Introducción
El concepto de la clase media es probablemente uno de los más debatidos en las ciencias sociales. Es evidente que no hay un consenso sobre cómo definirla. En países desarrollados, la clase media ha llevado la batuta para el posicionamiento de políticas de izquierda y un estado de bienestar más amplio. Para las democracias más institucionalizadas, el estatus de la clase media ha servido como un indicador más de estabilidad democrática; mientras que dentro del estudio político es uno de los clivajes que más explican sobre la estructura partidista.1
La clase media se puede definir desde el ingreso, el gasto, la capacidad de consumo, la escolaridad o el estilo de vida. Para la OCDE y para el Banco Mundial su definición depende más del ingreso disponible en una escala que puede ir de 13 a 70 USD por día, o salarios anualizados de entre 18,000 a 90,000 USD.2 Para el INEGI, alrededor del 40% de los mexicanos seríamos clase media.3 Algunas otras definiciones lo hacen de manera más mecánica. La clase media sería, por definición, la que no pertenece a los estratos de clase baja o clase alta, por lo tanto, representaría a una tercera parte de la población. Según Teruel et al., para 2014, “[…] el estatus y las condiciones de vida garantes de la seguridad y no vulnerabilidad económica, características de la clase media, sólo se garantizan para poco más de un cuarto del total de la población, 27.5%”. En términos políticos, en México, la clase es simplemente otra identidad política capaz de ser activada según la oferta electoral, pero cuyo efecto más importante es solamente en los estratos más bajos.4
Este artículo se enfoca en develar si, como advierte el presidente Andrés Manuel López Obrador, fue la clase media la que votó en contra de él, o si, continuando con la tendencia de las últimas décadas, la identidad de clase no importó al momento de votar. Según el presidente, en donde hubo resultados desfavorables se explica así:
Ahora [la oposición] no pudieron, no les alcanzó. Les funcionó aquí en la ciudad y se explica porque aquí es donde se recibió el mayor bombardeo de mentiras […] Por eso lo atribuyo a que, sobre todo, sectores de clase media fueron influenciados, se creyeron lo del populismo […] ¿Y saben qué?, también, que hay que seguirlo diciendo son clasistas y racistas […].5
Asumimos que, siguiendo la literatura, la clase social no tendría un efecto en el comportamiento electoral, aunque tal vez existan indicios de que esto no siempre es el caso. México, según los estudios trasnacionales latinoamericanos, se presenta siempre como uno de los países donde los efectos de la identidad de clase son muy bajos.6 Pero de cumplirse condiciones específicas, como la activación y prominencia de temas de clase en las campañas y la politización de esos temas a favor de uno u otro candidato, México podría entrar al grupo de países latinoamericanos donde la clase sí importa.7
Presentaremos primero el repertorio conceptual de literatura relevante para la comprensión de la clase media como medida socioeconómica, para luego adentrarnos en su importancia como una identidad política, más allá de los indicadores económicos disponibles. Continuaremos con una ligera exploración de nuestra variable de clase y su relación con los indicadores económicos relevantes, así como una argumentación de la estructura de nuestros modelos estadísticos. En particular, demostraremos que pertenecer a la clase media no aumentó la probabilidad de votar por la oposición utilizando encuestas de salida realizadas durante las elecciones federales en México de 2021. Después de analizar la autopercepción de clase como identidad política, veremos que no hubo ningún efecto significativo en el sentido esperado, confirmando así nuestra hipótesis. Finalmente, en el último apartado hacemos una discusión centrada en la eficacia de la clase social como predictor de la identidad política y por qué, conociendo que no tuvo un efecto en las preferencias electorales, el presidente sigue utilizándolo en su discurso.
La clase media y la política
En términos políticos, las investigaciones han señalado características distintivas para este grupo. Acorde con The Economist, la clase media no es sólo más feliz, sino que apoya más el sistema democrático que los pobres.8 Asimismo, De la Calle y Rubio afirman que los cambios en las preferencias políticas de las últimas décadas en México han sido debido al crecimiento de la clase media y su menor identificación política con ciertos partidos.9 Empero, para los autores, la clase media tiene (o debe tener) dos características muy bien definidas: una preferencia, consciente o no, por la estabilidad (política, social y/o económica); y poca influencia política o social por sí misma.
