SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.66Producción de diferencias de género en ciencias: poder, identidad y discursoAnálisis de la mortalidad en México a partir de la perspectiva de género índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Debate feminista

versión On-line ISSN 2594-066Xversión impresa ISSN 0188-9478

Debate fem. vol.66  Ciudad de México  2023  Epub 09-Dic-2024

https://doi.org/10.22201/cieg.2594066xe.2023.66.2410 

Artículos

Hacer hogar fuera del clóset: disputando el espacio doméstico en Santiago de Chile

Making a home out of the closet: challenging the domestic space in Santiago, Chile

Fazendo lar fora do closet: a disputa pelo espaço doméstico em Santiago de Chile

Carolina Besoain Arrau* 
http://orcid.org/0000-0002-5149-6646

Tomás Ojeda Güemes** 
http://orcid.org/0000-0001-8285-2490

Andrea Isabel Rihm Bianchi*** 
http://orcid.org/0000-0003-1251-9857

* Colectivo Trenza. Clínica, Psicoanálisis, Género, y Laboratorio de Investigación en Subjetividad y Cambio Social, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, Chile. Programa de Posgraduación en Teoría Psicoanalítica, Universidad Federal de Río de Janeiro, Río de Janeiro, Brasil, carolina.besoain.psicologa@gmail.com

** Centre for Transforming Sexuality and Gender, University of Brighton, Brighton y Hove, Reino Unido; Department of Gender Studies, London School of Economics & Political Science, Londres, Reino Unido; y Laboratorio de Investigación en Subjetividad y Cambio Social, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, Chile, t.ojedaguemes@brighton.ac.uk

*** Colectivo Trenza. Clínica, Psicoanálisis, Género, y Laboratorio de Investigación en Subjetividad y Cambio Social, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, Chile, arihm@uc.cl


RESUMEN:

Los vínculos entre hogar, género y sexualidades no normativas han recibido poca atención académica en Chile. En este artículo analizamos discursos, prácticas e imaginarios acerca del hogar en dos hombres gays y una mujer lesbiana de la comuna de Peñalolén, Santiago de Chile, desde una perspectiva biográfica y feminista. Se presentan cuatro dimensiones transversales: 1) hacer hogar como lucha por la apropiación, 2) hogar como un espacio paradojal y de negociación con la norma heterosexual, 3) roles de género y distribución del trabajo doméstico, y 4) relación con el espacio extradoméstico y los imaginarios gays y lésbicos locales. Estas dimensiones muestran que el hogar es un espacio conflictivo donde conviven sentidos en disputa que deben comprenderse de manera dinámica, situada e interseccional.

PALABRAS CLAVE: Hogar; Sexualidades; Espacio doméstico; Relato biográfico; Sexualidades no heterosexuales

ABSTRACT:

The links between home, gender and non-normative sexualities have received scant attention in academia in Chile. In this article, we analyze the discourses, practices and imaginaries concerning the home in two gay men and a lesbian woman from the commune of Peñalolén in Santiago, Chile, from a biographical and feminist perspective. Four cross-cutting dimensions are presented: 1) homemaking as a struggle for appropriation, 2) the home as a paradoxical space and negotiation with the heterosexual norm, 3) gender roles and the distribution of domestic work, and 4) the association with the extra-domestic space and local gay and lesbian imaginaries. These dimensions show that the home is a conflictive space where disputed meanings that must be understood in a dynamic, situated and intersectional way coexist.

KEYWORDS: Home; Sexualities; Domestic space; Biographical account; Non-heterosexual sexualities

RESUMO:

As conexões entre lar, gênero e sexualidades não normativas têm recebido pouca atenção acadêmica no Chile. Neste artigo analisamos os discursos, práticas e imaginários sobre o lar de dois gays e uma lésbica da comuna de Peñalolén, Santiago do Chile, a partir de uma perspectiva biográfica e feminista. Quatro dimensões transversais são apresentadas: 1) o fazer lar como luta pela apropriação, 2) o lar como um espaço paradoxal e de negociação com a norma heterossexual, 3) papéis de gênero e distribuição do trabalho doméstico, e 4) relação com o espaço extra-doméstico e imaginários gays e lésbicos locais. Essas dimensões mostram que a casa é um espaço conflituoso onde coexistem sentidos em disputa que devem ser entendidos de forma dinâmica, situada e interseccional.

PALAVRAS-CHAVE: Lar; Sexualidades; Espaço doméstico; Relato biográfico; Sexualidades não heterossexuais

INTRODUCCIÓN1

Hacer hogar consiste en un proceso de apropiación del espacio que no se agota en su cualidad material ni tampoco en algún arreglo relacional o afectivo predefinido. Se trata de un proceso en el que el mundo se vuelve un lugar, es decir, produce un espacio antropológico de identidad, relacional e histórico (Augé 2008). Sin embargo, el hogar es un lugar problemático en el mundo contemporáneo, puesto que su teorización demanda la consideración simultánea de una variedad de planos materiales, relacionales y simbólicos, así como de múltiples escalas geopolíticas (Blunt y Dowling 2006, Besoain et al. 2021).

Este artículo examina las relaciones entre hacer hogar y sexualidades en la experiencia de tres personas no heterosexuales que viven en la ciudad de Santiago de Chile. A través del análisis de sus relatos de vida y fotografías, discutimos las formas en que tradicionalmente se ha estudiado el hogar y la matriz ideológica que organiza los discursos, las prácticas y los imaginarios de quienes lo habitan. Al respecto, estudios que han investigado la experiencia de hogar en personas lesbianas y gays han relevado su carácter transgresor en relación con la heteronorma. Nuestra investigación, si bien lo reconoce, también visibiliza las continuidades y negociaciones que lxs participantes establecen con los mandatos culturales de género, sexualidades y clase social.

Comenzamos el artículo explorando críticamente algunos de los temas que han orientado la investigación acerca del hogar. Ponemos en el centro las sexualidades, el género y la clase social como categorías analíticas. Luego de describir nuestra propuesta metodológica, presentamos las cuatro dimensiones que emergieron del análisis. Cerramos el artículo argumentando que estos ejes muestran que hacer hogar es un proceso de apropiación de un espacio conflictivo donde conviven sentidos en disputa que deben comprenderse de manera interseccional.

