Introducción
El área quirúrgica combina el tratamiento médico clínico con un abordaje intervencionista, donde el paciente recibe asistencia perioperatoria, con actividades de preparación preoperatoria, manejos intraoperatorios y cuidados posoperatorios. El quirófano es un área donde el personal quirúrgico presenta dificultad para el desempeño laboral, por la complejidad de las tareas que se realizan. La bioseguridad y la prevención de riesgos laborales a los que se está expuesto se convierten en un problema para el equipo de salud que desempeña su función en la sala de operaciones, además de estar en contacto con enfermedades como la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, la tuberculosis y la hepatitis, entre otras, a sustancias neurotóxicas, mutagénicas, carcinogénicas y anestésicas, y también ruido, radiaciones ionizantes y no ionizantes, e iluminación, junto con un tiempo de trabajo prolongado, espacios reducidos, posturas y bipedestación prolongada, etc.
El equipo quirúrgico puede estresarse por la conducta de otros miembros, así como por las reacciones inesperadas que puede presentar el paciente durante la cirugía o por los instrumentos que se utilizan durante esta. La desilusión constante y los conflictos internos crean un ambiente complicado y que genera situaciones estresantes que pueden alterar al grupo.
El personal médico quirúrgico está expuesto a factores de riesgo, siendo los más frecuentes los de tipo psicosocial por la diversificación de sus actividades laborales atendiendo a pacientes de consulta externa, hospitalizados, interconsultas en urgencias e intervenciones quirúrgicas que realizan, y tener a su cargo al personal médico becario de pregrado y posgrado, además de trámites administrativos inherentes a los procedimientos médicos que se realizan en el hospital y de asesoría en su respectiva especialidad; sin olvidar la responsabilidad ética profesional y los posibles conflictos de tipo médico-legal a los que están expuestos con el ejercicio de su trabajo.
Los riesgos psicosociales son un fenómeno relevante y han alcanzado rápidamente una considerable notoriedad en el contexto laboral: es el síndrome de desgaste profesional (SDP) o burnout, que clínicamente fue descrito por Freudenberger en 19741 como «un estado de fatiga o frustración que se produce por la dedicación a una causa, forma de vida o relación que no produce el esperado refuerzo» de ayuda. En 1977, la Asociación Americana de Psicólogos lo describió en personal que trabaja en servicios humanos, profesionales de salud y educación bajo condiciones difíciles en contacto con usuarios. En 1981, Maslach, et al.2 lo estudiaron desde una perspectiva tridimensional: agotamiento emocional (AE), manifestado por pérdida progresiva de energía, cansancio y fatiga; despersonalización (DP), identificada por un cambio negativo de actitudes y respuestas hacia los demás, con irritabilidad; y falta de realización personal en el trabajo (RP) con respuestas negativas hacia sí mismo y el trabajo. En 1982 lo definieron como una «respuesta inadecuada a un estrés emocional crónico cuyos rasgos son agotamiento emocional, despersonalización y un sentimiento de inadecuación a las tareas que ha de realizar», y elaboraron el Maslach Burnout Inventory-Human Services Survey (MBI-HSS) dirigido a profesionales de la salud, validado en profesionales mexicanos por Grajales en el año 2001.3
El SDP en médicos cirujanos especialistas se considera como un riesgo profesional por la naturaleza de su trabajo. En países europeos, americanos y asiáticos, la prevalencia reporta cifras que oscilan desde el 2.7%4 hasta el 86.5%5; en Hispanoamérica su frecuencia es del 14.5%, en América del Sur va del 2.7% al 86.5%, en Europa es del 7.0% al 45.0%, en Centroamérica es del 12.0 y en México es del 33.1% al 42.8% (Tabla 1).