En otros países es posible entender las preferencias electorales y económicas de las clases sociales.10 Sin embargo, en el caso de México hasta antes de las elecciones de 2018, según la literatura existente, la clase social había tenido un efecto secundario, sino es que nulo, en el comportamiento electoral. Incluso la identidad partidista es insuficiente para predecir el voto en las elecciones de 2000 (Fox), 2006 (Calderón) o 2012 (Peña), las cuales fueron definidas por indecisos.11 En los estudios transnacionales latinoamericanos, autores como Mainwaring et al. encuentran que, si bien hay un ligero efecto de clase en México, únicamente tiene un pequeño efecto en las clases más bajas y es prácticamente nulo comparado al resto de América Latina.12
A pesar de lo anterior, después de las elecciones de 2021, el presidente López Obrador atacó a la clase media llamándoles “aspiracionistas sin escrúpulos”, diciendo que eran producto del neoliberalismo o el neoporfirismo individualista y egoísta. Incluso, medios internacionales proclaman que “el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, arreció este lunes su ataque contra la clase media ‘aspiracionista’, a la que atribuye la pérdida de votos en las elecciones intermedias del 6 de junio, por lo que prometió crear una nueva”.13 Independientemente de si el resultado favoreció o no al presidente, se pone en duda el papel de las clases sociales durante las elecciones. Irónico, ya que el éxito del presidente en 2018 fue denominado “un hito histórico y una esperanza para muchos, particularmente los más desfavorecidos y los sectores de clase media […]”.14 En este marco es que nace esta investigación.
El constructo de clase media en México
La clase media ha sido el interés de varios grupos académicos, cuyo afán es entender tanto la composición de la población como predecir su comportamiento.15 Desde la perspectiva económica, por lo general, las categorizaciones han sido de carácter unidimensional, concentrándose en el análisis de los ingresos de los hogares como proxys a su comportamiento de consumo. Vale la pena mencionar los aportes tanto de Goldthorpe y McKnight como de López-Calva y Ortiz-Juárez, quienes hacen hincapié en la seguridad económica como un factor distintivo entre las posiciones de clase, y en las que la clase media se caracteriza por no ser vulnerable ni estar en riesgo de caer en la pobreza ante posibles crisis económicas.16
Para finales de la primera década de 2000, The Economist señalaba que la clase media o burguesa se había incrementado significativamente en las economías emergentes con un comportamiento y opiniones sociales y políticas muy bien diferenciadas.17 Si bien, para ese momento, el informe señalaba que en algunos mercados la clase media alcanzaba ya el 50% de la población en el mundo, este crecimiento ha parecido ralentizarse con el pasar de la siguiente década. Acorde con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la clase media no solo se ha reducido, sino además su ingreso promedio apenas es un poco más alto hoy que hace diez años.18
En el tema, Teruel et al. indican que si bien se han mostrado algunos crecimientos significativos de este grupo en diferentes periodos boyantes de la economía mexicana, su mayor vulnerabilidad social ante situaciones de crisis no le ha permitido consolidarse como en otras economías de mercado.19
Para López-Calva y Ortiz-Juárez, la movilidad socioeconómica de las personas puede llevarlas a salir de la pobreza, empero no alcanzar el estatus de clase media en términos educativos, ocupacionales y de salud.20 Acorde a sus hallazgos, Ferreira et al., usando la variable de autopercepción, validan que el umbral del ingreso per cápita en la clase media debe estar entre los 10 y 50 dólares por día.21
Cabe señalar que si bien la clase media en México se ha mantenido en contener al menos un cuarto de la población, sus indicadores son muy precarios. Los datos de Teruel et al. muestran una población conformada por un mayor porcentaje de pobres moderados, es decir, quienes muestran deficiencias respecto a educación, salud y/o vivienda.22 Acorde a estos datos, el reporte de CONEVAL presenta que en la clase media de México existen hasta 36 millones de personas que, si bien no son pobres, es población vulnerable por carencias sociales.23 Por todo lo anterior, Ríos afirma que “es momento de eliminar el mito de que el país tiene una extensa y ancha clase media”.24
No es el propósito de este artículo entrar en el debate sobre una posible definición y extensión de clase social, pero aceptando los datos del CONEVAL que dicen que sólo un 21% de la población no es ni pobre, ni vulnerable por carencias sociales sorprende que, en las encuestas de salida, más del 77% de la población se considere parte de la clase media. Esto presenta dos posibles situaciones: una primera posibilidad es que el votante mexicano no revela realmente su situación económica, ya sea por privacidad o por percepciones negativas asociadas a declararse de una o de otra clase. Intentamos resolver este dilema al presentar más opciones descriptivas de clase (como media-baja) y esta granularidad permite leer mejor los resultados. Una segunda posibilidad es que el votante mexicano simplemente entiende su clase social, como algo deslindado de su situación económica y de vulnerabilidad: creando así una nueva identidad. Este segundo problema es menos sencillo de resolver, pero incluyendo la autoadscripción junto con las demás variables económicas y demográficas en el modelo podremos observar un efecto, cualquiera que sea el caso.