Si bien los hallazgos de este estudio preceden a la crisis sociosanitaria del COVID-19, son relevantes en el actual contexto de reapertura. Estudios recientes sobre los efectos de la pandemia en la salud mental de personas LGBTIQ+ confirman que hacer hogar puede ser también una ocasión de violencias e inseguridades que, en el contexto de la pandemia, obligó a muchxs a convivir con sus agresorxs, a experimentar nuevamente el rechazo familiar y, en algunos casos, a volver al clóset (Gato et al. 2021).

EL HOGAR COMO OBJETO DE ESTUDIO

Reconocido como una idea clave para el imaginario doméstico del mundo contemporáneo, el hogar ha sido un objeto de investigación privilegiado para analizar críticamente las transformaciones en la experiencia espacial y sus geopolíticas (Rogoff 2000). En Latinoamérica, los estudios del hogar han estado marcados por la desigualdad estructural que atraviesa la región, además de la neoliberalización de las políticas habitacionales. Una de las categorías de análisis que ha caracterizado el abordaje latinoamericano y chileno del hogar ha sido la inequidad en el acceso a la vivienda y, más recientemente, el género (Besoain et al. 2021, Ossul-Vermehren 2018, Soto Villagrán 2018).

Durante los últimos años, los enfoques interdisciplinares han ido en aumento y las perspectivas queer y feministas han permitido analizar las violencias que experimentan ciertos grupos en sus desplazamientos por la ciudad, y han sido claves para politizar el espacio doméstico y repensar el hacer hogar más allá del ámbito privado (Blunt y Dowling 2006, Campos y Moretti-Pires 2018). Estas perspectivas no solo han contribuido a interrogar los imaginarios domésticos tradicionales, sino que también han permitido reconocer sus distintas esferas y escalas, y cuestionar los binarismos público/privado, adentro/afuera, masculino/femenino, que han organizado de manera excluyente y unidireccional nuestra lectura de la espacialidad (Massey 2005). La incorporación de estas perspectivas ha contribuido a visibilizar los mecanismos de generización, racialización y sexualización que producen lo doméstico e impactan en las formas en que actualmente se investiga el hogar.

Con el fin de dar cuenta de estos procesos, nos acercamos al estudio del hacer hogar como un espacio interseccional en el que las distintas categorías de diferencia que marcan las trayectorias de vida de lxs individuxs inciden también en su experiencia del hogar. En este contexto, proponemos la noción de hogaridad para aproximarnos al espacio doméstico en tanto proceso que se despliega a través de la puesta en acto de diversas prácticas que hacen hogar, las cuales incorporan elementos tanto materiales como relacionales y afectivos, y que pueden ser incluso intermitentes en el tiempo. Desde este marco, queremos avanzar hacia una aproximación de las relaciones entre sexualidad, clase y género que nos permita superar las limitaciones de una conceptualización aritmética de las desigualdades al momento de dar cuenta de la experiencia del hogar (Viveros 2016). Esto supone trascender la idea del cruce de categorías identitarias preestablecidas y profundizar en los mecanismos de acción del poder que producen el espacio doméstico y aquello que se considera legítimo.

Las personas se ven y perciben a sí mismas de manera diferente según la posición sexual, de clase y de género que ocupan en el entramado social. Por tanto, investigar cada una de dichas ubicaciones permite dar cuenta de los procesos de apropiación que establecen las personas para sentirse en casa, además de los mecanismos de producción del hogar en cuanto seguro o amenazante (Valentine 2007). La apropiación espacial, por su parte, es un proceso dialéctico que involucra tanto la relación de lxs individuxs con sus entornos, como la posibilidad de identificarse con ellos y construir la propia identidad (Vidal Moranta y Pol Urrútia 2005). En la experiencia de personas gays y lesbianas, dicha vivencia no solo depende de las posibilidades que tienen de expresar su sexualidad en espacios percibidos, hasta cierto punto, como LGBTIQ+ friendly. Las estrategias de apropiación e (in)visibilización de personas no heterosexuales también dependen de la posición de clase que ocupan. En esta negociación van internalizando códigos normativos de comportamiento que replican el sistema dominante heterosexista, de raza y clase en el que habitan, el cual, en el caso chileno, valora la “discreción” y el “buen gusto” en materia de gestión de la propia sexualidad en el espacio público (Astudillo 2015).

EL HOGAR DESDE CHILE

En Chile, la cuestión del hogar ha sido abordada principalmente desde la lucha por el derecho a la vivienda digna y los efectos de las políticas habitacionales neoliberales en sus habitantes. En la ciudad de Santiago persisten formas de habitar el espacio público marcadas por una segregación a gran escala (Sabatini, Cáceres y Cerda 2001), lo cual agrava las desigualdades interseccionales que marcan los territorios (Besoain, Rihm, Pinto de Carvalho y Ojeda, 2022; Fontana, 2022).

Las profundas políticas neoliberales implementadas en Chile han tenido efectos sobre la fragmentación y la privatización de las formas de ciudadanía y el aumento en la percepción de inseguridad y desconfianza (PNUD 2015). Lo anterior convive con nuevos ciclos de movilizaciones sociales y visibilización de formas de convivencia distintas a la familia conyugal como núcleo organizador de la vida íntima (INE 2010, Ramm, 2022). Dicha visibilización coincide con transformaciones normativas recientes en los ámbitos de sexualidades y género, identidades, filiación y cuidados, que apuntan a generar mayor reconocimiento social de experiencias de personas LGBTIQ+ (Barrientos 2011). Sin embargo, las nuevas fórmulas y los discursos conviven con antiguos mandatos, facilitados, además, por políticas públicas “familísticas” y “maternalísticas” que reproducen los imaginarios domésticos tradicionales y un ordenamiento sexogenérico conservador (Sharim, Araya, Carmona y Riquelme 2011; Ramm y Giddeon 2020).