Estudio | Resultados |
---|---|
Cotrina y Panez (2019)4 | 2,7% en Huánuco, Perú |
Visser, et al. (2003)6 | 7,0% en Holanda |
Ordenes (2004)13 | 9,0% en Santiago, Chile |
Girón y Lozano (2013)14 | 12,0% en San Salvador, El Salvador |
Grau, et al. (2009)16 | 14,5% en Hispanoamérica |
Escriba, et al. (2008)15 | 22,4% en España |
Lugo (2019)20 | 24,4% en Guaria, Venezuela |
Ferrel, et al. (2010)17 | 28,0% en Santa Marta, Colombia |
Goehring, et al. (2005)8 | 28,8% en Suiza |
Esquivel, et al. (2007)11 | 33,1% en Distrito Federal, México |
Miraval (2017)18 | 36,7% en Lima, Perú |
Castañeda y García de Alba (2019)* | 40,2% en Guadalajara, México |
Gutiérrez, et al. (2008)10 | 42,8% en Pereira, Colombia |
Borbolla y Domínguez (2007)12 | 42,8% en Tabasco, México |
Pejuskovie, et al. (2011)9 | 45,0% en Belgrado, Serbia |
Zumárraga, et al. (2008)7 | 48,2% en Quito, Ecuador |
Castillo y Rosas (2019)5 | 86,5% en Guayaquil, Ecuador |
*Resultados del presente estudio.
El conocimiento obtenido ha puesto las bases para realizar intervenciones con el fin de afrontar el estrés laboral crónico, tanto individual como grupal o institucional.
Nuestro objetivo es aportar elementos específicos al estudio del SDP (prevalencia, valores de subescalas y determinación de factores de riesgo) en especialistas quirúrgicos de tres hospitales regionales de la Seguridad Social, en Guadalajara (Jal.), México.
Método
Estudio observacional, descriptivo y transversal en 296 especialistas (59 mujeres y 237 varones) para determinar los factores de riesgo y de protección frente al SDP en relación con variables sociodemográficas y laborales. La población de estudio fueron todos los médicos especialistas quirúrgicos adscritos a tres hospitales regionales que cumplían los siguientes requisitos: más de 1 año de antigüedad, estar activo y con disposición para contestar los instrumentos de evaluación. Se excluyó a los médicos becarios, residentes, directivos y demás personal sanitario. Se eliminaron las encuestas incorrectamente cumplimentadas. Se explicaron al personal incluido los motivos y los objetivos del estudio, y se obtuvo su consentimiento informado. Nuestro estudio, por su transversalidad, no distingue apropiadamente causas de efectos.
Instrumentos
-Cuestionario para el registro de las variables sociodemográficas (sexo, edad, con o sin pareja estable, tiempo con pareja estable, trabaja la pareja y número de hijos) y laborales (área laboral, antigüedad profesional y en el puesto actual de trabajo, turno laboral, tipo de contratación, otro trabajo y horas que le dedica).
-El MBI-HSS, versión traducida y validada para México, con una fiabilidad del 0.57 al 0.80, que contiene las siguientes subescalas: AE (nueve ítems), DP (cinco ítems) y RP (ocho ítems). Se suman los valores de los ítems para evaluar los niveles de SDP que tiene el trabajador. Como puntos de corte se categorizaron los niveles bajo, moderado y alto: para AE, ≤ 18, 19 - 26 y ≥ 27; y para DP, ≤ 5, 6-9 y ≥ 10). En contrapartida, la RP funciona en sentido opuesto a las anteriores, con unos valores ≤ 33, 34 - 39 y ≥ 40; la puntuación baja indicaría baja realización, la intermedia mostraría moderada realización, y la alta sería sensación de logro. Se determinó la presencia del SDP con la afectación de una de las subescalas, ya fuera en su nivel medio o alto.
Se realizó análisis estadístico descriptivo obteniendo cifras absolutas, porcentajes, promedio y desviación estándar. Para la asociación se utilizó la correlación de Pearson. Para el análisis inferencial se aplicó la prueba de ji al cuadrado (con o sin corrección de Yates). Se calcularon las odds ratios (OR), con un intervalo de confianza del 95% (IC 95%), mediante los paquetes estadísticos SPSS 15.0 y Epi-info V 6.1, considerando significativo un valor de p ≤ 0.05.
