Introducción
La estatura humana es considerada un rasgo complejo que involucra factores genéticos y ambientales. Se puede sostener que un componente genético explica una alta proporción de la talla (Asgari et al., 2020; R. J. Blaschke et al., 1998; Rüdiger Jörg Blaschke & Rappold, 2006; Decker et al., 2011; Gudbjartsson et al., 2008; Lettre et al., 2008; Weedon et al., 2008; Yengo et al., 2022), mientras que el nivel socioeconómico, la nutrición y las enfermedades explican una proporción menor (Frayer, 1981; Holliday & Ruff, 2001; NCD-RisC, 2016; Newman, 1962). Por ello, se puede considerar que estudiar la estatura humana proporciona un adecuado modelo para comprender los procesos de interacción biológico-culturales. En este sentido, desde el punto de vista bioantropológico; el cual abarca la comprensión del efecto que tiene la interacción del ambiente-cultural con la biología humana, el estudio de los habitantes antiguos de Mesoamérica resulta de alto interés debido a que se trata de una población derivada con un origen relativamente reciente (O'Rourke & Raff, 2010; Tamm et al., 2007) y la adaptación a condiciones locales han incidido de manera importante en la variación genética (González-José et al., 2003, 2008; Hunemeier et al., 2011; Mummert et al., 2011; O'Rourke & Raff, 2010; Pucciarelli et al., 2003; Tamm et al., 2007).
El área mesoamericana es considerada entre los seis casos de formación estatal temprana en la evolución de las sociedades humanas (Boehm de Lameiras, 1991), se trata de un área cultural delimitada geográficamente (Kirchhoff, 1967) y se conocen los patrones de diversidad en términos lingüísticos y de etnicidad (Campbell, 1997; Campbell et al., 1986). Los horizontes del desarrollo mesoamericanos han sido definidos a partir de procesos de cambio cultural, mismos que debieron haber sido impulsados principalmente por la interacción de factores como los reacomodos demográficos, fenómenos migratorios, (P O. Hernández, 2006; Manzanilla, 2005), cambios económicos y políticos (López-Austin & López-Luján, 2014), fluctuaciones ambientales (Cook et al., 2012; Lorenzo, 1968; Lucero & Larmon, 2019) y catástrofes naturales (por ejemplo epidemias) (Acuna-Soto et al., 2005).
De manera particular la transición del Clásico al Posclásico, conocida -arqueológicamente- como Epiclásico (Gazzola, 2004; Jiménez Moreno, 1966; Lorenzo, 1968; Moragas Segura, 2013), hace referencia al periodo que transita desde la llamada caída de Teotihuacán hasta la aparición de nuevos centros de población y formas complejas de organización social y política en la Cuenca de México. Fue un periodo de transición marcado por la aparición de pequeñas comunidades, relativamente dispersas y el flujo intenso de migración. El producto de esos movimientos poblacionales fue, entre otras cosas, la proliferación de comunidades multiétnicas y aumento de las pugnas por la definición de los territorios (Manzanilla, 2015, 2017).
González-José y colaboradores (2007), al estudiar la morfología craneal generalizada de poblaciones prehispánicas de México, observaron un cambio significativo en la varianza genética poblacional; lo cual mencionan corresponde con un modelo de aumento del flujo genético en la transición del Clásico al Posclásico. A partir de lo anterior, en este trabajo se tiene como objetivo describir la tendencia de la estatura adulta en las poblaciones humanas que habitaron la Cuenca de México desde épocas preclásicas, y a su vez, contrastar el efecto en la variación de la talla adulta durante los reacomodos demográficos y el aumento del flujo genético en la transición del Clásico al Posclásico.
Materiales y métodos
En esta investigación, se analizaron 532 esqueletos de sujetos adultos, 43.7% femeninos y 56.3% masculinos, procedentes de la Cuenca de México que corresponden a población de época prehispánica; desde el Preclásico (2500 aC a 200 dC), Clásico (200 dC a 900 dC) y Posclásico (900 dC al 1521 dC).
