidad Productividad (ICAP) | E | a, b, c y d | |||
Equidad | Bajos ingresos de los productores, baja disponibilidad de semilla mejorada de acuerdo con la región. | Distribución de los costos y beneficios | 6) Nivel de seguridad alimentaria con respecto al maíz | S | a |
7) Distribución de la tierra | S | ayd | |||
8) Índice de Gini | E | a | |||
Autodependencia o autogestión | Alta dependencia de los apoyos exter nos, débil organización de los productores | Autosuficiencia | 9) Dependencia externa de insumos | A | a |
A = Ambiental, E = Económica, S = Social (a) = encuesta, (b) = entrevista, (c) = medición directa en campo, (d) = revisión bibliográfica.
Productividad
Se plantearon dos indicadores, uno ambiental (rendimiento) estimado a través de la encuesta y/o en campo y otro de índole económica (relación beneficio costo (R b/c)) que se utilizó para conocer los beneficios obtenidos por cada peso invertido a precios reales en la producción de maíz (Uzcanga et al. 2015).
Estabilidad, resiliencia y confiabilidad
Para el monitoreo de este atributo se generó un indicador sintético el índice de aptitud agrícola sustentable (IAAS) que se generó a partir de tres funciones de pedotransferencia (FPT) (Aguilar et al. 2011, Aguilar y Bautista 2011), que se utilizaron como indicadores ambientales de fertilidad del suelo de uso agrícola para identificar posibles restricciones o degradación por uso y manejo del suelo. Los valores de las FPT se sustituyeron en la ecuación calibrada para los suelos kársticos de la Península de Yucatán (Aguilar y Bautista 2011) que posteriormente se transformaron a porcentajes asignando ponderaciones iguales para cada variable para generar tres categorías según su aptitud (Aguilar et al. 2013).
Adaptabilidad
Este atributo se evaluó a través de dos indicadores sintéticos, el índice de apropiación de tecnología agrícola (IATA) y el índice de capacidad productiva (ICAP) a escala municipal. El IATA se adaptó de Damían et al. (2007) para las condiciones de temporal de la Península de Yucatán, para contrastar las recomendaciones tecnológicas del cultivo (Aguilar y Torres 2008, Medina y Rosado 2015) con las actividades que realizó el productor en su parcela, tomando 100 como el valor máximo a obtener de la sumatoria de todos los componentes tecnológicos para elaborar una tipología del productor por categorías. El segundo indicador sintético ICAP se utilizó para tipificar los municipios del área de estudio con respecto a su capacidad productiva para el cultivo de maíz, este indicador se construyó a partir de cinco indicadores parciales: producción, ocupación y empleo, capacidad de desarrollo del productor, infraestructura y equipo y desarrollo tecnológico.
Equidad
Este atributo se evaluó a través de tres indicadores: nivel de seguridad alimentaria con respecto al maíz, que se obtuvo con el valor del cociente entre cantidad de grano producido y consumo total en toneladas, la distribución de la tierra (superficie sembrada por productor en hectáreas) e índice de Gini estimado a través de la valoración de la producción a precios de mercado para conocer la distribución del ingreso de los productores por el cultivo de maíz (Ruiz-Ramírez et al. 2012).
Autodependencia
Este atributo se evaluó a través del número de insumos subsidiados para la producción de maíz. En la Tabla 2, se expone para cada atributo de sustentabilidad, los indicadores utilizados, la escala del valor del dato, el método de extracción, cambio deseado y valores de referencia. Para la agregación y comparación de los resultados se calcularon los niveles de desempeño de cada indicador con los diferentes métodos propuestos por Galván-Miyoshi (2008) como distancia del óptimo, combinaciones pareadas e intervalo de referencia lo que permitió transformar el valor de los indicadores a una escala común (porcentaje) y presentarlos en una gráfica de tipo AMIBA.