Método
El objetivo de esta investigación ha sido evaluar si la clase media tuvo un efecto o no en la probabilidad de votar por el partido del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, Morena. Para la consecución de este objetivo se hizo uso de la encuesta de salida de las elecciones federales del 6 de junio 2021, realizada por la encuestadora Parametría. Se eligieron 100 secciones electorales (es decir 100 casillas) utilizando las listas distritales de resultados de la elección de 2018, esto garantizó la cobertura en 25 estados diferentes. Dado que las secciones electorales son prácticamente equiparables en población y que no sufrieron modificaciones para las elecciones de 2021, la probabilidad de seleccionar una casilla fue perfectamente aleatoria. Esto implicó un levantamiento simultáneo por parte de 100 encuestadores el día de las elecciones desde la apertura de las casillas hasta su cierre y publicación del conteo.
El levantamiento fue por medio de dispositivos electrónicos que grababan las entrevistas. Estos audios permitieron la supervisión y validación de las entrevistas por un equipo de 16 personas en oficinas centrales; en general se supervisó directamente 10% de las encuestas levantadas. El cuestionario constó de una batería de 17 preguntas que incluían una boleta (idéntica a la que el entrevistado acababa de emitir) adecuada a cada distrito electoral. Para garantizar la mayor aleatoriedad posible en el muestreo en casilla, el salto sistemático en la selección de los entrevistados fue de 10 personas, de lo que se obtuvo como resultado 2,192 encuestas cara a cara, con un nivel de confianza estadística de 95% y un margen de error de (+/-) 2.1%.
Los resultados obtenidos no fueron modificados de ninguna forma y sólo la variable de voto fue transformada.25 Esta forma de levantamiento de encuestas de salida es el estándar internacional y, al final de la jornada, asegura una confianza y margen de error similares a los ideales teóricos. El cuestionario incluía preguntas sobre educación [una pregunta], ingresos del hogar y clase [dos preguntas], evaluación del desempeño del presidente (en general y en doce temas específicos) [13], evaluación del desempeño de gobernador [1], afectación por muerte de familiares por la Covid-19 [2], si es o conoce beneficiarios de nueve distintos programas sociales (entrevistado, en hogar o en familia) [9], uso de Internet y redes sociales [2], estatus de vacunación contra la Covid-19 [2], identidad partidista [1], percepción de la economía personal y ubicación en el espectro izquierda-derecha propio y de los cinco principales partidos [6]. En general, la tasa de no respuesta para las preguntas de control (sexo, edad, ingresos, clase) fue de 5%. Para el resto de las preguntas, el 50% de los entrevistados no contestaba o decían que no sabían. Esto limitó el uso de estas variables para nuestros modelos, permitiéndonos solamente utilizar las variables clave sociodemográficas y de voto.
La pregunta guía de esta investigación es: ¿la clase social, como identidad, tuvo un efecto en las preferencias electorales?
En el cuestionario de la encuesta utilizada se recopilaron diferentes variables sociodemográficas y políticas que permiten no sólo contar con una medida de la clase media, sino también con indicadores de opinión y comportamiento electoral. Si bien las variables más utilizadas para la construcción de un espectro de clase social han sido el ingreso, el gasto, la educación, el acceso a la salud y algunas preguntas sobre condiciones de vivienda, no todas estaban disponibles en la encuesta de salida utilizada. Dada la naturaleza de la encuesta, preguntas respecto a la salud o vivienda eran imposibles de realizarse, empero, el monto de los ingresos del hogar y el nivel educativo sí fueron recolectados. Sin embargo, debido a los problemas de subregistro y de no respuesta de la variable ingresos, así como el reto teórico de limitar la clase social a un determinado nivel de educación -sin la interacción de otro factor-, obligó a la investigación usar una variable proxy de la clase social.