LA EXPERIENCIA DE HOGAR DE PERSONAS NO HETEROSEXUALES

El giro hacia los mecanismos de sexualización del espacio en el campo de la geografía feminista anglosajona se ha traducido en una crítica de su naturaleza racializada, heteronormada, generizada y de clase (Astudillo 2019). Los estudios sobre la experiencia del espacio cotidiano desde la perspectiva de personas LGBTIQ+ han evidenciado que el espacio no solo está sexualizado, sino que además está normalmente heterosexualizado (Valentine 1993). La literatura que investiga los procesos de heterosexualización se ha focalizado en espacios tradicionalmente considerados públicos. Sin embargo, el espacio doméstico no ha recibido la misma atención, especialmente la vivencia de personas lesbianas y gays. Al respecto quisiéramos destacar algunos puntos relevantes.

Primero, algunos de los significados normativos del espacio doméstico que lo asocian con ideas de refugio, identidad, origen y bienestar no reflejan la experiencia de hogar de lesbianas y gays, quienes pueden experimentarlo como un espacio amenazante y alienante, tal como se ha documentado en estudios sobre el impacto de las medidas de confinamiento en la población LGBTIQ+ durante la pandemia (Gato et al. 2021). En este sentido, la experiencia de hogar de personas no heterosexuales queda marcada por expectativas cis-heterosexistas que estructuran sus relaciones (Gorman-Murray 2007).

El hogar también ha sido descrito como un espacio que puede potenciar la afirmación de la propia vida y que reivindica para sí las ideas de refugio, bienestar e intimidad, especialmente para quienes cuentan con los recursos y las redes para vivir tranquilamente su sexualidad afuera del clóset (Valentine 1993). En este sentido, el hogar puede ser un espacio de resistencia frente a la norma heterosexual, así como también un espacio que desestabiliza, o cuiriza, los límites entre relaciones humanas y no-humanas, y las formas de convivencia y parentesco que se establecen entre las personas, los objetos, las plantas y los animales, tal como discutiremos más adelante en los resultados (Cudworth 2019, Pilkey 2014).

En Latinoamérica, la bibliografía sobre la experiencia del espacio en personas LGBTIQ+ es principalmente urbana (Astudillo 2019, Sabsay 2011). Dos artículos que abordan la subjetividad gay y lésbica aportan evidencia específica en relación al espacio doméstico: un estudio de Herrera (2007), donde la familia de origen y la casa familiar aparecen como espacios que pueden tanto acoger la salida del clóset de mujeres lesbianas y bisexuales, como rechazarla y violentarla. Frente al rechazo, algunas mujeres encuentran en espacios extradomésticos la acogida y la sensación de sentirse en casa que no experimentan en sus hogares; los bares y discos LGBTIQ+ son espacios privilegiados de afirmación identitaria. Estos hallazgos son confirmados por estudios recientes de tipo estadístico (Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio 2019). Un segundo estudio es el desarrollado por Campos y Moretti-Pires (2016) con personas LGBTIQ+ del colectivo Sin Hogar en Brasil que viven en la calle. Aquí, la identificación como persona LGBTIQ+ fue un factor que precipitó la salida de lxs jóvenes de sus hogares de origen tras haber experimentado intolerancia, rechazo y violencia. Los hombres gays declararon sentir que en la calle pueden expresar más libremente sus identidades. Para algunas mujeres lesbianas y bisexuales, en cambio, la calle supone vivir en una resistencia constante, dado que está mayormente habitada por hombres entre quienes el machismo, la misoginia y el acoso sexual callejero están bastante extendidos.

MÉTODO

Este artículo se inserta en un proyecto de investigación más amplio cuyo objetivo fue comprender los modos de hacer hogar de habitantes de distintas zonas residenciales de la comuna de Peñalolén, en Santiago de Chile. Presentamos los resultados del análisis de tres casos estudiados durante 2017: dos hombres que se identifican como gays y una mujer lesbiana.

Diseño y producción de información

El diseño fue exploratorio y comprensivo, sostenido en una metodología cualitativa y biográfica (Arfuch 2002). El dispositivo de producción de datos incluyó relatos de vida individuales y fotografías de los hogares generadas para la investigación por lxs participantes. Los relatos de vida se desarrollaron a partir de dos encuentros de aproximadamente una hora de duración cada uno. Al final del primer encuentro, solicitamos a lxs participantes que, antes del segundo, produjeran entre cinco y diez fotografías que representaran aspectos relevantes de hacer hogar. Parte del segundo encuentro estuvo destinado a que relataran qué habían fotografiado y qué significaba cada imagen para ellxs; se estableció así un cruce entre relato y fotografía que permitió visibilizar aspectos emergentes diferentes y similares.

Lo anterior es relevante porque, al usar métodos visuales, se introduce un elemento de sorpresa que permite trascender narrativas bien ensayadas sobre un tema en particular (Reavey 2011) y se abre una vía diferente para aproximarse a experiencias que pueden resultar de difícil acceso desde lo verbal (Guillemin y Drew 2010). Más aún, la creación de imágenes y fotografías promueve un involucramiento activo de lxs participantes en los procesos de investigación al darles más voz y promover un mayor sentido de agencia, lo que permitiría conceptualizar esta modalidad como una investigación de carácter participativo (Guillemin y Drew 2010). Las fotografías han sido frecuentemente utilizadas en la investigación feminista, al ampliar tanto las formas de acceso y producción del conocimiento como las voces que se consideran legítimas para efectos del análisis (De Vault 2018). Las imágenes fotográficas permiten situar tanto las condiciones de vida que caracterizan determinadas estructuras sociales en distintas épocas, como las prácticas y los procesos asociados a las estéticas del espacio doméstico y sus ideologías subyacentes (Buchczyk 2016, Reinders 2016).

Análisis de datos

El análisis de datos fue guiado por propuestas del análisis del discurso en sus vertientes dialógicas y críticas (Arfuch 2002, Medina 2014). La intencionalidad analítica estuvo puesta en los discursos utilizados para relatar, la relación dialógica entre sí y cómo lxs sujetxs los articulan, modulan y disputan para dar cuenta de su experiencia de hogar (Cornejo, Faúndez y Besoain 2017). Se consideraron los contenidos del discurso y su materialidad, atendiendo específicamente a los significados y prácticas de hogar y sus diferencias según zona residencial, sexualidad y género. Las fotografías se analizaron en torno al dispositivo de visibilidad (Rancière 2009) que ellas construyen, en el cruce de sus características materiales/formales y sus tramas biográficas (Besoain 2012). Además, se analizaron aquellos elementos de la imagen que condensan contradicciones y tensiones en la experiencia de hogar (Rivera 2006).