Atributo | Indicador | Escala | Método | Cambio | Valores de referencia |
---|---|---|---|---|---|
Productividad | 1) Rendimiento | De razón | Distancia del óptimo | Maximizar | Milpa (2.0 t/ha)a, Convencional (3.9 t/ha)b, Mecanizado (5.t/ha)c |
2) Beneficio-costo | Comparaciones pareadas | Maximizar | Milpa B/C = 1.5, Convencional B/C = 1.7, Mecanizados B/C = 2.3 | ||
Estabilidad, resiliencia, confiabilidad | 3) Índice de Aptitud Agrícola Sustentable (IAAS) | Ordinal | Intervalo de referencia | Maximizar | (0.37-51.5) |
Adaptabilidad | 4) Índice de Apropiación de Tecnología Agrícola (IATA) | Ordinal | Intervalo de referencia | Maximizar | (0-100) |
5) Índice de Capacidad Produc tiva (ICAP) | Maximizar | (-1.7-81.6) | |||
Equidad | 6) Nivel de seguridad alimentaria con respecto al maíz | Ordinal | Intervalo de referencia | Maximizar | (0.41-35 t) |
7) Distribución de la tierra | Maximizar | Milpa (4 ha) a, Convencionales (4 ha) b, Mecanizados (18 ha) c | |||
8) Coeficiente de Gini | Minimizar | (0-100) | |||
Autodependencia (Autogestión) | 9) Dependencia externa en insumos | Ordinal | Intervalo de referencia | Minimizar | (0-6) |
Se tomó como valor óptimo, el valor máximo para rendimiento y superficie estimado por: a) Moya et al. (2003), b) Uzcanga et al. (2015) y c) Pat et al. (2013).
Resultados
Se identificaron diferencias entre sistemas sobre las especies utilizadas, variedades de maíz, tecnología aplicada y manejo del cultivo (Tabla 3). La milpa es un sistema de policultivo, basado principalmente en el cultivo de maíz (Zea mays L.) en asociación con frijol (Phaseolus spp.) y calabaza (Curcubita spp.), se observó que la apicultura es una actividad importante dentro del sistema, ya que 87.5% de los productores son apicultores. Mientras que en el sistema convencional y mecanizados, se producen monocultivos con orientación al mercado, con siembra de semillas hibridas. En el sistema mecanizado se realizan las actividades como la preparación del terreno, siembra y cosecha, con maquinaria.
Determinantes del Agroecosistema | Sistema de manejo de referencia | Sistema de manejo Alternativo Mecanizados | |
---|---|---|---|
Milpa | Convencional | ||
Tipos de especies | Maíz (Zea mays L) en alternan cia con: frijol (Phaseolus spp), calabaza (Curcubita spp). | Maíz (Zea Mays L) | Maíz (Zea Mays) |
Variedades manejadas | 73% Criollos y 27% Criollos mejorados | 71% Criollos, 14% Híbridos, 7% Ciclo anterior, 7% variedades y 1% Criollo mejorado | 68% Híbridos, 15% Criollos, 10% variedades, 7% del ciclo anterior. |
Sistema de Cultivo | Policultivo | Monocultivo | Monocultivo |
Tecnología aplicada | Milpa-roza | Labranza mínima | Mecanizado |
Intensidad del uso del espacio | Se cultiva de dos a cinco años. | Cultivo continuo | Cultivo continuo y en algunos ciclos se rota con soya |
Instrumentos | Espeque, coa para deshierbar, machete | Espeque, coa para deshierbar, machete | 59% Rastra semi-pesada, 67% Rastra agrícola, 59% sembradora, 34% fumiga con tractor, 52% cosechadora |
Fertilización (kg/ha) | El 78% aplicó fertilizante. La mayoría aplica una sola dosis de 16 kg (Nitrógeno) + 35kg (Fosfáto Diamónico) a los 30 días de haber sembrado | 49% aplicó la primera dosis de fertilizante de 20kg (Nitrógeno) + 38 kg (Fosfáto Diamónico). La mayoría lo aplicó a los 30 días de haber sembrado. Menos del 7% realizo una segunda aplicación. | El 92% aplicó la primera dosis de fertilizante de 29 kg (Nitrógeno)+ 70 kg (Fosfáto Diamónico). La mayoría lo aplicó junto con la siem bra. Menos del 14% realiza una se gunda aplicación. |
Labores | La siembra se realizó con espeque a una hilera, deshierbe y dosis bajas de herbicida. | La siembra se realizó con espeque a una hilera, deshierbe y dosis bajas de herbicida. | El 59% de los productores siembro con maquinaria agrícola y el 34% utilizo tractor para las aplicaciones de herbicida. |
Espeque (xu'ul) palo puntiagudo para hacer hoyos y depositar la semilla. Las semillas criollas son de las Raza Tuxpeño (x-nuuk nal) de ciclo largo, Raza Dzit Bacal (ts'iit bakal) de ciclo intermedio y variedades precoces Nal-Tel (xmejen-nal). Semillas mejoradas: H-563, H-520 y VS-536, VS-536, V-537C, V-556VA. Híbridos: P-30F32, Dekalb (390, 393, 7088), H-431, H-513, H-515, H-516, H-519C, H-563, H-564C, H-443A. Híbridos de la empresa Cristiani Burkard.
