Cada vez es más frecuente encontrar trabajos académicos que plantean que tener hijos no es algo natural o que el sentido de esta decisión no se puede dar por sentado; más bien, la maternidad/paternidad se avizora como una cuestión problemática que, además, no tiene un significado universal. Llama sobre todo la atención el número de mujeres jóvenes que, en sus tesis de grado, se plantean preguntas con las que tratan de saber algo acerca de lo que está detrás del deseo de tener hijos y cómo se compone dicho deseo, cuando el orden de género es tan poderoso y es tan difícil desprenderse de él en el intento de subjetivación. También hay quien se pregunta qué sucede cuando no se puede sostener ese deseo a lo largo del tiempo, o cuando, al mirar hacia atrás, ese deseo se ha convertido en un no deseo. En esta última línea se inscribe el libro de Orna Donath titulado Madres arrepentidas. Una mirada radical a la maternidad y sus falacias sociales, que ha sido traducido del alemán y publicado en España en 2016, casi al mismo tiempo que apareció la versión original en Alemania, y que apenas comienza a distribuirse en nuestro país.

Donath (1976), socióloga de la Universidad Ben Gurión del Néguev, en Beersheba, Israel, es una investigadora que ha explorado por distintas vías las expectativas sociales que se depositan en las mujeres, tanto en las que son madres como en las que no lo son. Esa línea de trabajo la condujo a la publicación del mencionado libro, que ha tenido un fuerte efecto en el público. Se trata de una investigación acerca de aquellas mujeres que se arrepienten de haber sido “madres de alguien”. La autora tiene cuidado en distinguir el arrepentimiento -cuestión fundamental en la cultura judía- de la ambivalencia característica de la maternidad, ya que -dice- esta última no supone necesariamente un sentimiento de pesar.

Con el arrepentimiento como centro de su investigación, Donath explora las distintas vías que condujeron a 23 mujeres a la maternidad, para analizar su mundo emocional e intelectual posterior al nacimiento de sus hijos, así como para conceptualizar los sentimientos y conflictos derivados de la presencia simultánea del deseo de no ser madres de nadie y del hecho de que son madres de sus hijos. Asimismo, investiga la manera en que las diferentes mujeres reconocen y reaccionan ante esos conflictos.

La estructura del libro consta de una introducción, seis capítulos y un epílogo. En la introducción, la autora precisa los conceptos básicos de la investigación y explica los elementos metodológicos básicos del estudio: las cuatro formas en las que hizo contacto con las mujeres que participaron en su investigación; el perfil de las entrevistadas en relación con edad, nacionalidad y religión, clase social, escolaridad, ocupación, número de hijos, identidad sexual y estado civil; las técnicas utilizadas con una perspectiva cualitativa, entre otras cosas.

Se señala que el objetivo, tanto del libro como del estudio, fue “esbozar un complejo mapa que permita a madres de diversos grupos sociales ‘situarse a sí mismas’ dentro de él a fin de dar cabida a una variedad de experiencias maternales subjetivas”, con lo que la autora toma distancia de la postura que asume conclusiones generales acerca de las madres y abre un espacio para que las propias mujeres definan si se identifican con alguna de las afirmaciones recogidas.

El libro es el resultado de un serio trabajo de investigación y una buena edición. Está bien escrito, es claro y, además, es ameno y de fácil lectura. Por un lado, deja claros los planteamientos teóricos, conceptuales y metodológicos; por el otro, presenta abundantemente los testimonios de las mujeres entrevistadas para apoyar sólidamente las interpretaciones que la autora realiza a partir de la información recogida en sus entrevistas. La bibliografía que se presenta al final del trabajo es amplia, actual y de gran interés para quien explora temas afines al que se analiza en este libro.

El primer capítulo habla de las expectativas sociales generalizadas en las sociedades occidentales natalistas en relación con “el paso a la maternidad”; analiza los lenguajes a través de los cuales se expresan dichas expectativas, y se plantea la complejidad y la diversidad de las vías que han llevado a las mujeres a la maternidad. En el capítulo dos, se explican las exigencias y expectativas sociales hacia las madres, y se analiza la discrepancia entre esas normas y las posturas emocionales y acciones reales de las madres, lo cual sirve a la autora como punto de partida para explorar el arrepentimiento y distinguir a quienes lo sufren de quienes son ambivalentes. En el siguiente capítulo, Donath profundiza en el análisis del arrepentimiento y, en el cuarto, se centra en lo que propone como la principal promesa que hace la sociedad a las mujeres -que al ser madres dejarán de “carecer de algo” y pasarán a “estar completas”-, para luego mostrar lo que en realidad sucede cuando las mujeres tienen hijos; también se exponen varias prácticas derivadas de la discrepancia entre ser madre y desear “no ser ‘madre de nadie’”. El quinto capítulo despliega las tensiones que implica el hecho de hablar en público del arrepentimiento por la maternidad, así como de las negociaciones que establecen las madres para decidir si deben o no hablar con sus hijos sobre sus sentimientos. En el capítulo sexto, la autora discute las acepciones que este arrepentimiento debe abarcar para no ser rechazado por la sociedad, y señala que la maternidad debería entenderse, más que como un papel de género, como una relación humana similar a otras relaciones.

