Hoy en día vivimos en un mundo donde una palabra común es “crisis”. Al leer los periódicos, ver los noticieros, en conversaciones en determinadas reuniones es probable que la encontremos. Se le asocia como un peyorativo, que indica que algo no está funcionando como debería, prediciendo que probablemente está llegando a su fin. Si la democracia está en crisis, significa que pasa por un momento, en el que sus funciones como régimen político no están dando los resultados que esperan los ciudadanos, siendo probable que sea reemplazada. La presente obra reseñada es de la autoría del profesor de la Universidad de Nueva York, Adam Przeworski, experto en temas relacionado con la democracia, destacan sus obras Democracia y Mercado: reformas políticas y económicas en la Europa del Este y América Latina (1995), Qué esperar de la democracia: límites y posibilidades del autogobierno (2010) y la que antecede a la presente: ¿Por qué tomarse la molestia de hacer elecciones? (2019).
Tiene como objetivo responder la pregunta: ¿Está en crisis la democracia? Responderla es bastante complicado, ya que puede invocar señales falsas de alarma, siendo necesario abordarla sistemáticamente. Para cumplir el objetivo, la obra se divide en tres partes. En la primera (capítulos 2 al 4) el autor hace un análisis histórico sobre los países considerados democráticos en los cuales el régimen se consolidó o bien colapso. En la segunda (capítulos 5 al 8) se intentan responder una seria de cuestionamientos sobre la coyuntura vigente, en la que se presume que la democracia se encuentra en crisis. En la tercera (capítulos 9 al 11) y última parte, se enfoca en el análisis sobre el funcionamiento de la democracia, específicamente cuando esta funciona “bien”.
Al abordar la primera parte, el autor se encuentra con la gran dificultad de definir que regímenes son democráticos y cuáles no. El autor considera tomar como punto de partida aquellos donde ha existido alternancia en los gobernantes en al menos dos veces, sin que su resultado haya sido resistido por fuerza. La razón de dicho seleccionado la justifica en la necesidad de examinar ambientes donde los competidores se han buenos perdedores, es decir sepan que perder no es un desastre y donde las fuerzas políticas actúen en el marco institucional.
El capítulo 2, tiene como finalidad examinar una serie de factores relacionado con la supervivencia y colapso de las democracias en algunos casos observables. Estos factores son los siguientes:
Crecimiento económico.
Desigualdad funcional y doméstica.
Regímenes políticos institucionales.
Manifestaciones antigubernamentales.
En los casos observados, el crecimiento económico fue mucho más lento en las democracias que cayeron que en las que sobrevivieron. Cuando la desigualdad es grande, sin duda es una señal de alerta. Se observa que los regímenes presidenciales a diferencia de los parlamentarios son más propensos a caer, al ser vulnerables a las crisis gubernamentales. Si las manifestaciones antigubernamentales, tales como las huelgas y los disturbios, son violentas las democracias se debilita, pero en caso contrario no debemos temer que la socaven. Przeworski afirma que la información sistemática y precisa sobre las democracias que sobrevivieron y colapsaron es escasa, lo más que se pueden extraer son esos factores.
En el capítulo 3, una vez expuestos los factores aparentemente comunes, el autor selecciona cuatro países que ilustran donde la democracia colapsó o bien se salvó, estos son: Alemania (1928-1933), Chile (1970-1973). Francia (1954-1962 y 1969) y Estados Unidos (1964-1972). En los dos primeros casos, la democracia colapsó, mientas que, en los últimos, esta se salvó gracias a que se resolvieron las crisis políticas-institucionales.
En el capítulo 4 y último de la primera parte, Przeworski reflexiona acerca del significando de las lecciones de la historia, tomadas en el capítulo anterior, concluyendo que existe gran imprecisión al hacer hipótesis contrafactuales, reduciendo a las lecciones históricas como insignificantes y que las condiciones presentes por muy similares que sean no indican necesariamente se repitan.
La segunda parte de la obra inicia con el reconocimiento de “el peligro” que existe al intentar buscarle sentido a los acontecimientos actuales, ya que se puede inferir una conexión entre un acontecimiento que indique que la democracia esté en peligro cuando en realidad no es así.
El capítulo 5, extrae una serie de signos de aparente crisis de la democracia, estos son tres: (1) la rápida erosión de los sistemas de partidos tradicionales; (2) el auge de la xenofobia, partidos y actitudes racistas y nacionalistas; y (3) la disminución del apoyo a la “democracia” en las encuestas de opinión pública.
El autor parece desestimarlos como señales de un peligro para la democracia. Los líderes como Donald Trump en Estados Unidos y Marine Le Pen en Francia parecen invocar al pueblo para legitimar sus actos, más que un derrocamiento de las instituciones democráticas, parece ser una renovación que conduce a la democracia directa. El tercer y último signo, aparentemente una alarma al demostrar directamente que el apoyo popular a la democracia ha disminuido, el autor lo interpreta como una relación causal nula, evidenciando la imprecisión del poder predictivo de dichos estudios.