Resultados
De las 320 encuestas distribuidas, cumplieron con los criterios de estudio y se completaron correctamente 296; las 24 restantes se eliminaron por no reunir los pautas establecidas. Se obtuvo una tasa de respuesta del 92.5%.
En el perfil sociodemográfico destaca la afectación por burnout en el sexo femenino, con el 44.0 vs. el 36% en los varones (p < 0.05), con una edad media de 45.0 ± 7.0 años. El grupo de edad menor de 40 años predominó con el 61.0% (p < 0.05). El 51.0% (p < 0.05) no tenía pareja estable, el tiempo promedio con esta fue de 15.4 ± 6.0 años, el 55.0% (p < 0.05) tenía menos de 15 años con ella, en el 37.0% no trabajaba la pareja y el 48.0% (p < 0.05) manifestaron no tener hijos.
En el perfil laboral destacó la especialidad de oncología quirúrgica con el 75.0% (p < 0.05). La antigüedad profesional tuvo un promedio de 15.4 ± 6.3 años, y en el puesto actual de trabajo 10.2 ± 7.3 años. El grupo de menos de 10 años de antigüedad laboral fue el 58.0% (p < 0.05) y sobresalió con el 51.0% el grupo de menos de 10 años de antigüedad en el puesto actual de trabajo. El 67.0% manifestó laborar en el turno nocturno. El 40.0% tenía contratación definitiva (p < 0.05). El 46.0% no tenía otro trabajo y el 35.0% laboraba más de 4 horas en él (p < 0.05).
El SDP se detectó en 119 (40.2%) participantes, de los cuales 59 (49.5%) tuvieron una subescala afectada, 31 (26.0%) dos y 29 (24.5%) tres.
En lo referente al hospital donde realizan su práctica profesional, la frecuencia del SDP predominó en 46 (38.6%) de ellos en el hospital regional C, seguido del B con 44 (36.9%) y el A con 34 (24.5%).
Posteriormente se caracterizaron dos grupos: uno afectado y otro sin afectar. Inmediatamente se realizó una asociación con cada una de las variables sociodemográficas y laborales. Obsérvese en la tabla 2 que ser mujer, que no trabaje la pareja, no tener hijos, tener contratación definitiva y laborar más de 4 horas en otro trabajo se asociaron como variables de riesgo con la presencia de SDP. Por otra parte, tener menos de 40 años (OR = 3.20; IC 95%, 1.81 - 5.68), menos de 15 años con pareja estable (OR = 4.04; IC 95%, 2.08-7.89), la especialidad de oncología quirúrgica, menos de 10 años de antigüedad profesional (OR = 2.61; IC 95%, 1.43-4.76) y en el puesto actual de trabajo (OR = 2,83; IC 95%, 1.68-4.79) y laborar en jornada nocturna se asociaron como variables de riesgo con la presencia del SDP y se comportan como factores de riesgo.
Variables analizadas | SDP, n (%) | p | |
---|---|---|---|
Sí | No | ||
119 (40.2) | 177 (59.8) | ||
Perfil sociodemográfico | |||
Sexo | |||
Masculino | 93 (39.0) | 144 (61.0) | 0.49 |
Femenino | 26 (44.0) | 33 (56.0) | |
Grupo de edad | |||
< 40 años | 47 (61.0) | 30 (39.0) | 0.00001* |
> 40 años | 72 (33.0) | 147 (67.0) | |
Estado civil | |||
Con pareja estable | 70 (36.0) | 129 (64.0) | 0.01* |
Sin pareja estable | 49 (51.0) | 48 (49.0) | |
Tiempo con pareja estable | |||
< 15 años | 40 (55.0) | 32 (45.0) | 0.00000* |
> 15 años | 30 (23.0) | 97 (77.0) | |
Trabaja la pareja | |||
Sí | 45 (34.0) | 88 (66.0) | 0.57 |
No | 25 (37.0) | 41 (63.0) | |
Hijos | |||