En el epílogo se plantean las conclusiones del estudio, que resultan muy interesantes porque la investigadora no solamente reflexiona acerca del tema de las mujeres que se arrepienten de la maternidad, sino sobre cuestiones más amplias y profundas encontradas en el proceso de su investigación y que vincula intrínsecamente con dicho tema, tales como la relación subjetiva con las emociones o con la manera de entender el tiempo; ambas cosas son vinculadas por Donath con la ira y la desconfianza que se suele expresar hacia las madres arrepentidas, ya que al ignorar la operatividad de los órdenes sociales, se asume que no puede haber tal tipo de madres. No es en balde que la autora señale esto: la difusión del libro ha producido escozor; los comentarios de uno de sus lectores resumen quizá los miedos que ha despertado:

Este tipo de mujeres [del que trata el libro] [son mujeres] destruidas por su arrogancia y su egoísmo, y por los funestos efectos de la terrible propaganda feminista… repugnante [,] es el discurso de estas madres que dicen que se arrepienten de serlo porque se han quedado “sin tiempo para ellas mismas”, sin poder realizarse o “disfrutar de la vida”. Hay que ser tan miserable, tan monstruosa, tan superficial y cínica; y hay que estar tan podrida de odio y de relativismo para una vez has sido madre (o padre) no entender y sentir que es lo más maravilloso del mundo, que se me hace muy difícil, por no decir imposible, tener el mínimo de respeto que se necesita para escribir sobre alguien un artículo. ¿Cómo se puede ser tan egoísta? ¿Qué tiempo para ti misma? No hay tiempo más mío que el que paso con mi hija, ni nada que me realice más; ni nadie que me haga sentir mejor que mi hija… Si ante el vínculo de la maternidad o la paternidad tu reacción es pensar que te falta “tiempo para ti misma”, mi pregunta claramente es: ¿para qué? ¿Qué hay más importante para ti? ¿Qué puede realizarte más, o darte más sensación de vida fértil?¹

Lo más interesante es que los comentarios de este lector dejan claro que habla desde el prejuicio y los lugares comunes, ya que es obvio que no ha leído el libro y no sabe que se trata de una investigación sólida; que no es una invitación a que las mujeres renuncien a la maternidad, sino que trabaja a partir de la convicción de que la libertad de elección debería estar al alcance de todas, y para que dicha libertad tenga lugar, hay que rescatar lo que se deja de lado o se excluye en la experiencia de las mujeres y las madres. Uno de los elementos que precisamente se deja de lado, es el arrepentimiento que, al ser silenciado, tiene consecuencias en las mujeres que no quieren ser madres, en las madres que no quieren serlo y en sus hijos, quienes sufren las consecuencias de un orden social que convierte a los sujetos en peones de un tipo muy concreto de disposiciones: las que están sobre todo destinadas a mantener el orden y, por lo tanto, dificultan toda subjetivación. Por otra parte, se silencia, para no ponerlos en entredicho, tanto el carácter sagrado de parir y criar a los hijos como la creencia en que la maternidad es lo más maravilloso que le puede ocurrir a una mujer, independientemente de lo que su experiencia le diga.

El arrepentimiento implica un juicio reflexivo a propósito de decisiones tomadas en el pasado. Donath afirma que se considera peligroso que las mujeres vuelvan la vista atrás (recordemos que, en la Biblia, la mujer de Lot desobedece y mira hacia atrás, por lo que se convierte en una estatua de sal), porque eso las puede llevar a evaluar el paso a la maternidad como algo que no mereció la pena; y a descubrir, en dicha evaluación, los factores que las hicieron optar por algo de lo que ahora se arrepienten. Plantea que, si bien en el ámbito legal el arrepentimiento es considerado como prueba de la cordura e integridad moral de una persona, al expresarse en relación con la maternidad, por el contrario, se toma como una prueba de inmoralidad o como ausencia de cordura, a pesar de que muchas veces el ser madre, los hijos o la preocupación por la familia, se esgrimen como pretextos para actuar de manera irresponsable frente a la comunidad.

De esta manera, este libro plantea cuestiones altamente complejas que vale la pena pensar para ampliar la comprensión acerca de lo que implica la maternidad en nuestros días.