Los esqueletos analizados forman parte de once series esqueléticas de la época prehispánica: Tlatilco, Ticomán, Cuicuilco, Teotihuacán, Coyoacán, Tula, Xochimilco, Culhuacán, Azcapotzalco, Tlatelolco y Tenochtitlán que se encuentran resguardadas en la Dirección de Antropología Física del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Con el objetivo de maximizar el número de casos en los que fuera posible estimar la talla, fueron medidos todos los huesos largos: húmero, radio, ulna, fémur y tibia de ambos lados. Las mediciones fueron realizadas por un solo observador y siguiendo las recomendaciones de Buikstra y Ubelaker (1994). Cuando los huesos se encontraban incompletos, pero con aproximadamente el 75% de representación y por lo menos con una de las epífisis; las mediciones se realizaron a mitad de la diáfisis como lo recomiendan Steele y McKern (1969). En todos los casos, las mediciones fueron realizadas utilizando la tabla osteométrica de Paleotech-Instruments© (www.paleo-tech.com).
Sólo fueron incluidos individuos maduros, para lo cual, el cierre completo de las epífisis de los huesos largos fue considerado como el principal criterio para establecer a un sujeto como de edad adulta a nivel esquelético (Mckern & Stewart, 1957). Además, se tomó en cuenta como criterio de inclusión que los huesos no tuvieran ninguna alteración de forma o tamaño por efectos patológicos o tafonómicos.
Para la estimación sexual, fueron utilizadas las propuestas de Phenice (1969), Bruzek (2002) y Walker (2005). Sin embargo, en un número menor de ejemplares los cuales no pudieron ser sexados mediante el diagnostico de los huesos de la pelvis o del cráneo, fue aplicado el Análisis Lineal Discriminante (LDA por sus siglas en inglés) utilizando las mediciones métricas de los huesos del esqueleto postcraneal (húmero, ulna, radio, fémur, tibia y fíbula). El LDA es un procedimiento que permite calcular el vector de máxima separación entre sexos y que es función lineal de las variables originales. De esta manera fue posible evaluar que, del total de los 112 casos sexados mediante análisis discriminante, 40% fueron clasificados como femeninos y el restante (60%) como masculinos.
Para estimar la estatura en población mexicana se cuenta con algunas propuestas, (Del Angel y Cisneros, 2004; Genovés, 1967; Trotter & Gleser, 1958), por ello, en este trabajo, siguiendo las recomendaciones de Menéndez y colaboradores (2011), se utilizó la elaborada por Genovés (1967) para grupos mesoamericanos. Para la estimación de la estatura, siempre que fuera posible se utilizó el fémur izquierdo, no obstante, cuando éste se encontró ausente fue tomado en cuenta el hueso del lado derecho como valor aproximado. En los esqueletos, en donde hicieran falta los fémures de ambos lados, se recurrió a la tibia o los huesos del miembro superior (Genovés, 1967).
El análisis estadístico se llevó a cabo en varios pasos; inicialmente se obtuvieron medidas descriptivas (mínimo, máximo, media y desviación estándar) y se realizó la prueba de bondad de ajuste de Shapiro-Wilk para verificar los supuestos de normalidad (datos no mostrados en este trabajo; para mayores detalles ver Pérez Durán and Rodríguez Tlachi 2015). Posteriormente, se realizó el análisis de varianza (ANOVA), el cual permitió evaluar si existen diferencias significativas (P<0.05) en las medias de la estatura entre las poblaciones para cada sexo. El ANOVA fue complementado con la prueba Tukey para conocer intervalos de confianza para todas las diferencias en parejas entre las medias de la estatura. Finalmente, el modelo Relethford-Blangero (Relethford & Blangero, 1990) fue aplicado con el propósito de evaluar la magnitud de variabilidad que existe en la estatura, al interior de las poblaciones y que no depende de las diferencias que existen entre grupos. De esta manera, se puede establecer que la contrastación de la variación fenotípica observada con respecto a la esperada r(ii) permite suponer que las poblaciones que se encuentren por encima de la pendiente de regresión pueden ser interpretadas con mayor varianza debida al flujo génico mientras que las que están por debajo con menor. Para el presente trabajo, las estimaciones de diferenciación genética mínima (Fst), varianza fenotípica observada, esperada r(ii) y residual se obtuvieron mediante el análisis de matriz R calculada con el programa R-MET (Relethford, 1997). En este último análisis, para contrarrestar el efecto de sub-representación en las series esqueléticas con tamaño de muestra pequeño, se realizaron algunas agrupaciones con base a un criterio cronológico, quedando incluida Ticomán con la población de Tlatilco y de igual manera, Coyoacán y Xochimilco fueron agrupadas con la población Teotihuacana.