Sí | 74 (36.0) | 127 (64.0) | 0.08 |
No | 45 (48.0) | 50 (52.0) | |
Perfil laboral | |||
Área laboral | |||
Traumatología y ortopedia | 29 (61.0) | 18 (39.0) | 0.0002* |
Gineco-obstetricia | 29 (54.0) | 24 (46.0) | |
Cirugía general | 20 (32.0) | 41 (68.0) | |
Oftalmología | 12 (46.0) | 14 (54.0) | |
Otorrinolaringología | 10 (30.0) | 23 (70.0) | |
Maxilofacial | 2 (25.0) | 6 (75.0) | |
Anestesiología | 13 (20.0) | 49 (80.0) | |
Neurocirugía | 1 (50.0) | 1 (50.0) | |
Oncología quirúrgica | 3 (75.0) | 1 (25.0) | |
Antigüedad profesional | |||
< 10 años | 38 (58.0) | 27 (42.0) | 0.0006* |
> 10 años | 81 (36.0) | 150 (64.0) | |
Antigüedad en el puesto actual | |||
de trabajo | |||
< 10 años | 85 (51.0) | 83 (49.0) | 0.00002* |
> 10 años | 34 (27.0) | 94 (73.0) | |
Turno laboral | 9 | ||
Matutino | 69 (42.0) | 6 (58.0) | 0.00003* |
Vespertino | 18 (22.0) | 63 (78.0) | |
Nocturno | 19 (67.0) | 9 (33.0) | |
Jornada acumulada | 13 (59.0) | 9 (41.0) | |
Tipo de contratación | |||
Definitiva | 117 (40.0) | 171 (60.0) | 0.37 |
Temporal | 2 (25.0) | 6 (75.0) | |
119 (40.2) | 177 (59.8) | ||
Otro trabajo | |||
Sí | 52 (34.0) | 101 (66.0) | 0.02* |
No | 67 (46.0) | 76 (54.0) | |
Tiempo que labora en el otro trabajo | 9 (30.0) | 21 (70.0) | 0.60 |
< 4 horas | 43 (35.0) | 80 (65.0) | |
> 4 horas |
SDP: síndrome de desgaste profesional.
*Estadísticamente significativo (significancia estadística p ≤ 0.05) Fuente: encuesta directa, 2019.
Son factores protectores frente al SDP no tener pareja estable (OR = 0.53; IC 95%, 0.31 - 0.90) y no tener otro trabajo (OR = 0.58; IC 95%, 0.36 - 0.96).
Se asociaron como variables de riesgo con la presencia de SDP en cuanto al AE el ser mujer, no tener pareja estable, que no trabaje esta, no tener hijos, tener contratación definitiva y trabajar menos de 4 horas. Además, tener menos de 40 años (OR = 3.86; IC 95%, 2.14 - 6.97), menos de 15 años con pareja estable (OR = 3.61; IC 95%, 1.77 - 7.39), la especialidad de oncología quirúrgica y tener menos de 10 años de antigüedad profesional (OR = 2.74; IC 95%, 1.49 - 5.07) y en el puesto actual de trabajo (OR = 3.41; IC 95%, 1.86-6.28) se asociaron como variables de riesgo con la presencia de SDP y se comportan como factores de riesgo.
Se comporta como factor protector contra SDP en presencia de AE el no tener otro trabajo (OR = 0.59; IC 95%, 0.34 - 0.99).
Se asociaron como variables de riesgo con la presencia de SDP en cuanto a DP ser mujer, no tener hijos, llevar menos de 10 años en el puesto actual de trabajo, laborar en jornada nocturna, tener contratación temporal, no tener otro trabajo y laborar menos de 4 horas. Por otro lado, tener menos de 40 años (OR = 4.24; IC 95%, 2.18 - 8.25), llevar menos de 15 años con pareja estable (OR = 3.19; IC 95%, 1.35 - 7.66), la especialidad de gineco-obstetricia y tener menos de 10 años de antigüedad profesional (OR = 3.18; IC 95%, 1.61 - 6.29) se asociaron como variables de riesgo con la presencia del SDP y se comportan como factores de riesgo.
Se comporta como factor protector frente al SDP en presencia de DP el no tener pareja estable (OR = 0.54; IC 95%, 0.28 - 0.99).