Entre las principales características socioeconómicas y culturales (Tabla 4), destacan las diferencias de la población. Mientras que en el sistema mecanizado tiene presencia de población menonita, en los sistemas de referencia (milpa y convencional) la población es maya y mestizos. Los productores de la región son de mediana edad, con estudios de nivel primaria y experimentados en el cultivo de maíz. Mientras que la producción de los sistemas de referencia se orienta a satisfacer las necesidades de consumo familiar, los excedentes del sistema convencional y la producción del sistema mecanizado se orientan al mercado.
Determinantes del Agroecosistema | Sistema de manejo de referencia | Sistema de manejo Alternativo Mecanizados | |
---|---|---|---|
Milpa | Convencional | ||
Características de los produc tores | Los productores tienen en promedio 50 años de edad, con cinco de escolaridad y 29 años de experiencia en el cultivo de Maíz. | ||
Objetivo de la producción | 100% de subsistencia | 75% de subsistencia, 22% de ingresos 1% ambos. | 74% de ingreso, 18% subsistencia y 7% ambos. |
Características de la organi zación para la producción | 97% Ejidal, 3% Privada o particular | 58% Ejidal, 23% rentada 17% privada o particular, 2% prestada. | 74% Ejidal, 22% Privada o particular, 4% rentada. |
Tipo de Unidad | Familiar | Familiar | Familiar + Contratos jornales. |
Escala de producción (ha) | 2.6 | 2.5 | 12 |
Comercialización / almacenamiento | En la mayoría de los casos se dobla el maíz y se deja en la parcela para cosecharlo o según las necesidades del hogar o se almacena en la troje. | 56% intermediarios, 33% compradores del pueblo, 8% molino, 3% silo o centro de acopio. | 56% intermediarios, 32% silo o cen tro de acopio, 6% compradores del pueblo, 4% molino, 2% industria. |
Rendimientos (t/ha) | 0.5 | 2.6 | 3.9 |
Predominación de la población | Indígena maya y mestizos | Indígena maya y mestizos | Indígena maya, mestizo y menonita. |
Productividad
Se obtuvieron rendimientos medios de 0.5 t ha1 (milpa), 2.6 t ha1 (convencional) y 3.9 t ha1 (mecanizado). Con respecto al beneficio costo esta relación fue más favorable para el sistema mecanizado (R b/c = 2.3), lo que indica que por cada peso invertido en la producción, se obtiene $1.3 de beneficio. En el sistema convencional esta fue R b/c = 1.7 con $0.70 de rendimientos y, en el sistema milpa a pesar de solo valorar la producción de maíz para el cálculo del indicador, la R b/c = 1.5, lo que implica que los productores recuperaron el dinero invertido en la producción y obtuvieron $0.50 por cada peso invertido.
Estabilidad, resiliencia y confiabilidad
Del total de 733 parcelas muestreadas 15.4% fueron aptas, 79.7% moderadas y 4.9% marginales. Particularmente, las parcelas monitoreadas del sistema milpa todas se clasificaron con una aptitud moderada y con media de rendimiento de 0.7 t ha1. En el sistema convencional el 87.1% cayó dentro de esta categoría, sin embargo; los rendimientos fueron de 2.6 t ha1. En el sistema mecanizado 75% de las parcelas se ubicó dentro de esta categoría con medias de rendimiento de 3.8 t ha1. Dentro de la clase apta del IAAS se estimaron también los rendimientos más altos, aunque esta clase solo se encontró en el 1.8% de las parcelas del sistema convencional con 4.6 t ha1 y en el 21.5% de las parcelas del sistema mecanizado con 4.5 t ha1.