Resultados
En el cuadro 1 se reportan las estadísticas descriptivas del análisis de la talla en poblaciones mesoamericanas, donde se puede apreciar que en el horizonte cultural Preclásico las poblaciones presentaron las estaturas más elevadas para ambos sexos; siendo Tlatilco la de mayor altura en el sexo femenino (media = 156.37 cm, D.E.=4.99) y Cuicuilco la del sexo masculino (media = 164.10 cm, D.E.=4.56). En el periodo Clásico, se produce un decremento en la talla, con valores promedio de 150 cm para el sexo femenino y de 162 cm para el masculino. Hacia el Posclásico, se observa un mantenimiento de la tendencia decreciente de la estatura en ambos sexos, sin embargo, en el sexo masculino demuestra un mayor cambio; disminuyendo en promedio hasta los 160 cm. Como se puede observar en la figura 1, la variación de la talla en ambos sexos, comprende una disminución de aproximadamente tres centímetros durante aproximadamente cuatro mil años. En el sexo femenino se observa un mayor decremento asociado con los horizontes del Preclásico y el Clásico, mientras que en el sexo masculino podemos notar un cambio gradual a lo largo del tiempo.
Cuadro 1. Estadísticos descriptivos de estatura en poblaciones de la Cuenca de México
Femenino | Masculino | |||||||||||
Población | Horizonte | N | Media (cm) |
D.E. | Mínimo | Máximo | N | Media (cm) |
D.E. | Mínimo | Máximo | |
Tlatilco | TCO | 56 | 156.37 | 4.99 | 146 | 171 | 75 | 163.48 | 5.90 | 146 | 176 | |
Ticomán | TIC | Preclásico (2500 aC a 200 dC) | 3 | 152.48 | 1.90 | 151 | 155 | 6 | 163.97 | 4.75 | 157 | 170 |
Cuicuilco |
CUI |
|
22 |
152.20 |
4.71 |
141 |
160 |
16 |
164.10 |
4.56 |
156 |
174 |
Teotihuacán | TEO | Clásico (200 dC a 700 dC) | 13 | 150.42 | 6.93 | 141 | 166 | 24 | 162.87 | 4.48 | 150 | 173 |
Coyoacán |
COY |
10 |
150.25 |
3.91 |
145 |
156 |
18 |
162.61 |
4.49 |
153 |
170 |
|
Xochimilco |
XOCH |
Epiclásico (700 dC al 900 dC) |
7 |
149.98 |
5.78 |
141 |
156 |
7 |
161.03 |
4.49 |
155 |
167 |
Tula | TUL | 8 | 151.10 | 3.69 | 147 | 158 | 8 | 158.05 | 4.77 | 151 | 165 | |
Culhuacán | CUL | 11 | 150.80 | 4.57 | 145 | 159 | 16 | 163.29 | 5.60 | 154 | 175 | |
Azcapotzalco | AZC | Postclásico (900 dC al 1521 dC) | 52 | 152.86 | 5.01 | 143 | 168 | 50 | 160.14 | 4.44 | 149 | 170 |
Tlatelolco | TLAT | 46 | 151.29 | 5.19 | 140 | 164 | 64 | 160.58 | 4.29 | 151 | 174 | |
Azteca |
STC |
|
5 |
148.18 |
2.29 |
145 |
151 |
15 |
160.25 |
5.26 |
149 |
167 |
Preclásico | 81 | 153.69 | 3.87 | 141 | 171 | 97 | 163.85 | 5.07 | 146 | 176 | ||
Clásico | 23 | 150.34 | 5.42 | 141 | 166 | 42 | 162.74 | 4.65 | 150 | 173 | ||
Epiclásico | 7 | 149.98 | 5.78 | 141 | 156 | 7 | 161.03 | 4.52 | 155 | 167 | ||
Postclásico | 122 | 150.84 | 4.15 | 140 | 168 | 153 | 160.46 | 4.49 | 149 | 175 |
N = tamaño de la muestra, D.E. = desviación estándar.

Figura 1. Valores promedio de la estatura para el sexo femenino y masculino de las diferentes poblaciones de la Cuenca de México. Las barras verticales representan los periodos culturales blanco=preclásico, fondo oscuro=clásico y fondo claro=Posclásico. TCO=Tlatilco, TIC=Ticomán, CUI=Cuicuilco, TEO=Teotihuacán, COY=Coyoacán, TUL=Tula, XOCH=Xochimilco, CUL=Culhuacán, AZC=Azcapotzalco, TLAT=Tlatelolco, STC= Tenochtitlán.