Se asociaron como variables de riesgo con la presencia de SDP en cuanto a RP tener menos de 40 años, no tener pareja estable, que la pareja trabaje, la especialidad de neurocirugía, tener menos de 10 años de antigüedad profesional y en el puesto actual de trabajo, trabajar en turno nocturno, tener contratación definitiva, no tener otro trabajo y laborar más de 4 horas en este. Además, ser varón (OR = 3.20; IC 95%, 1.24 - 8.71) y llevar menos de 15 años con pareja estable (OR = 2.37; IC 95%, 1.14 - 4.95) se asociaron como variables de riesgo con la presencia del SDP y se comportan como factor de riesgo.
Es un factor protector contra el SDP en presencia de RP el no tener hijos (OR = 0.22; IC 95%, 0.12 - 0.41).
Se efectuó una correlación con el SDP en las tres subescalas, que mostró una asociación inversamente proporcional de AE (−0.678; p = 0.0001) y DP (−0.468; p = 0.0001), y directamente proporcional de RP (0.641; p = 0.0001).
Los valores medios en las subescalas de AE (14.8), DP (5.1) y RP (39.1) mostraron niveles bajos en las subescalas AE y DP, y nivel alto en RP.
Discusión
El SDP crece en complejidad a medida que se profundizan la identificación y la evaluación de posibles causas, determinantes y procesos adyacentes. Nuestro estudio en la totalidad de los médicos cirujanos especialistas de tres hospitales de Guadalajara (Jal.), México, aporta elementos para constatar la importancia y la magnitud del SDP en personal de salud, y sus factores de riesgo y de protección asociados.
Como restricciones del trabajo están su diseño transversal y que el instrumento de recolección de datos, por ser estructurado, disminuye las respuestas de los sujetos de estudio a las opciones empleadas. Otras restricciones son el sesgo de memoria y la reserva individual a que la información otorgada se usara de forma negativa. El primer aspecto se solventó al utilizar cuestionarios validados, y el segundo se trató de evitar mediante el uso de preguntas concretas y objetivas, asegurando el anonimato de los informantes.
Nuestro estudio logró un 92.5% de respuesta, que garantiza un tamaño representativo de los médicos cirujanos especialistas en estos hospitales y refleja una frecuencia alta respecto a otros estudios reportados en la literatura6-12, pero por debajo de otros13.
El sexo femenino fue el que presentó mayor prevalencia en nuestro estudio, acorde a la literatura médica revisada5,9,14,15, pero no coincidiendo con otros autores que hallan un predominio del sexo masculino1,6-8,10-12,16-20. Gutiérrez, et al.10 en 2009 y Ordenes13 en 2004 no encontraron diferencias significativas.
En cuanto a la edad, el mayor número de casos se presentó en el grupo de menos de 40 años y se asoció de manera significativa, ajustándose a las investigaciones de Castillo y Rosas5 en 2019, Girón y Lozano14 en 2013 y Lugo20 en 2019, pero no coincidiendo con otros autores3,6-12,16-19 que reportaron un predominio de los de mayores de 40 años. Ordenes10 no halló diferencias significativas.
El hecho de no tener pareja estable se mostró con mayor frecuencia en nuestro estudio, coincidiendo con Gutiérrez, et al.10 en 2006, Esquivel, et al.11 en 2007 y Lugo20 en 2019; en la mayoría de los autores prevaleció el tener pareja estable4-7.9,14,16,20. Ordenes10 no encontró diferencias significativas.
En nuestra investigación destacó el tener menos de 15 años con pareja estable y se asoció de manera significativa, y además el que la pareja trabajara también destacó. No fueron reportadas estas variables en los artículos examinados.
El no tener hijos sobresalió en nuestro estudio, pero esta variable no fue reportada en los trabajos revisados. No obstante, para Esquivel, et al.11 en 2007 y Grau, et al.16 en 2009 se destacó el tener hijos y para ellos tuvo un efecto protector.