Adaptabilidad
El nivel de apropiación de tecnología agrícola de los productores fue 37.9% medio, 36% bajo, 23.5% alto y 2.6% muy bajo (Figura 1). Se determinó que el 33.3% de los productores del sistema mecanizado fueron los que utilizaron mayor tecnología y la media de rendimiento fue de 4.2 t ha1. No obstante, para los tres sistemas se identificaron componentes como la fertilización donde las dosis fueron inadecuadas, mientras que en milpa solo el 50% de los productores aplicó lo recomendado, 30 kg de Nitrógeno y 80 kg de Fosfáto Diamónico, los productores de los sistemas mecanizado y convencional aplicaron dosis bajas de Nitrógeno, aproximadamente 30% menos que 110 kg, pero aplicaron dosis por encima de lo recomendado de 46 kg de Fosfáto Diamónico. Si bien el clima incide en la productividad del cultivo, sobre todo en las regiones de temporal, existen otros factores como la capacidad de compra de los productores para adquirir los insumos, la cual en los sistemas de referencia es limitada.
Con relación al ICAP el 52.9% de las parcelas de los productores están ubicadas en municipios con condiciones moderadas para el incremento de la producción, 28.9% en alta y 18.1% en baja (Figura 2). Particularmente, los municipios asociados con el sistema milpa presentaron baja capacidad productiva y, por lo tanto, las innovaciones tecnológicas deberán ser de bajo costo y considerar las limitaciones de infraestructura. En el sistema convencional predominó con 83.4% moderado, 9.8% bajo y 6.7% alto, lo que indica que la mayoría de los productores no son eficientes con los recursos disponibles en el territorio. En los mecanizados 49.3% de los municipios tuvieron una capacidad moderada, 43.6% bajo y 39.3% alto.
Equidad
Se encontró que el sistema convencional y el mecanizado producen suficiente maíz para el auto abasto, estimado en 2 t, ya que producen durante el ciclo 6.7 y 45 t, respectivamente; y la relación de producción-consumo fue 3.4 y 27 t. No obstante, en el sistema milpa esta relación fue menor a la unidad y, por lo tanto, la producción obtenida no es suficiente para satisfacer las necesidades del consumo familiar. Con respecto a la distribución de la tierra y considerando los parámetros de la Tabla 2, se estimó una media de superficie de 2.6 ha (milpa), 2.5 ha (convencional) y 12.4 ha (mecanizado). En los tres sistemas evaluados prevaleció del sistema ejidal sobre la tenencia de la tierra, pero se identificó la renta de tierras para la siembra de maíz en mecanizado y convencional en un 17.1 y 3.2%, respectivamente.
El índice de Gini mostró la distribución del ingreso por la venta de la producción de maíz a precios de mercado, los cuales fueron bajos con valores de 19.8% para la milpa, 17.1% para el sistema convencional y 13.4% para el mecanizado. El 60% de los productores de milpa concentran el 30% del ingreso total acumulado con moda de $1 564 durante el ciclo. En el sistema convencional la situación fue más favorable ya que el 60% de los productores concentró el 40% del ingreso acumulado con una moda $8 591. En contraste la moda del ingreso para el sistema mecanizado fue de $15 523, de los cuales el 20% perciben ingresos inferiores a $9 505.
Autodependencia
El sistema más dependiente de los subsidios agrícolas fue el sistema mecanizado quienes acaparan el 81.5% del total los insumos, mermando su capacidad de autodependencia mientras que el sistema milpa fue el menos dependiente de los tres. Destacan los subsidios en especie como mochilas para fumigar e insumos agrícolas. Los niveles de desempeño de cada uno de los indicadores se presentan en la Figura 3.
Discusión
Productividad
Los puntos críticos de los sistemas coinciden con las problemáticas centrales del sector sobre la baja productividad (SAGARPA-FAO 2014) y la baja remuneración. Al respecto, Rodríguez-Canto et al. (2016) mencionan que el 50% de los hogares milperos de la Península de Yucatán, presentan pobreza por ingreso, lo que implica que no cuentan con un ingreso suficiente para alcanzar el bienestar mínimo y, por lo tanto, se ven en la necesidad de depender de empleos de baja calificación y remuneración que poco contribuyen en superar su inseguridad alimentaria (Pat et al. 2010, Rosales y Rubio 2010). Aunque no hubo pérdidas económicas en los sistemas evaluados, los beneficios varían muy poco con los años, ya que en 1998, Cuanalo-de la Cerda y Uicab-Covoh (2006), estimaron una relación beneficio costo de 1.47, pero además del valor del maíz, consideraron la producción de las leguminosas. Inclusive hay otros autores como Ramírez et al. (2018) quienes aseguran que, si se contabilizara todos los costos de la producción, incluyendo el de la tierra, solo se obtendrían pérdidas. Mientras que Pat et al. (2008) estimaron una relación beneficio costo con pérdidas por cada peso invertido. Pero por el contrario también se afirma que las formas de manejo (agroecológico y mixto) aunque menos productivas son las más sostenibles a largo plazo en comparación con el manejo convencional (Martínez et al. 2020).
