INTRODUCCIÓN
Las miasis consisten en una infestación en vertebrados vivos (humanos, conejos, ardillas, ardillas listadas, ratones, gatos, perros y marsupiales) por larvas de dípteros (Zúñiga, 2009). Estas larvas pueden alimentarse del tejido vivo o muerto del hospedador, causando una amplia gama de lesiones según el área afectada (Francesconi & Lupi 2012). Las moscas depositan sus huevos en las zonas de tránsito de los conejos y cerca de las madrigueras de los roedores. Las larvas del primer estadio eclosionan instantáneamente y reptan de forma inmediata a la piel del hospedador. Estas larvas entran en el hospedador a través de sus orificios naturales corporales, encontrándose, habitualmente, en el tejido conectivo subcutáneo cervical, regiones nasal y oral e, incluso, puede migrar al cerebro pudiendo causar la muerte (Bowman, 2011). En roedores, las zonas con mayor predisposición de afección son el cuello, el área subescapular, el abdomen bajo y las extremidades posteriores (Bermúdez et al., 2010). También se ha documentado la infestación accidental en un coyote (Canis latrans), el cual presentaba una historia clínica de diarrea sanguinolenta por una pseudomiasis gástrica, indicando que esta miasis puede ser un problema patológico para los animales depredadores de conejos (Lara et al., 2017). También hay informes de caso de afectación en humanos, llegando a causar incluso, una miasis traqueopulmonar por una larva de tercer estadio (Cornet et al., 2003), así como miasis ocular (Grzyb et al., 2011).
Existen notificaciones de esta miasis en México, siendo más frecuente en la parte centro y sur del país (Azkarate et al., 2012; Lara et al., 2017). Sin embargo, en el estado de Sonora y específicamente en las zonas áridas del país, no existen reportes previos sobre una miasis de Cuterebra spp. en animales vertebrados.
Aunque no se le ha dado la importancia debida, la prevalencia de miasis causada por Cuterebra spp. puede ser muy alta en mamíferos silvestres (Cruz et al., 2009; Bermúdez et al., 2010), pudiendo en algún momento llegar a infestar animales domésticos y personas.
DESCRIPCIÓN DEL CASO CLÍNICO
En el presente trabajo se documenta el primer hallazgo de un caso de miasis cutánea por Cuterebra spp. en una liebre antílope (Lepus alleni:Best & Henry, 1993), en el municipio de Hermosillo, Sonora, México. Esta especie de liebre habita en los estados suroccidentales de los Estados Unidos (Arizona y California) y el noroeste de México, desde Sonora, Sinaloa y Nayarit, así como el golfo de California. En este estudio, la liebre se encontró muerta por atropellamiento en la carretera Hermosillo - Bahía Kino, kilómetro 21 y boulevard Santa Lucía (latitud 29.026194; longitud -111.144684) (Figura 1). Se encontraron cuatro larvas de mosca de la familia Oestridae que ocasionaron laceraciones en la piel (Figura 2A). Además, se encontraron dos calcificaciones distróficas con medidas de 30 mm de largo por 25 mm de ancho, causadas por el parásito (Figura 2B). Los parásitos se conservaron en formol 10% y se encuentran depositados en la colección de Anatomopatología Veterinaria del Departamento de Agricultura y Ganadería de la Universidad de Sonora con el número N-05-2020, y se analizaron en el Laboratorio de Patología de la misma institución. Además, se realizaron fotografías con ayuda de una lupa estereoscopica (Motic ECO-T30), con magnificación 20x, lo que nos ayudó a distinguir las características taxonómicas de esta larva, que fueron determinadas siguiendo el trabajo de Pape (2001). En los ejemplares analizados se observó el tegumento densamente cubierto de espinas escuamiformes robustas, así como espículas posteriores con tres pares de serpentinas a modo de laberinto, con medidas de 40 mm de largo por 15 mm de ancho, lo que permitió determinar que los ejemplares pertenecen a Cuterebra spp. (Figuras 2C y 2D).
Larva de estadio II presente en la región glútea izquierda atravesando las capas del tejido tegumentario (A); calcificación distrófica causada por el daño parasitario (B); tercer estado larvario de Cuterebra spp. (C); vista Ventral del extremo anterior de la larva, dónde se puede apreciar segmentos de corona de espinas, así como sus ganchos bucales y el pseudocefalon (D).