Participantes y ubicación del estudio

Lxs protagonistas de los relatos son Gabriel, Ignacio y Violeta.2 Pese a tener edades similares y reconocerse como gays y lesbiana, lxs tres presentaban distintas situaciones de pareja y de ingreso económico al momento de la investigación. Residían al menos desde un año antes en tres sectores diferentes de la comuna de Peñalolén. Fueron contactadxs a través de la estrategia bola de nieve, siguiendo las orientaciones del muestreo intencionado (Patton 2002).

Violeta es una mujer cis de 34 años que vive en una habitación al interior de la casa de sus padres en un sector de clase popular. En el momento de la primera entrevista vivía junto a su pareja, Alba, y Matías, el hijo en preescolar de Alba. Trabajaba como asesora del hogar en una comuna privilegiada de Santiago y había completado su educación escolar, pero no tenía educación universitaria. Gabriel es un hombre cis de 38 años, soltero, que vive solo en una casa autoconstruida en el patio trasero del terreno de la casa de sus padres, en un sector de clase media. Estudió cocina y trabaja en un barrio privilegiado de Santiago. Ignacio es un hombre cis de 34 años, soltero, profesional de la salud. Trabaja en una ONG y vive solo en una casa arrendada en un sector privilegiado. Hasta hace pocos meses vivía en pareja en esa misma casa y, tras separarse, decidió quedarse viviendo en el mismo lugar.

La comuna de Peñalolén, como efecto de las modernizaciones urbanas de la dictadura cívico-militar, cambió su composición social, al instalarse grupos de nivel socioeconómico medio y alto en un territorio cuya población mayoritaria había sido de sectores populares (Pérez y Roca 2009). Tiene la singularidad de reunir en un mismo territorio una importante diversidad social y económica que, pese a su diversidad, tiende a reproducir a microescala los patrones de segregación que se observan en la ciudad de Santiago de Chile.

Consideraciones éticas

Para resguardar la confidencialidad y libertad de participación se entregó con claridad y transparencia información sobre los objetivos y las condiciones de investigación. Se realizaron dos consentimientos informados distintos, uno relativo al relato de vida y otro para las fotografías.

RESULTADOS

Hacer hogar como lucha por la apropiación del espacio doméstico

Para nuestrxs participantes, hacer hogar implicó un proceso de apropiación del espacio doméstico que no siempre estuvo garantizado. Sobre todo cuando, además de identificarse como gay o lesbiana, se cuenta con pocos recursos económicos, con escasas redes, o no existe apoyo familiar. Frente a las dificultades para conseguir un espacio propio, lxs participantes han desplegado diversas estrategias de apropiación del espacio que les han permitido hacer hogar en espacios mínimos que han ganado dentro del hogar familiar, como son los casos de Gabriel y Violeta. Son modos de habitar y de identificarse con sus entornos que ponen en curso estrategias de apropiación espacial en relación con lugares considerados residuales que, sin embargo, producen hogaridad. Esto es, estrategias que hacen aparecer un lugar propio y que habilitan momentos de autoafirmación.

La casa de Gabriel no era un lugar diseñado para ser habitado. Inicialmente funcionaba como oficina/quincho en el patio trasero de la casa de sus padres. Era un lugar frío, alejado de la casa familiar, donde todxs iban a fumar, y que nadie quería habitar. Gabriel lo fue transformando paulatinamente en su hogar. Los “arreglos gruesos”, señaló, los hizo un grupo de maestros; en cambio, él se preocupó de “la obra fina”, llenando la casa de objetos que cada cierto tiempo va moviendo de lugar; como si con ello fuera colmando el espacio de recuerdos e historias, ejerciendo de paso su independencia y soberanía, algo que no le había sido fácil de conquistar al interior del hogar familiar.

Tal como se aprecia en la Foto 1, la experiencia de hogar de Gabriel toma forma en su relación con los objetos. Gabriel compra frecuentemente objetos en tiendas de antigüedades y gasta gran parte de su sueldo en decoración, aun cuando a veces le falte dinero para otras cosas. Los objetos han sido su estrategia fundamental de apropiación del espacio y de autoafirmación identitaria. En su relato señala: “A mí no me gusta que me muevan las cosas; aquí, en esta casa, decido yo... todo”.

Fuente: Archivo Proyecto Fondecyt Nº 11160337, 2017.

Foto 1 Interior del hogar de Gabriel 

Violeta, por su parte, ha vivido siempre en la casa de su familia de origen y le ha resultado difícil constituirse como dueña de su espacio. Si bien le gustaría tener un espacio propio, no le ha sido posible conseguirlo en su barrio, lugar por el que siente mucho apego. Es así que su proceso de hacer hogar ha implicado apropiarse de su pieza, ubicada al fondo de la casa familiar. En su relato, nos contó que cuando a Alba y Matías (su pareja y el hijo de su pareja) lxs echaron de la casa donde vivían, Violeta lxs invitó a vivir con ella en su pieza. Hasta ese momento, sus padres no sabían de su orientación sexual: “no sabían nada, yo la traje como amiga”. A partir de ese momento, su pieza se transformó en su hogar: “mi hogar es mi pieza en que vivimos nosotros tres, ese es mi hogar”. Violeta ha ido apropiándose de su espacio a través de prácticas sutiles que, sin desafiar abiertamente el orden de sexo-género del hogar familiar, lo subvierten implícitamente. Por ejemplo, ella eligió el color de sus muros y los objetos, entre los cuales destaca la bandera arcoíris LGBTIQ+ y algunos cuadros alusivos a la dictadura militar que la conectan con la historia política del barrio en que vive (Fotos 2 y 3). En su pieza se escucha la música que a ella le gusta, cuyo contenido es de crítica social ante las condiciones de vida actuales. Así, Violeta encuentra en las letras de las canciones que escucha una forma de expresar experiencias y emociones para las cuales no ha podido sacar su propia voz. Al llenar la estrechez del espacio con música, se subjetiva y reafirma su identidad.