Estabilidad, resiliencia y confiabilidad
La mayoría de los suelos de las parcelas de los productores presentaron un IAAS moderado. Este indicador permite monitorear procesos físicos del suelo como la capacidad de amortiguar los agroquímicos utilizados en suelos de uso agrícola y el nivel de fertilidad (Bautista-Zúñiga et al. 1995). En este sentido, Cother (2020) afirma que la fertilidad de los suelos determina el contenido de nutrientes de los alimentos y que el uso de fertilizante químico modifica su valor nutricional. Además, Aguilar et al. (2013) indican que esta información permite diseñar una adecuada disposición de residuos orgánicos a nivel parcelario y extrapolar la información a una escala regional. Sobre todo, porque el abastecimiento natural del nitrógeno proviene de la materia orgánica del suelo y es el que más escasea para atender las necesidades de los cultivos (Pineda 2020).
Adaptabilidad
El nivel de desempeño de los sistemas sobre la adaptabilidad indica, que aún prevalece la insuficiente incorporación del conocimiento tecnológico disponible y, por el otro, la baja inversión productiva e innovación en los sistemas de producción. En este sentido Damián et al. (2007) y Sánchez-toledano et al. (2017) señalan que existen factores que limitan la correcta aplicación de la nueva tecnología e incluso la adopción de todo el paquete tecnológico. Por otra parte, la actividad petrolera de Campeche y la actividad turística en Quintana Roo son indicadores de movimientos poblacionales en la región (Mier y Terán 2004), lo que puede afectar la oferta de mano de obra en estas dos entidades.
Equidad
En el sistema convencional y el mecanizado producen la cantidad suficiente de maíz para el autoabasto, lo cual coincide con Pat et al. (2010), quienes señalan que a mayor escala de la producción de maíz no solo se genera mayor ingreso, sino que también hay mayor disponibilidad de maíz para consumo familiar. Aunque este no fue el caso para los productores del sistema milpa quienes no son autosuficientes en maíz, lo cual coincide con lo reportado por Rodríguez-Canto et al. (2016) quienes señalan que los productores de comunidades rurales no alcanzan a producir su autoconsumo, por lo que recurren a la compra de maíz en más de un tercio del año.
Autodependencia
Sobre los insumos utilizados, se reporta que estos representan un 63.6% del costo total de la producción de maíz en la región (Pat et al. 2013). Sobre lo mismo Guzmán et al. (2014) aseguran, que los fertilizantes generan el mayor costo dentro de los insumos comerciales, lo cual equivale al 26.4% del costo total de la producción de maíz. En tanto que Martínez et al. (2020) reportan que el gasto de fertilizantes y semillas representa el 38.8 y 15% respectivamente, del costo de producción en un manejo convencional de elevado uso de insumos. Sin embargo, en la práctica los programas que subsidian estos insumos han estado sesgados hacia los productores de maíz de mayor extensión y calidad de tierra como los mecanizados, propiciando mayor desigualdad socioeconómica (Pat-Fernández et al. 2011) y dependencia externa a estos insumos, lo que disminuye la capacidad de autogestión. En los sistemas como la milpa el uso de insumos externos es limitado, como lo señala Gomero (2001), quien indica que este problema está relacionado con la poca capacidad local para aprovechar los recursos disponibles.
Conclusiones
En la Península de Yucatán, coexisten diferentes sistemas de producción de maíz de temporal, que están relacionados con la aptitud de los suelos. Cada uno con características tecnológicas y de manejo distintivas, así como factores ambientales, infraestructura agrícola, aspectos sociales y culturales. El marco MESMIS permitió evaluar la sustentabilidad de estos tres sistemas, presentando el sistema mecanizado la mayor sustentabilidad en la mayoría de los atributos, con excepción de la autodependencia. El sistema milpa fue más sustentable con respecto a los otros dos sistemas en los atributos de equidad y autogestión, mientras que el sistema convencional fue el menos sustentable.