Introducción
De acuerdo con la International Osteoporosis Foundation (IOF), la osteoporosis es una enfermedad que se distingue por la disminución de la densidad y calidad de los huesos.1,2
La evaluación del riesgo de osteoporosis se debe basar en una correcta y completa historia clínica y en las pruebas diagnósticas necesarias, entre las que se destaca la densitometría ósea.
Entre los factores de mayor riesgo para osteoporosis se encuentran el envejecimiento, fracturas previas, antecedente hereditario, bajo consumo de calcio, bajos niveles de vitamina D, tabaquismo, bajo peso, menopausia y baja densidad mineral ósea. Los factores de riesgo más comunes para las fracturas osteoporóticas son el envejecimiento, baja densidad mineral ósea, fracturas previas por fragilidad y antecedentes de fracturas por fragilidad en los padres.3
En la actualidad, la osteoporosis se considera un problema de salud pública dado el número de casos y la repercusión socioeconómica que generan su tratamiento, rehabilitación y prevención.4
Actualmente, el mejor método de predicción de fracturas por osteoporosis es la medición de la densidad ósea. La relación que existe entre la DMO (dimensión mineral ósea) y la osteoporosis es comparable con la relación existente entre la presión arterial y la enfermedad cerebrovascular.7 Las tasas de incidencia varían de forma considerable según el área geográfica y la raza y pueden fluctuar de manera amplia dentro de un mismo país y dentro de las poblaciones según sexo y raza. En Europa, la incidencia de fractura de cadera varía siete veces de un país a otro.5,6,7,8
La frecuencia de fracturas aumenta con la edad en ambos sexos, lo que refleja una combinación de baja densidad ósea y una creciente tendencia a caer en los ancianos.9,10
La tasa de incidencia de fractura de cadera aumenta exponencialmente con la edad; por encima de los 50 años, la incidencia en mujeres es el doble que en los hombres. Debido a que en el grupo de la tercera edad hay más mujeres que hombres, cerca de 80% de las fracturas de cadera ocurren en mujeres.11,12,13,14,15
Muchas de las bajas tasas de incidencia en los países en vías de desarrollo se atribuyen a una esperanza de vida más corta; en América Latina, sólo 5.7% de la población es mayor de 65 años. Sólo alrededor de un tercio de los pacientes que presentan fracturas vertebrales detectadas por radiografías busca atención médica y menos de 10% necesita admisión hospitalaria.16,17
Recientemente, en el estudio LAVOS (Latin American Vertebral Osteoporosis Study) se encontró una prevalencia de fracturas vertebrales asintomáticas de 11.18% en 1,922 mujeres de 50 años o mayores de Argentina, Brasil, Colombia, México y Puerto Rico.18 Como ya se mencionó, tanto la fractura vertebral como la de cadera tienen efectos negativos a largo plazo, ya que deterioran la calidad de vida, disminuyen la independencia del paciente y aumentan la mortalidad.19,20,21
La densidad mineral ósea no es el único factor determinante de fractura; por lo tanto, se deben tener en cuenta otros factores esqueléticos que también afectan la resistencia del hueso, como la longitud del cuello femoral, el ángulo femorodiafisario, el antecedente de haber sufrido una fractura por fragilidad ósea después de los 45 años de edad y una alta remodelación ósea.22,23 También hay otros factores no esqueléticos, como la edad mayor de 65 años, la historia materna de fractura de cadera, el bajo peso y el deterioro del estado de salud (comorbilidades como diabetes mellitus, depresión, enfermedad cardiovascular y cerebrovascular).22,23,24,25 Dado que la mayoría de las fracturas osteoporóticas resulta luego de una caída, también es importante evaluar los factores de riesgo para presentar una caída.26 Los más importantes son una historia personal de caídas, debilidad muscular, medicamentos que afectan el equilibrio, trastornos de la marcha y déficit visual.27,28
Métodos
Realizamos un estudio retrospectivo observacional con trabajadores activos de sexo masculino y femenino en quienes se evaluó la densidad mineral ósea por absorciometría dual de rayos X (DXA) central de cadera y columna. El tiempo de evaluación fue de Junio de 2009 a Junio de 2010.
Resultados
Se reclutaron 1,431 pacientes: 258 (18%) hombres y 1,173 (82%) mujeres.
La distribución de la población de uno y otro sexo por grupos de edad se dividió por décadas de vida.
Al grupo de 30 a 39 años asistieron 217 sujetos (19%); de 40 a 49 años, 286 individuos (20%); de 50 a 59 años, 643 personas (45%); de 60 a 69 años, 200 (14%); de 70 a 79 años, 85 (6%).
De acuerdo con el número de sujetos observados, resultaron con normalidad 572 (40%) de 30-39 años, 360 (63%) de 40-49 años, 114 (20.%) de 50-59 años, 64 (11%) de 60-69 años, 34 (6%) de 70-79 años; con osteopenia, 601 (42%) de 30-39 años, 120 (20%) de 40-49 años, 210 (35%) de 50-59 años, 133 (22%) de 60-69 años, 36 (6%) de 70-79 años; con osteoporosis, 258 (18%) de 30-39 años, 67 (6.28%) de 40-49 años, 236 (22.13%) de 50-59 años, 371 (34.8%) de 60-69 años, 302 (28.33%) de 70-79 años.
De acuerdo con los parámetros internacionales, los diagnósticos de las densitometrías centrales fueron, de manera global: normales, 572 sujetos (40%); con osteopenia, 601 (42%); con osteoporosis, 258 (18%), como se observa en la Figura 1.
Discusión
Los resultados obtenidos en este estudio contrastan si los comparamos con trabajos afines realizados en México por Mendoza Romo y su grupo, quienes reportaron una prevalencia de alteraciones en la DMO en 654 mujeres mayores de 40 años, de las cuales, se observó osteoporosis en 16%, osteopenia en 41% y ninguna alteración en 43%.29 Otra referencia es la de Alfonso Murillo, quien encontró una prevalencia de 16% de osteoporosis y 57% de osteopenia en mujeres en la sexta década de la vida. De Lago Acosta y sus colaboradores reportaron osteopenia en 34% y osteoporosis en 18%. Las diferencias proporcionales entre estos estudios y el presente, pueden interpretarse en forma similar en los resultados; sin embargo, las proporciones y metodologías diferentes dificultan la comparación para el cálculo en la prevalencia de la densidad mineral ósea. La prevalencia de osteopenia y osteoporosis de este estudio es similar a la reportada en otras series mexicanas. Los resultados demuestran que las alteraciones degenerativas en pacientes con osteoporosis u osteopenia son frecuentes, incluso entre personas jóvenes.