Los médicos cirujanos especialistas que sobresalieron en el área laboral en nuestro estudio fueron los de oncología quirúrgica (75.0%) y se asoció significativamente, coincidiendo con Escriba, et al.15 en 2008. Para otros autores destacaron anestesiología6,18,19, cirugía general7,13,17,18, gineco-obstetricia14, traumatología y ortopedia16.
Tener una antigüedad profesional menor de 10 años se destacó en nuestra investigación y se asoció significativamente, lo que concuerda con Cotrina y Panez3 en 2019 y no coincide con otros autores7,10,12,15-17,. Ordenes13 no encontró diferencias significativas.
La antigüedad en el puesto actual de trabajo fue menor de 10 años y se manifestó significativamente; esta variable no fue reportada en los estudios revisados.
En lo referente al turno laboral, destacó el nocturno y se asoció significativamente, concordando con Esquivel, et al.11 en 2007.
El tipo de contratación definitiva fue el que predominó en nuestro estudio y coincide con la investigación de Cotrina y Panez3 en 2019.
No tener otro trabajo destacó en nuestra investigación y se asoció significativamente, y actúa como factor protector. Nuestro hallazgo no coincide con Zumárraga, et al.7 en 2008, quienes destacó el hecho de tenerlo.
Laborar más de 4 horas prevaleció en esta investigación, pero no fue manifestado por otros autores.
Para contextualizar nuestro estudio se hizo una amplia revisión sobre la prevalencia del SDP en médicos cirujanos especialistas (Tabla 1), que nos ubica por encima de la mayoría de las investigaciones revisadas3,6,7,11,14-18,20, lo que evidencia la amplia variabilidad en la frecuencia del síndrome, situación que a su vez pone de manifiesto el carácter complejo de sus componentes. No obstante, también nos encontramos por debajo de lo reportado por otros autores5,7,9,10,12.
Se nota un rasgo de riesgo consistente para SDP, AE, DP y RP juntos: tener menos de 40 años, no tener pareja estable, llevar menos de 15 años con pareja, no tener hijos, tener menos de 10 años de antigüedad profesional y en el puesto actual de trabajo, trabajar en turno nocturno y no tener otro trabajo; para SDP, AE y RP, contratación definitiva; para SDP y AE, ser mujer, que no trabaje la pareja y especialidad oncología quirúrgica; y para SDP y RP, laborar en otro trabajo más de 4 horas. Este perfil plantea que posiblemente la sociabilidad estructural donde se desarrolla el especialista participa en la determinación de ciertos riesgos.
Los valores medios de la subescalas AE y DP se encuentran dentro de los parámetros bajos de la normalidad, y la puntuación de RP se encuentra dentro del nivel alto.
El establecimiento de una correlación negativa con la presencia de SDP entre las subescalas AE y DP, y positiva con la de RP, está en concordancia con lo encontrado por Salanova, et al.21 en el año 2000. Este resultado también ha sido confirmado mediante modelos de ecuaciones estructurales (Schaufeli, et al.22, en 2002 y Manzano en 200223). Se confirma que el AE es la subescala más fiable del síndrome. Lee y Ashforth en 199624, y Schaufeli y Enzmann en 199825, mencionan que las dos dimensiones centrales del síndrome son el AE y la DP.
Conclusiones
El SDP es frecuente (40.2%) entre los médicos cirujanos especialistas. Sus principales factores de riesgo son ser mujer, menor de 40 años de edad, no tener pareja estable, llevar menos de 15 años con pareja y que la pareja no trabaje, no tener hijos, la especialidad de oncología quirúrgica, tener menos de 10 años de antigüedad profesional y en el puesto actual de trabajo, laborar en el turno nocturno, tener contratación definitiva, no tener otro trabajo y laborar más de 4 horas en él. La afectación del AE y la DP se comportan como el síndrome. Los niveles medios de las subescalas se encuentran en general bajos. Hay una correlación negativa entre AE y DP, y positiva con la RP con presencia del SDP. Lo anterior nos lleva a considerar la necesidad de establecer medidas preventivas o de intervención de ámbito individual, social u organizativo para reducir la prevalencia encontrada.