Es diversa la literatura de carácter político y sociológico que busca entender las razones detrás de la autofiliación de clase de las personas, más allá de su realidad objetiva. Si bien algunos estudios como el de Krozer y Payne advierten sobre los problemas de la autopercepción de clase como variable proxy, ya que la tendencia a identificarse con una clase social más baja de la que realmente se forma parte parece comprobarse sólo entre quienes pertenecen a los deciles más ricos.26 En contraste, trabajos como los de Elbert et al. o los de Assusa y Mansilla comprueban que sí existe una relación clara entre la autopercepción de clase y la condición socioeconómica real.27 De hecho, los autores argumentan que esta coherencia entre la clase subjetiva y objetiva se presenta especialmente entre las clases obreras y medias, y se asocia al awareness de la población respecto a sus condiciones, servicios, prácticas y/o percepciones como grupo social. Bajo este contexto, la presente investigación usa como variable central de análisis: la autopercepción de clase social.
Para la presentación de resultados de la investigación se muestra a continuación información descriptiva sobre el comportamiento de la pregunta de autopercepción, así como una primera exploración de su relación con otras variables sociodemográficas y de comportamiento electoral. Este análisis permite probar si las características tradicionales adjudicadas a la clase media están relacionadas o no con la percepción de clase de las personas en México. Subsecuentemente, los resultados presentan un modelo estadístico multinomial que busca cuantificar el efecto de la clase subjetiva sobre la decisión de voto de los mexicanos en las últimas elecciones federales. Este ejercicio se realizó también con la variable ingreso, con el fin de comparar los posibles cambios frente a una medición más objetiva. Por último, el apartado cierra con la presentación de un modelo limitado donde se agrupan las preferencias electorales con el objetivo de distinguir los efectos de clase en el apoyo a la alianza del presidente.
Resultados
A manera de comparación, utilizamos los datos que Parametría ha recopilado a lo largo de 16 años de mediciones sobre autoadscripción de clase, mediciones relativamente frecuentes de la misma pregunta y que permiten observar a grandes rasgos el comportamiento de la pregunta. Si bien existen ciertas oscilaciones en las respuestas, durante los 16 años de medición se puede observar cierta estabilidad en las percepciones de los mexicanos. En este periodo de levantamiento, la población que se autoidentifica con la clase alta y con la media-alta se han mantenido muy cercanas a los dos puntos porcentuales. Las categorías media-media, media-baja y baja son las que muestran los cambios más importantes, posiblemente explicado por las crisis y/o recuperaciones económicas del país. A pesar de algunas leves variaciones (que habían sido descendentes hasta 2010 y crecientes hasta 2018), el grupo de población que se autoidentifica como clase media-baja se ha mantenido entre el 30% y 40% de los mexicanos. A partir de 2015, los comportamientos cambiaron: mientras los mexicanos que se percibían como clase media-media llegaron al 36% de la población en 2018, quienes se identificaban como clase baja se redujeron al 28% (Gráfica 1).
Fuente: datos de Parametría. Encuestas realizadas cara acara en viviendas desde junio 2002 hasta marzo 2018. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-) 3.5%.
En las elecciones federales del pasado 6 de junio de 2021, tres de cada cuatro votantes se consideran de clase media: sea media-media (37%) o media-baja (37%), además de otro cinco por ciento que se considera de clase media alta. Es decir, los datos muestran que la clase media mexicana es muy asimétrica, concentrándose la mayor parte en las clases media-media y media-baja (Gráfica 2).
Fuente: datos de Parametría. 2.192 encuestas realizadas cara acara a la salida de las casillas el 6 de junio de 2021. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-) 2.1%.
Este resultado no está muy alejado del reportado en 2018, tras encuestar a población abierta en (Gráfica 1). Empero, llama la atención que quienes se identifican con la clase media-baja que salieron a votar en 2021 es un grupo mayor a quienes se percibían en esta misma clase social tres años antes. Lo cierto es que más allá de las mediciones de la OCDE, el Banco Mundial o INEGI, más mexicanos se consideran parte de la clase media en contraste de lo que dicen sus condiciones objetivas. Estos números parecen ser evidencia de que la clase media es una definición tendencial, dinámica y activable, más que un estrato particularmente definido.