Fuente: Archivo Proyecto Fondecyt Nº 11160337, 2017.

Fotos 2 y 3 El muro de la habitación de Violeta 

En síntesis, tanto para Gabriel como para Violeta, la lucha por la apropiación de un hogar propio, en medio de condiciones materiales y simbólicas limitadas, se juega de manera importante en la cualidad estética del espacio doméstico, lo cual es particularmente significativo cuando el espacio es pequeño. Destaca aquí la importancia de las relaciones no-humanas en el proceso de apropiación espacial y de afirmación de la propia identidad.

El hogar como espacio paradojal y de negociación con la norma heterosexual

Los casos investigados presentan el hogar como un espacio paradojal en el que conviven la experiencia de protección y seguridad con la violencia y la hostilidad. Hacer hogar para lxs participantes implica habitarlo al alero de discursos y prácticas que, a la vez que acogen y contienen, lxs fuerzan a un constante ejercicio de negociación consigo mismxs. Para Gabriel, Violeta e Ignacio, esto se traduce en prácticas de hogarización que estarían inscritas, articuladas y a veces subordinadas a los imaginarios del hogar heterosexual.

Hay dos rasgos llamativos de este proceso de negociación: 1) el manejo de la visibilidad e invisibilidad de las sexualidades en el espacio doméstico, y 2) los procesos de asimilación heteronormativa a ideales de vida en pareja y familia.

En el caso de Gabriel hay una notoria invisibilización de su sexualidad delante de sus padres y hermanxs. Gabriel dice que su homosexualidad “es un tema que ni siquiera se toca […] hay cosas que son evidentes ¿te fijas? No hay que explicarlas ni tampoco preguntarlas”. Gabriel señala que todo el mundo lo conoce soltero y cree que su familia está tranquila con que no tenga pareja. Y él se ha acostumbrado a estar solo. Aun así, vive su soltería con cierta ambivalencia, especialmente cuando reflexiona respecto a su edad, lo que se espera de él y lo que pasará cuando envejezca. Dice: “yo debería estar a esta edad en otro lugar... tener una familia digamos, aunque sea un perro, no sé, pero no, no así, ¿te fijas?”.

La invisibilización de la sexualidad en el caso de Violeta también ha ocurrido a través del manejo de los silencios y los implícitos. Alba y Matías se instalaron en su pieza y empezaron a hacer hogar juntxs en la casa familiar. Su familia no preguntó sobre la naturaleza sexoafectiva de su vínculo y Violeta tampoco dijo nada. Violeta y Alba se instalaron como dos amigas y se inscribieron en el imaginario del hogar heteronormado por la vía de la maternidad y el cuidado de los hijxs. En respuesta a experiencias de rechazo, ambas se hacen visibles en el espacio doméstico y en el barrio como pareja maternal más que sexual, representación que no desafía la heteronorma. Sin embargo, este manejo no consigue ser del todo exitoso debido a que el padre de Violeta se refiere a ella como “la soltera de la casa” y cada cierto tiempo, sobre todo cuando está borracho, le insiste en que busque un hombre para tener un hijo. En este contexto, la pieza es su refugio y su lugar de libertad. Cuando su padre se emborracha, el resto de la familia la protege: “me dicen: ‘no te muevas de tu pieza’, y ahora lo he hecho, la verdad que no peleo casi nada con él”.

Ante los episodios de violencia de su padre, Violeta no se opone directamente, pero sí sostiene una serie de prácticas afirmativas que apuntan a construir la vida que quiere para sí. Un ejemplo de esto fue la celebración de su Acuerdo de Unión Civil con Alba en la sede comunitaria del barrio. Violeta le dijo a su padre que estaba celebrando su aniversario de noviazgo, y él decidió no asistir al evento.

Por su parte, Ignacio arrienda una casa grande en Peñalolén. Se reconoce privilegiado. Dice que ser gay en su caso “ha sido súper normalizado y creo que ha sido una suerte porque no es tan común”. Reconoce que ser gay no ha sido un tema a considerar al momento de elegir dónde vivir y que expresa su sexualidad abiertamente. Ignacio vive solo en su casa de tres habitaciones y un jardín. La eligió junto a su expareja, con quien vivió casi un año junto con sus mascotas, las cuales son una parte central de su experiencia de hogar (Foto 4).

Fuente: Archivo Proyecto Fondecyt Nº 11160337, 2017 (la calidad de fotografía original fue alterada para asegurar el anonimato).

Foto 4 El hogar de Ignacio 

Actualmente, tras separarse, se debate respecto de si quedarse ahí o cambiarse a otro lugar, no necesariamente por razones económicas, sino porque para Ignacio el hogar y la pareja van juntos; le cuesta imaginar un hogar por fuera de la pareja romántica. Para él, “lo que es meramente la relación de pareja y lo que es la casa o el hogar que formamos sin duda van de la mano”. Pero ante la falta, sus mascotas, amigxs y familiares son incorporadxs a su imaginario de hogar; su presencia le recuerda el tiempo vivido junto a sus padres y hermanxs en la casa familiar. El hogar para él tiene que ver con el acto de “congregar”, juntar a todxs en su casa y compartir, “con la mesa larga extendida, puertas también abiertas”, tal como aparece en la Foto 5.

Fuente: Archivo Proyecto Fondecyt Nº 11160337, 2017 (la calidad de fotografía original fue alterada para asegurar el anonimato).

Foto 5 Hogar de Ignacio 

Disputas respecto del sentido del trabajo doméstico y las prácticas de hogar

Si bien estos casos tensionan las maneras tradicionales con que las personas resuelven la distribución de roles de género, las labores domésticas siguen siendo una práctica feminizada. Según el género y la clase se ponen en curso distintas estrategias para enfrentar estas tareas.

Para Ignacio no es tan relevante la igualdad en la distribución de las labores de la casa, sino que las tareas se hagan “con gusto” y que exista cierto consenso al respecto. Él disfruta hacer las compras en la feria y el supermercado, cocinar, cuidar el jardín y decorar la casa, que en su conjunto dan cuenta de una cierta composición estética, la cual puede apreciarse en la Foto 6.