La prueba ANOVA muestra que, en ambos sexos, existen diferencias significativas (p<0.05) en las medias de las poblaciones entre los diferentes horizontes culturales (cuadro 2). Por su parte, en el cuadro 3, la prueba Tukey (alfa = 0.95) ha permitido apreciar, en el sexo femenino, que la muestra de Tlatilco así como la serie tenochca procedente del Sistema de Transporte Colectivo se diferencian de un gran conglomerado que abarca al resto de las muestras estudiadas. Por otra parte, en el sexo masculino la prueba Tukey (alfa = 0.95) ha permitido apreciar un conglomerado integrado por todas las series óseas del Preclásico y del Clásico que contrastan con las de periodos más tardíos (Postclásico); a excepción de Tula que se mantiene sin agrupar (outlier).
Cuadro 2. Análisis de Normalidad de la Varianza (ANOVA).
S.C. | gl | ANOVA Media |
F | Sig. | ||
---|---|---|---|---|---|---|
Femenino | Inter-grupos | 1196.07 | 10 | 119.61 | 4.759 | 0.000 |
Intra-grupos | 5579.31 | 222 | 25.13 | |||
Total | 6775.38 | 232 | ||||
Masculino | Inter-grupos | 782.66 | 10 | 78.27 | 3.187 | 0.001 |
Intra-grupos | 7072.81 | 288 | 24.56 | |||
Total | 7855.47 | 298 |
Se presentan los resultados para ambos sexos. Es posible asegurar que al menos una de las medias de la estatura entre las poblaciones es diferente de manera significativa (p<0.05) tanto en el sexo masculino como en el femenino. S.C. = Súma de cuadrados, gl = Grados de libertad, F = estadístico de prueba de Fisher, Sig. = valor de significancia.
Cuadro 3. Prueba Tukey para la evaluación de la diferencia entre medias.
Femenino | Masculino | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Subconjunto para alfa = 0.95 | Subconjunto para alfa = 0.95 | ||||||||
N | 1 | 2 | 3 | N | 1 | 2 | 3 | ||
TCO | 56 | 156.37 | TCO | 75 | 163.48 | ||||
CUI | 22 | 152.20 | CUI | 16 | 164.10 | ||||
TIC |
3 |
|
152.48 |
|
TIC |
6 |
|
|
163.97 |
XOCH | 7 | 149.98 | XOCH | 7 | 161.03 | ||||
COY | 10 | 150.25 | COY | 18 | 162.61 | ||||
TEO |
13 |
|
150.42 |
|
TEO |
24 |
|
|
162.87 |
CUL | 11 | 150.80 | CUL | 16 | 163.29 | ||||
TUL | 8 | 151.10 | TUL | 8 | 158.05 | ||||
AZC | 52 | 152.86 | AZC | 50 | 160.14 | ||||
TLAT | 46 | 151.29 | TLAT | 64 | 160.58 | ||||
STC | 5 | 148.18 | STC | 15 | 160.25 |
Se presentan los resultados para ambos sexos. En el sexo femenino se observan tres subconjuntos que muestran diferencias significativas (p<0.05) entre las poblaciones más tempranas y tardías. Mientras que en el sexo masculino los conjuntos también demuestran una diferenciación donde las poblaciones más tardías muestran menores valores de estatura. Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos homogéneos. Se usa el tamaño muestral de la media armónica femenino = 9.375 y masculino = 14.242. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utiliza la media armónica de los tamaños de los grupos. Los datos han sido ordenados de acuerdo a un sentido cronológico. Los niveles de error de tipo I no están garantizados. TCO=Tlatilco, TIC=Ticomán, CUI=Cuicuilco, TEO=Teotihuacán, COY=Coyoacán, TUL=Tula, XOCH=Xochimilco, CUL=Culhuacán, AZC=Azcapotzalco, TLAT=Tlatelolco, STC= Tenochtitlán.
El análisis Relethford-Blangero muestra una importante variación de la estatura entre poblaciones a lo largo de los periodos cronológicos. Por otro lado, con respecto a la variación intrapoblacional, en las épocas tempranas, grupos como Tlatilco (TCO), muestran una variación considerablemente alta con respecto a lo que esperado. Por otra parte, los grupos del Posclásico han mostrado valores residuales negativos (por debajo de la tendencia lineal); lo cual contrasta con lo esperado para grupos con intenso flujo génico (González-José et al., 2007) (figura 2).