Correlaciones y exploración de datos
Iniciamos el análisis del levantamiento durante las elecciones de 2021 evaluando las correlaciones entre la percepción de clase y otras medidas sociodemográficas. Este ejercicio permitió probar si la autoidentificación de clase se relaciona con un constructo amplio que incorpora elementos intangibles de una identidad social y política o es simplemente una medida socioeconómica. En este sentido, esta primera exploración permitió comprobar que si bien existe correlación entre la clase autoadscrita y la socioeconómica, Ésta no es tan fuerte y sistemática como la delimitan las características estándar de clase media. Además, este primer análisis nos permite decidir si incluimos todas las variables socioeconómicas o no.
Fuente: datos de Parametría. 2.192 encuestas realizadas cara acara a la salida de las casillas el 6 de junio de 2021. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-) 2.1%.
Mostramos también una matriz de valores ( (tau) de Goodman y Kruskal,28 equivalente a una correlación entre variables numéricas, pero especializada en análisis de variables categóricas. El valor tau en particular mide la mejora porcentual de predicción de una variable dados los valores de otra columna. En esta podemos observar que si bien los valores de correlación son todos positivos, prácticamente todos tienen un bajo nivel explicativo, es decir que las variables son pobres predictores de las demás. En general, encontramos que la mejor explicativa de clase (educación) garantiza menos de un 4% de mejora predictiva. Estos primeros resultados parecerían indicar que todas las variables son suficientemente independientes entre ellas para ser incluidas a los modelos propuestos. Las correlaciones se realizaron con base en pruebas Chi-cuadradas.29 En general, los resultados permiten observar sesgos estadísticamente significativos entre percepción de clase y las variables de edad, ingresos, educación y evaluación de la economía. Es decir que, la relación entre clase y las variables de sexo y voto es estadísticamente aleatoria.
Variables demográficas
1. Sexo: Con una significancia de prueba cercana al 83% (p-valor = 0.165) se puede descartar la correlación de esta variable con la percepción de clase. Es decir, no está correlacionada, lo cual es esperado.
2. Edad: Probablemente, el dato más sorpresivo en este ejercicio es esta correlación significativa, con una significancia de prueba cercana al 99% (p-valor < 0.001). En general, a menor edad, la percepción de clase social es más alta. Esto puede ser explicado de dos formas, la primera es explicada por una simple acumulación de capital y aumento de ingreso conforme avanza la edad, esto es similar a países como EE. UU;30 en segundo lugar, los jóvenes parecen identificarse más con la clase media, en este respecto, la clase media funciona como un proxy para una identidad sociopolítica más compleja y una posible rama de investigación nueva.
Fuente: datos de Parametría. 2.192 encuestas realizadas cara acara a la salida de las casillas el 6 de junio de 2021. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-) 2.1%.
Variables socioeconómicas
3. Educación: Mayor escolaridad significa una mayor auto identificación con la clase media-alta o media-media. Esta correlación es estadísticamente significativa con una significancia de prueba cercana al 99% (p-valor < 0.001).
4. Ingresos: Esta correlación es estadísticamente significativa con una significancia de prueba cercana al 99% (p-valor < 0.001).
Variables de opinión y políticas
5. Evaluación retrospectiva de la economía: Si se hace una evaluación positiva del desarrollo de la economía personal en los últimos doce meses, es más probable que la persona se identifique también como de clase media-media o alta. Esta correlación es estadísticamente significativa con una significancia de prueba cercana al 99% (p-valor < 0.001).
Fuente: Datos de Parametría. 2.192 encuestas realizadas cara acara a la salida de las casillas el 6 de junio de 2021. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-) 2.1%.
Fuente: Datos de Parametría. 2.192 encuestas realizadas cara acara a la salida de las casillas el 6 de junio de 2021. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-) 2.1%.
Fuente: Datos de Parametría. 2.192 encuestas realizadas cara acara a la salida de las casillas el 6 de junio de 2021. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-) 2.1%.