Fuente: Archivo Proyecto Fondecyt Nº 11160337, 2017.

Foto 6 Hogar de Ignacio 

A Ignacio no le gusta hacer el aseo. Su expareja se encargaba: “que él hiciera el aseo era como una ofrenda para la casa y para nosotros”. Tras el quiebre con su pareja, y ante la necesidad de ocuparse de algo que no le gusta, Ignacio decidió pagarle a una trabajadora de casa particular: “si a mí me va a tocar hacer aseo, prefiero pagarle a una nana” (nuestro énfasis).

Gabriel muestra una lucha permanente contra la devaluación que sus hermanos y su padre realizaban contra él y su madre. Las tareas domésticas lo ubicaban del lado de su madre y lo femenino. Gabriel se queja del machismo de sus hermanos y señala que ellos “están acostumbrados a que la mamá, la esposa y cualquier persona haga lo que ellos aún no quieren hacer”. Y agrega: “porque eso es para mujeres ¿me entiende? Una mentalidad espantosa”. En este sentido, Gabriel apuesta por una manera distinta de habitar el espacio doméstico como hombre y desde una masculinidad no heterosexual, legitimando sus diferencias respecto de sus hermanos y su padre.

En su hogar actual, la devaluación se resuelve mediante lo que denominamos estetización de las prácticas. Por un lado, desde la sofisticación estética de la cocina tipo gourmet, y, por otro, a través de la colección de objetos y antigüedades que convierten el espacio en una verdadera casa museo. De esta forma, Gabriel consigue dotar de dignidad las tareas domésticas y subvierte su sentido negativo. Su sensibilidad y gusto por el orden se manifiestan en su manera de hacer hogar y habitar los espacios, lo cual le ha permitido relacionarse de manera distinta con lo femenino. Dice: “llegué ordenando, poniendo las flores, cambiando esto, lo otro, que todo se viera bien”, lo que puede apreciarse en las Fotos 7 y 8. Ahora a toda su familia le gusta mucho visitarlo y dejarse agasajar por él.

Fuente: Archivo Proyecto Fondecyt Nº 11160337, 2017.

Fotos 7 y 8 Hogar de Gabriel 

Por su parte, Violeta se encontraba en una posición distinta a la de Gabriel y a la de Ignacio, porque ellos efectivamente son dueños de casa, y desde ahí sus posibilidades de negociación son mayores. Para Violeta, las prácticas domésticas tienen valor en cuanto le permiten apropiarse de un espacio que desea, pero que aún no ha conseguido para sí. La cocina, como espacio y como práctica, encarna dichas tensiones, ya que la comparte con su madre; tener su propia cocina es un anhelo. Nos cuenta: “a veces me choca que mi mamá tenga su forma de tener la cocina y a mí no me gusta […] a mí me gustaría tener más espacio y esas cosas, cocinar lo que yo quisiera”. La cocina aparece como un lugar en disputa con su madre por la jefatura de hogar. Los fines de semana, cuando su madre descansa de cocinar, Violeta asume dichas funciones. Para ella, responsabilizarse de las tareas domésticas es vivenciado como una forma de apropiación y también de resistencia frente a su invisibilización en el hogar familiar. Violeta siente orgullo de su talento en la cocina y disfruta compartiéndolo con otrxs. Un ejemplo muy expresivo de esto es que, en la celebración de su ceremonia de unión civil, ella cocinó para todxs lxs invitadxs.

Imaginarios gays y lésbicos locales y regímenes extradomésticos de visibilidad

Las experiencias de (in)visibilización y negociación relatadas por Gabriel, Violeta e Ignacio acontecen en el hogar y también en sus espacios laborales, los recorridos cotidianos por el barrio, las interacciones con sus vecinxs y sus salidas con amigxs y sus parejas.

Gabriel, por ejemplo, limita al mínimo su interacción con sus vecinxs. Sabe que su orientación sexual no pasa inadvertida y está muy atento a los comentarios de otrxs sobre su apariencia, gestos y comportamientos. Ha aprendido a cuidarse; tiene pocos amigos gays y es muy crítico de los espacios de socialización gay de Santiago. Tiene una imagen estereotipada de dichos lugares que, en cierta medida, refleja su propia ambivalencia con cierta visibilidad de lo gay que le incomoda y, simultáneamente, le produce curiosidad. Los gays usan el espacio como una “pasarela”, dice. “Se van al barrio Lastarria, se van para allá a modelar”. Trata de evitar lugares donde se juntan muchos gays ya que “las encuentro medias putas (sic)”. El uso del sustantivo femenino aquí ilustra uno de los imaginarios sociosexuales que asocia negativamente lo gay con lo femenino y sanciona un tipo de expresión de género que no sería bien vista en público. Esto último contrasta con la crítica que él mismo hace de las actitudes machistas de su padre y la devaluación de lo femenino por parte de los hombres de su familia.

Violeta vigila su feminidad en sus desplazamientos por la ciudad. Piensa que ser lesbiana es percibido como una transgresión. Pese al apego que siente por su barrio, también es un lugar que percibe como amenazante, especialmente cuando está con su pareja, ya que es cuando está con ella que su identidad lésbica se hace visible. Lxs vecinxs advierten que van “para todos lados juntas” y las han insultado diciéndoles “maricones” (sic). Los rumores del barrio resuenan en la casa familiar y desatan la furia del padre. Por eso, Violeta y su pareja solo hacen demostraciones públicas de afecto lejos del barrio. Pero incluso así, no logran escapar a la violencia. Dice: “Nosotras ni siquiera andamos de la mano”. El miedo y la sensación de amenaza permanente limitan su uso del espacio público, ya que “a la gente le incomoda” su presencia. Solo algunos barrios y parques, junto con las marchas del orgullo LGBTIQ+, son lugares donde ambas se sienten tranquilas para tomarse de las manos; cuando marchan, las calles y los parques provisoriamente dejan de ser amenazantes.