Figura 2. Valores teóricos r(ii) en relación a los observados de la matriz de distancias Fst del modelo Relethford-Blangero. TCO=Tlatilco, CUI=Cuicuilco, TEO=Teotihuacán, TUL=Tula, CUL=Culhuacán, AZC=Azcapotzalco, TLAT=Tlatelolco, MEX=Tenochtitlan. Se observan las matrices de distancia y los parámetros de la variación de la estatura de las poblaciones desde el Preclásico al Posclásico en la Cuenca de México.
Discusión y consideraciones finales
Analizando una muestra representativa de sujetos de ambos sexos, esta investigación proporciona resultados respecto a la variación de la estatura a lo largo de varios períodos en los que las poblaciones mesoamericanas experimentaron importantes cambios debidos a la aparición y desarrollo de la agricultura, reacomodos demográficos e intensificación de fenómenos migratorios, transiciones económicas y políticas, además de sufrir los efectos del cambio climático y catástrofes naturales (Acuna-Soto et al., 2005; Cook et al., 2012; Lorenzo, 1968; Lucero & Larmon, 2019; Manzanilla, 2005).
Algunos autores como Nickens (1976) han señalado que el cambio de las condiciones de vida y salud en la transición del sistema de caza-recolección a la agricultura, pudo haber contribuido en la reducción de la talla en poblaciones mesoamericanas como una respuesta adaptativa relacionada con el cambio de una intensa actividad a una más sedentaria. De esta misma forma, Mummert y sus colaboradores (2011) sostienen que el cambio de los modos de subsistencia de la recolección de alimentos a la producción primaria, ha tenido como consecuencia el deterioro de la salud por un aumento de las enfermedades infecciosas y dentales y un aumento de las deficiencias nutricionales, esta tendencia hacia el deterioro de la salud que experimentaban la transformación agrícola redujo la estatura de las poblaciones de todo el mundo; independientemente del período temporal. Lo cual, puede ser entendido como resultado de eventos interrelacionados y acumulativos no solo durante el período de tiempo de los individuos, sino también a lo largo de generaciones a nivel poblacional (Agarwal, 2016).
De esta forma, diversos autores han descrito que la adopción de prácticas agrícolas intensivas, la vida sedentaria, acompañada de una mayor densidad de población y un aumento de las enfermedades infecciosas, además de la desigualdad social, tuvieron importantes consecuencias en las condiciones de vida de las sociedades mayas del Clásico reduciendo la estatura de las poblaciones (Haviland, 1967; Márquez-Morfín & Del Angel, 2006; Márquez, 1984; Saul, 1972; Tiesler, 2001).
De igual manera, los datos sugieren que en el Centro de México los valores más altos de estatura promedio a menudo se encuentran durante el Preclásico (Jaén Esquivel & López Alonso, 1974), pero hay una clara disminución durante periodos subsecuentes; para lo cual, se ha sugerido que a pesar del procesamiento alcalino del maíz, los niveles nutricionales no mejoraron de manera significativa en el grueso de la población (Anderson, 1967; Andrés Del Angel, 1996; Andrés Del Angel & Serrano, 1991; Genovés, 1970; Jaén Esquivel & López Alonso, 1974; Márquez et al., 2002; Nickens, 1976; Vercellotti et al., 2014; Vidal Elgueta et al., 2021). Por lo que los autores sugieren que este patrón es uno de los indicios de cómo el desarrollo de sociedades urbanas y/o con alto nivel de estratificación y desigualdad afectaron de manera diferencial a los individuos (Márquez et al., 2002).
En nuestros resultados, se observa una tendencia a la estabilización de la estatura de los sujetos del sexo femenino durante el periodo Clásico y más tardíamente, lo cual, demuestra mayor capacidad de amortiguamiento a pesar de existir cambios importantes de las condiciones ambientales (Hallgrímsson et al., 2002; Hallgrimsson & Hall, 2013).
La conformación multiétnica de las poblaciones prehispánicas y la intensificación de las dinámicas migratorias derivadas del colapso de los grandes centros urbanos a partir del Clásico (Cobean, 1990; Gazzola, 2004; P. O. Hernández, 2006; Manzanilla, 2005) produjo un importante cambio en la composición genética de las poblaciones en la Cuenca de México, sin embargo, nosotros hemos podido apreciar que la estatura presenta una tendencia secular negativa y una disminución en la variación al interior de los grupos a pesar de las dinámicas de mestizaje o flujo génico características de los grupos posteriores a la transición del Clásico al Posclásico (González-José et al., 2007; M. Hernández et al., 2007).