6. Comportamiento electoral (voto): La correlación entre el voto y la identificación de clase es espuria con una significancia de prueba cercana al 40% (p-valor = 0.6). Resulta tan confusa la relación entre estas variables que la tendencia descrita no es observable entre los votantes de las fuerzas mayoritarias, PRI o Morena. Este resultado es una primera prueba que contradice la afirmación del presidente mexicano respecto a que la clase media fue importante en los bajos resultados obtenidos por su partido en junio de este año.
Conclusiones
Si bien la mayoría de las variables exploradas mantienen una correlación significativa, los valores tau nos muestran que estas mantienen muy bajos niveles de predicción sobre la variable de clase. Lo anterior nos dice dos cosas: la primera es que la identificación de clase se comporta de la manera esperada (mayores ingresos y educación), pero no es solamente determinada por estos. Como ya lo habían demostrado otras mediciones de clase social como la Erikson-Goldthorpe, donde las categorías corresponden más a diferentes sectores trabajadores31 o las adaptaciones de Mainwaring, Torcal y Somma a este esquema para la realidad latinoamericana. La encuesta levantada, desafortunadamente, no incluyó las preguntas necesarias para crear un indicador de clase trabajadora. La segunda es estadística, que nos permite, incluso nos motiva a incluir estas variables explicativas, además de nuestra variable de clase, sin que la clase pierda poder de predicción o significancia. También es una primera prueba para determinar la falta de relevancia de la clase social en el voto.
Modelos
En primer lugar, este apartado muestra el resultado de un modelo multinominal sobre el voto, siendo Morena la categoría de referencia. Los datos señalan cuánto cambia el voto por otros partidos (PAN, PRI, PRD, otros) respecto al voto por Morena frente a un cambio de alguno de los factores explicativos. En este modelo se incluyen como variables explicativas a la autopercepción de clase social, así como las características sociodemográficas con las que esta tiene correlación. El modelo busca identificar los efectos de la identidad de clase social sobre el voto, cuando se controlan las características objetivas de la condición demográfica. Siguiendo el mismo modelo de Nadeau et al., aseguramos que la relación funcional se comportará de la siguiente forma:32
Al obtener los efectos marginales se observa que son muy variables y que no son significativos en la mayoría de las interacciones.33 Estas gráficas incluyen intervalos de error al 95% (las barras en gris claro), más que concentrarse en los puntos promedio, es importante enfocarse en la significancia de los resultados o cuánto se traslapan los intervalos de confianza. Cabe señalar que entre las clases más altas (media alta y alta) se observa un cambio que parece relevante, empero su mayor error estándar disminuye su significancia real (Anexo 1). En la Gráfica 8 se presentan los efectos de educación y clase sobre la probabilidad de voto por partido. Incluimos sólo las variables socioeconómicas, tanto las objetivas como las subjetivas para evaluar su efecto en el voto. Los resultados hacen evidente que ninguno de los efectos es estadísticamente significativo.
Podemos observar que si bien pareciera que hay un ligero aumento en la probabilidad de voto por el PAN en la clase media-alta (30% a 50%), este valor es estadísticamente indistinguible dentro de la misma clase social para la coalición de Morena (22% a 42%). Más importante aún, la clase alta presenta los efectos opuestos. También es importante remarcar que si bien la clase media-alta pudiera tener un 10% más de probabilidad de votar por el PAN (ignorando los márgenes de error), este sector representa únicamente el 4.7% de la muestra, una proporción demasiado baja para hacer alguna diferencia en los resultados finales. En general, dados los grandes márgenes de error y los pequeños cambios marginales, podemos concluir que ni educación ni clase tienen un efecto importante al momento de votar.
Para contrastar la información obtenida con la variable de autopercepción de clase, este trabajo realizó el modelo multinomial con la característica de ingreso como referente objetivo de la clase social. Para este modelo en particular, la relación sería la siguiente:
Al obtener los efectos marginales se observa el mismo comportamiento sobre el voto que el descrito en la clase social, respecto a la falta de significancia y de tendencia. Cabe señalar que el efecto de las personas con mayores ingresos parece favorecer al Partido Acción Nacional, pero no es significativo (Anexo 1).