Estas experiencias muestran cómo ciertos espacios de la ciudad aparecen como más o menos seguros o LGBTIQ+ friendly. A Ignacio, por ejemplo, le cuesta imaginarse esos lugares sin caer en estereotipos: “la mayoría de los gays quieren vivir en Providencia porque está más conectado o es más cerca para ir a comer”. Peñalolén, por el contrario, no sería un barrio LGBTIQ+: “es mucho más familiar”, agrega, “una comuna más residencial, convencional”. En la comuna, los espacios abiertos a ciertas formas de vida distintas serían excepcionales. Gabriel, por su parte, asocia lo gay al consumo y al entretenimiento. Nos cuenta que “los gays se cambian de barrio para donde está todo lo que necesitan. Ir a bailar, a tomar un café”. Así como Ignacio, las ideas de conectividad y acceso aparecen también como elementos relevantes para Gabriel, quien dice que en Peñalolén “no tengo un lugar cerca donde ir a bailar. Está alejado de todo”.

DISCUSIÓN

A través de las historias de Gabriel, Ignacio y Violeta, el hogar, en sus dimensiones tanto espacial como discursiva, aparece como lugar que se imagina y produce en torno a lo que Johnston y Valentine (1995) llamaron un ethos heterosexual. En particular, los imaginarios de la familia conyugal y de la pareja destacan como referencias idealizadas sobre las que se organizan los discursos y las prácticas de hogar. Ahora bien, los hallazgos también señalan que, junto con estas, coexisten temores a la soledad, el rechazo y la violencia. Así, la experiencia de hogar adquiere forma en relación con aquello que no debería ser, lo cual operaría como fuerza normativa en las aspiraciones y los anhelos de hogar que comparten lxs entrevistadxs.

El hogar se evidencia como un espacio de disputas y negociaciones con los imaginarios sociosexuales heteronormados y con el modelo de parentesco por lazos de consanguineidad (Gonzálvez 2013). Gabriel, Ignacio y Violeta se refieren al hogar como un espacio en el que se despliegan “trabajos de parentesco” (Ortiz y Gonzálvez 2017) alternativos a las normas de conyugalidad y filiación por lazos sanguíneos. En ellos, la amistad, la vecindad, las mascotas, así como el cuidado de plantas y objetos, son constitutivos de la experiencia de hogaridad, donde las relaciones de interdependencia y de solidaridad interespecie cobran relevancia al momento de definir los bordes que componen las prácticas de hogar de nuestrxs participantes (Carabelli 2021). Así, los hallazgos de este estudio sugieren que la experiencia de hacer hogar implica una producción espacial creativa que reproduce el ethos heterosexual al tiempo que tensiona las micropolíticas del espacio doméstico.

Las fotografías producidas por lxs participantes permiten visibilizar esta paradoja: así, por ejemplo, las fotos de Gabriel muestran su predilección por objetos antiguos y dan cuenta de una estética de hogar más cercana a lo tradicional, aun cuando lo subversivo sea quién hace hogar de esa forma. Tal como plantean Guillemin y Drew (2010), las fotografías evidencian un modo singular de agenciar y relacionarse con el espacio doméstico. Las fotografías, a diferencia de los relatos, resaltan aspectos de la construcción del espacio doméstico que les reportan orgullo a lxs participantes: la posibilidad de elegir el color de los muros (Violeta), el placer de una casa bien decorada (Gabriel), la alegría de ofrecer un lugar de encuentro para lxs amigxs (Ignacio). Así, lxs participantes utilizaron las fotografías de un modo que lxs representan como sujetos complejos y agentes de sus vidas, trascendiendo el lugar de minoría y apropiándose del derecho a que sean sus propias imágenes las que lxs definan, y no las de otrxs. En este sentido, el uso que dieron a las fotografías resulta consistente con lo planteado por De Vault (2018) respecto a que el dispositivo fotográfico amplía la posibilidad de legitimar diversas voces en la construcción de conocimiento.

Ahora bien, esta cualidad que nosotrxs calificamos como creativa, la cual tiene el potencial de subvertir las normas sociosexuales que organizan el espacio doméstico, no es una cualidad exclusiva de lxs participantes del estudio en cuanto personas no heterosexuales. ¿Qué quiere decir esto? No existiría una forma particular de hacer hogar para personas gays y lesbianas radicalmente distinta de aquellas formas emprendidas por personas heterosexuales. El atributo identitario no es suficiente para subvertir o resistir las normas del espacio doméstico. En una misma persona y en su proceso de devenir sujeto sexual y generizado coexisten momentos de reproducción y subversión creativa de las normas, los cuales se van desplegando de manera intermitente y contradictoria a lo largo de su trayectoria vital. Los momentos de subversión creativa que inauguran nuevos sentidos y prácticas de hogar son aquellos en los que el espacio doméstico aparece abierto a la diferencia y al disenso, lo cual -siguiendo a Rancière (2009) - podemos entender como una perturbación del reparto de lo sensible que hace nacer la política en el hogar. Una politización del espacio-hogar emerge precisamente a partir de momentos de fricción que perturban e intervienen sobre aquello que era visible y posible de enunciarse en ese espacio: las sexualidades de Gabriel, Violeta e Ignacio, sus vínculos, proyectos vitales y formas de interactuar con el medio.

Nuestros hallazgos también muestran las distintas estrategias materiales y simbólicas de apropiación espacial desplegadas por lxs participantes. Los casos analizados muestran que la posición más difícil para la apropiación se produce en el cruce entre sexualidad lésbica, género y zona residencial de clase baja. Desde esta posición resulta muy difícil conseguir “un lugar para mi vida” (Savranski 2012), como le ocurre a Violeta, quien se apropia de momentos transitorios, como el día de la ceremonia de unión civil, y espacios parciales: una habitación y nada más. En este sentido, el hogar y la experiencia de hogaridad serían más bien efectos de un arduo trabajo de elaboración y reapropiaciones parciales confrontadas con modelos de subjetivación ideales y excluyentes que encuentran sus límites en el orden normativo heterosexual y de clase, y también en el riesgo de la violencia lesbo y homofóbica. Este riesgo también operaría en la gestión de la expresión de las sexualidades en el espacio extradoméstico.