El capítulo 6 tiene como propósito adscribir las posibles explicaciones de los signos que se presentaron en el capítulo anterior, Przeworski expone dos, la primera de índole económica y la segunda de tipo político y social:
El estancamiento de los ingresos, la desigualdad económica y la movilidad.
La polarización, racismo y hostilidad.
El capítulo 7, ya se enfoca en las relaciones causales que tiene las dos adscripciones anteriores con los signos de la posible crisis de la democracia. Se observa que los partidos de derecha radical han sido lo más beneficiados por esas dos coyunturas presentadas, sobre todo porque los partidos de centro prefieren conservar a los votantes tradicionales. El autor concluye que la evidencia estadística solamente puede explicar una pequeña parte y que por más decepcionante que sea la conclusión, es útil para evitar creer en relatos no vinculantes.
El capítulo 8, presenta ahora hechos que realmente pudieran no ser precedentes para una posible erosión de la democracia. En primer lugar, se relaciona con la economía baja, afirmando que los datos económicos de los países donde el fascismo ascendió eran realmente peores a los de la actualidad, no obstante, existe un aire de pesimismo en cuanto al progreso material algo no visto con anterioridad. Ahora los partidos radicales no son antidemocráticos como en épocas pasadas, normalmente invocan al pueblo, y sus votantes los ven como una forma de obtener mejores resultados, más que una sustitución del régimen democrático. Por último y posiblemente una señal clara de que la democracia está a salvo, es que los militares desaparecieron de la escena política, incluso en América Latina, donde tuvieron gran auge.
La tercera parte, inicia con la advertencia de que antes de pensar en el futuro es necesario comprender cómo funciona la democracia, ya sea cuando funciona bien y cómo se derrumba o se deteriora.
El capítulo 9, trata el tema del procesamiento de los conflictos por parte de las instituciones. El autor para tratarlo da un enfoque al tema de las elecciones y el papel de la oposición política. Las elecciones son el mecanismo por excelencia para procesar conflictos siempre que sean competitivas, es decir que la oposición tenga posibilidades de ganar y que los gobernantes no abusen de sus ventajas, y que en ellas no haya mucho en juego para la vida de las personas. En cuanto a la relación gobierno-oposición es siempre compleja. El gobierno va a orillar a la oposición a actuar fuera del marco institucional, cuando la ignoran en todo y la visualizan como subversiva, lo que implica reprimirla. Ahora bien, cuando algunos grupos de la oposición se niegan a aceptar las reglas institucionales, los gobiernos pueden no tener más remedio que emprender la represión para mantener el orden público.
El capítulo 10, se encarga de develar el fenómeno que lleva por título “Subversión por sigilo”. Las democracias cuando retroceden por lo general no son de manera evidente y rápida, por el contrario, se da de manera gradual y sigilosa. Para entender lo anterior el autor cita cuatro casos actuales: Turquía bajo el gobierno del AKP, Venezuela bajo Chávez y Maduro, Hungría bajo el segundo gobierno de Fidesz y Polonia bajo el segundo gobierno de PiS.
En dichos casos el gobierno ha demostrado saber saltar los llamados obstáculos legales, esto se refleja por medio de reformas constitucionales, cooptación de las cortes constitucionales, entre otros. Lo que conduce a pensar que en dados casos la defensa legal no es un buen camino para defender la democracia, dejando como opción las manifestaciones ciudadanas, siendo más intensas, al no tener el beneficio del procesamiento pacifico de conflictos que ofrecen las instituciones democráticas. Aparte de esos casos mencionados, el autor recuerda el caso de la República de Weimar en Alemania, donde la constitución permitía al gobierno violar el orden constitucional en condiciones especiales, siendo una señal de que las democracias no contienen mecanismos institucionales que los salvaguarden de ser subvertidas por gobierno electos.
El capítulo 11 y último, partiendo del supuesto de lo “peligroso” que es hacer predicciones políticas, Przeworski ofrece con respecto al futuro un listado de posibles escenarios. Muchos ellos contradictorios, por ejemplo, que la crisis económica simplemente desapareciera, o que la redistribución del ingreso sea aún peor. La cuestión es que, si en realidad los nuevos escenarios amenazarán a la democracia, el autor destaca que la democracia no está en peligro, pero es pesimista con respecto a lo que concierne a los grandes problemas económicos y sociales del mundo.
La obra de Przeworski, nos ofrece herramientas de análisis con respecto al futuro de la democracia, no tiene como intención decir lo que va a pasar. Se resalta que no existe para él peligro en la mayoría de los países y que los escenarios pesimistas que detecta no se vinculan precisamente con el futuro de la misma. Es recomendable su lectura para entender las dinámicas políticas del mundo actual.