En la Gráfica 9 se presentan los efectos de cada variable sobre la probabilidad de voto por partido. Los resultados hacen evidente que ninguno de los efectos es estadísticamente significativo. Hay que mencionar que, a pesar de su falta de significancia, los efectos muestran un ligero favorecimiento a la probabilidad de voto por el PAN para aquellos con mayor educación, pero no es significativo en comparación con los niveles constantemente altos de Morena. Este modelo tiene un criterio de información (AKAIKE) mejor que el del modelo pasado, la diferencia entre ambos es de -410 siendo significativamente mejor como predictor del voto.34
Finalmente, este trabajo construyó un modelo multinomial para el voto incluyendo tanto la variable de autopercepción de clase como la de ingresos. Para este modelo en particular, la relación sería la siguiente:
Al obtener los efectos marginales se observa el mismo comportamiento que en los modelos separados (Anexo 1).
En la Gráfica 10 se presentan los efectos de cada variable sobre la probabilidad de voto por partido. Los resultados hacen evidente que ninguno de los efectos es estadísticamente significativo, es decir que los márgenes de error son tan grandes que los resultados están prácticamente empalmados. Este modelo tiene una leve mejora en la significancia en el criterio de información, pero los coeficientes en las categorías de autopercepción de clase pierden casi completamente su significancia.
Los modelos presentados en este documento midieron el efecto de diferentes variables sobre el voto de los mexicanos. En un primer modelo se utilizó la variable de autopercepción de clase como clase social subjetiva, controlada por educación y edad, sin identificar un efecto significativo de ésta sobre la probabilidad de voto por Morena. En un segundo modelo se utilizó la variable de ingresos como clase social objetiva, controlada por educación y edad, sin identificar un efecto significativo de ésta sobre la probabilidad de voto por Morena. Y en el tercer modelo conjunto, no hubo significancia en ninguna variable. Con estos resultados la respuesta a la pregunta de investigación es que la clase no tuvo efecto significativo sobre los resultados de las elecciones del 6 de junio de 2021.
Para comprobar que el voto en contra de Morena no fue influenciado por la clase social, en general, creamos una variable categórica simple donde 1 significaba votar por Morena, y 0 votar por la oposición, para conjugar los efectos de la oposición en uno. Este modelo (véase Anexo 2) mantuvo los niveles de significancia esperados en la variable de clase, y por ello está en el Anexo.
Discusión
En primer lugar, contrario a lo que diversas investigaciones han señalado, México no es un país de clase media. Tal como indica el INEGI, el 42% de los hogares pertenece a esta clase,35 lo que aún hoy posiciona a México en un muy lejano puesto respecto al promedio de los miembros de la OCDE (61%).36 Sumado a lo anterior, los datos son evidencia del perfil multifacético que tiene la clase media apuntando a la importancia del umbral de seguridad económica como un elemento fundamental para hacer inferencias respecto a este grupo.
Parece ser entonces que el presidente asumió que su pérdida de votos en las elecciones de 2021 fue producto de un sector clasemediero específico. Los datos, en general, parecen mostrar que una mayor escolaridad y un más alto ingreso se traducía en menor voto por Morena, sin embargo, al evaluar estadísticamente la significancia de esta tendencia fue posible observar que es espuria. De hecho, los modelos permitieron comprobar que independientemente de la variable utilizada para medir la clase social, objetiva o subjetiva, su efecto sobre el voto por la oposición era nulo. Por lo anterior, la crítica del presidente al comportamiento político de la clase media debe ser leída con cuidado. En primer lugar, el grupo de hogares que pertenece a esta clase social en México, sin contar quiénes están en un contexto de vulnerabilidad económica, ronda el 25%. Y, en segundo lugar, los datos muestran que es difícil probar que la clase media como identidad política tuvo efecto alguno en las elecciones de junio.
Una pregunta natural a partir del discurso presidencial es si el presidente intenta persuadir a un grupo de electores para que regresen a Morena o si su molestia con la “clase media” (lo que él identifica claramente como un grupo social) hace que prefiera excluirlo de su base de electores. Si este último fuese el caso, las acciones en políticas públicas parece que seguirán siendo limitadas para este grupo, aun cuando se ha probado que es la clase social más productiva y creativa.37 Si bien la elección del 2024 parece lejana, resolver estas preguntas es fundamental para prever las estrategias y tareas hacia nuestra próxima elección presidencial.