Se realizaron cortes histológicos del área afectada por la larva de Cuterebra spp., se verificaron los daños que se ocasionaron en el tejido cutáneo en una de las lesiones (región glútea izquierda) se analizaron en un microscopio óptico (VELAB VE-20). Se observó un engrosamiento a nivel de dermis e hipodermis, con presencia de edema y zonas de necrosis delimitadas por tejido conectivo fibroso (Figura 3A). Se distingue una capa de abundante tejido conectivo fibroso delimitando restos parasitarios (Figura 3B); zona de necrosis asociado a destrucción parasitaria delimitado por tejido conectivo fibroso (Figura 3C). Específicamente la lesión causada por el parásito se puede distinguir una zona de reacción inflamatoria, compuesta principalmente por neutrófilos, con escasos linfocitos y macrófagos entremezclado con zonas de necrosis ocasionado por las espículas del parásito las cuales estaban enclavadas en tejido conectivo fibroso a nivel de la dermis (Figura 3D).
DISCUSIÓN
A pesar de que se tiene conocimiento de que el género Cuterebra spp. se encuentra distribuido ampliamente en México y en el hemisferio occidental, sin embargo, no hay publicaciones de esta miasis en el Estado de Sonora. El registro de un hospedador para Cuterebra spp. y la ubicación geográfica donde se localizó esta parasitosis, cercana a regiones pobladas, sugieren la posibilidad de que exista una diseminación hacia hospedadores como animales de compañía, de producción o incluso personas. Los humanos son huéspedes incidentales de esta miasis y se encuentra con mayor frecuencia en niños (Grzyb et al., 2011). Las principales patologías que se asocian a estos parásitos son las dermatológicas como la miasis furuncular en tejido cercano a la ceja en un hombre de 55 años, el cual presentó eritema y tumefacción, a causa de una larva de III estadio (Helm et al., 2010). Incluso se han llegado a presentar problemas de miasis traqueopulmomar en humanos causados por larva de estadio III (Cornet et al., 2003), por lo que esta parasitosis puede llegar a ser un problema de salud pública.
La miasis también ha sido reportada en animales de compañía menores de 3 años de edad, como gatos, en los que causa principalmente oftalmomiasis externa, y las afectaciones se presentan en verano (Schlesener et al., 2021). También se ha presentado en fauna silvestre como en el caso de un coyote el cual presentaba diarrea sanguinolenta por una pseudomiasis gástrica (Lara et al., 2017), y en poblaciones de roedores silvestres, en donde se presentan principalmente problemas cutáneos (Bermúdez et al., 2010). Tantos animales domésticos como silvestres pueden presentar problemas con este tipo de parásitos si tienen contacto con las liebres que son los huéspedes habituales de Cuterebra spp., y no se descarta la posibilidad de afectar a humanos.
En este sentido, se resalta la importancia de controlar la expansión urbana de las ciudades para no afectar los ecosistemas y la dispersión de enfermedades propias de fauna silvestre. Se tiene claro que la principal transmisión de enfermedades zoonóticas y emergentes son debido a este tipo de convivencia, lo cual es un punto importante, para tomar las debidas precauciones para evitar el contagio de esta miasis a la población humana. Cabe mencionar que las poblaciones con mayor riesgo corresponden a niños y a personas de la tercera edad, en condiciones de pobreza extrema, y debido a difícil accesibilidad de los servicios de salud, pudiera ser un riesgo en la población humana.
Así mismo, se plantea la necesidad de realizar un mayor número de investigaciones de la presencia de Cuterebra spp. en otras especies de la región, tanto silvestres como domésticas, para conocer el impacto de esta larva en las especies afectadas.
CONCLUSIONES
Se concluye que a pesar de que no hay reportes de miasis por Cuterebra spp. en Sonora, y no se le da la atención o seguimiento adecuado, existe la evidencia de fauna silvestre con miasis cutánea por este parásito, cercano a lugares muy poblados y en donde existe la presencia de animales de compañía y de producción, lo que pudiera representar un riesgo en salud pública.