En este trabajo de elaboración, el uso y distribución de los objetos en el hogar son fundamentales, ya que permiten tensionar ciertos mandatos heterosexistas y afirmar la propia identidad (Pilkey 2014). El color de las paredes, la bandera LGBTIQ+, la cocina, los objetos de decoración, las fotografías con sus parejas y las plantas nos hablan de un gesto emancipatorio y de reorientación del propio deseo que marca nuevas trayectorias biográficas, prácticas y posibilidades de identificación.

Ahora bien, estos gestos y reorientaciones encuentran su límite en ciertas normas tácitas de visibilización e invisibilización de las sexualidades, tanto al interior del hogar como en el espacio extradoméstico. En este sentido, nuestra lectura de la visibilidad es situada y relacional, ya que los procesos de ver y ser vistx están íntimamente conectados y se dan en referencia a un otrx, conocidx o imaginarix. Para nuestrxs protagonistas, es el régimen de visibilidad heterosexual el que incide en las formas en que despliegan su subjetividad y los espacios en que esta aparece, principalmente delante de sus familias, vecinxs y parejas; en sus piezas, en la cocina o en las calles. Ahí es donde las relaciones que posibilitan la visibilidad son también asimétricas: no todxs son igualmente visibles y la visibilidad no siempre es garantía de reconocimiento o protección (Brighenti 2007). Los resultados sugieren que existiría una tendencia a invisibilizar el carácter sexuado del cuerpo y de los vínculos cuando estos no se conforman con cierto ordenamiento de sexo-género tradicional. Esta invisibilización por momentos parece traducirse en un esfuerzo por asimilarse y mostrar lo que hay de igual (ej. familia conyugal y normatividad de la pareja tradicional) antes de lo que hay de diferente. Esto sería particularmente notorio en contextos en los que se ha experimentado violencia, donde la asimilación a los imaginarios domésticos tradicionales sirven como defensa frente al rechazo y la posible expulsión del hogar.

Nuestros resultados también sugieren que, si bien el trabajo doméstico sigue siendo una tarea amenazada por la devaluación y que recae sobre todo en manos de mujeres o cuerpos feminizados, también puede ser una práctica de apropiación del espacio y autoafirmación identitaria que reclama para sí un sentido de propiedad y dignidad que resulta más gratificante que subyugador. Cuando otros espacios están negados, son de difícil acceso o incluso peligrosos, el espacio doméstico puede volverse un territorio en el que se disputa el valor del sentido del signo femenino, tal como lo demostraron Gabriel y Violeta.

Ahora bien, sigue siendo cierto que el poder económico y la posición de clase impactan en las posibilidades que tienen las personas de negociar con los roles de género en el espacio del hogar. Cuando estas condiciones son favorables, aparecen formas de gestión de las tareas que depositan en trabajadoras domésticas -usualmente mujeres racializadas- aquellas prácticas que no consiguen ser apropiadas desde su valor estético o autoafirmativo, como vimos con los casos de Gabriel y Violeta. Con ello, los potenciales conflictos que pueden surgir en los procesos de negociación y distribución del trabajo doméstico en la pareja se desplazan y externalizan afuera del hogar, tal como lo vimos con Ignacio.

Por último, los resultados confirman lo que señalamos al comienzo respecto de las limitaciones del pensamiento binario al momento de analizar cómo opera el poder en la articulación de una frontera sexual entre el adentro y el afuera. Esta delimitación espacial se nutre de los valores dominantes de clase y raza, que privilegian la discreción, higienización y privatización del deseo con sus respectivas prácticas de vigilancia y control. Esto es especialmente claro en el espacio público, donde los mecanismos de invisibilización, desexualización y asimilación heteronormativa aparecen muchas veces como respuestas frente a la violencia lesbo y homofóbica (Astudillo 2015, Sabsay 2011). La intersección de las categorías de género, clase y sexualidad nos muestra que no existe una relación de continuidad entre los distintos espacios ni en los posicionamientos identitarios que asumen nuestrxs entrevistadxs en cada uno de ellos: para algunxs, la seguridad del hogar contrasta con la hostilidad que perciben en las calles o en sus propias familias. Las experiencias de rechazo y de aceptación de su sexualidad influye, también, en sus desplazamientos por la ciudad, la expresión pública de sus afectos y las posibilidades de politizar su diferencia. Este tipo de negociaciones muestra, además, cómo “se sexualiza diferencialmente la trama urbana y su imaginario espacial” (Sabsay 2011: 72), especialmente respecto de la localización de los denominados barrios LGBTIQ+. Este mecanismo suele contener las manifestaciones visuales de lo gay y lo lésbico dentro de los bordes impuestos por políticas liberales de tolerancia y diversidad, que privilegian un determinado tipo de expresión sexogenérica binaria, menos disruptiva y despolitizada (Astudillo 2015, Sabsay 2011).

Advertimos dos limitaciones en este estudio. Por una parte, el impacto de la raza y los procesos de racialización en la experiencia y en las prácticas de hacer hogar; esto puede subsanarse mediante la ampliación de la muestra y la incorporación de claves analíticas decoloniales y antirracistas. Por otra parte, hace falta expandir el análisis de la dimensión de género, incorporando participantes trans y no binaries.

Con todo, cerramos este artículo argumentando que una mirada interseccional y no esencialista respecto del hogar es fundamental para comprender la experiencia de hogaridad en personas no heterosexuales. Esto implica analizar cómo la posición de clase, género, sexualidad y racialización impactan diferencialmente en la experiencia y prácticas de habitar el espacio doméstico, en ensamblajes singulares que se resisten a categorías identitarias preestablecidas y binarias. Hacer hogar implica una multiplicidad de posicionamientos, imágenes, afectos, prácticas y momentos de negociación que están afectadas por materialidades y geometrías de poder (Massey 2005) que, insistimos, se tramitan en un continuo movimiento relacional y micropolítico.

REFERENCIAS

Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio. 2019. Estudio exploratorio. Ser lesbiana en Chile 2018. Disponible en <https://www.dropbox.com/s/4jdj61d88p0bt5s/EstudioSLB_DescargaRS.pdf?dl=0>. [ Links ]

Arfuch, Leonor. 2002. El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Astudillo Lizama, Pablo. 2015. “Homosexual Discretion and Good Taste: Two Rules That Govern Homosexual Sociability Space in Santiago de Chile”, Journal of Homosexuality, vol. 62, núm. 10, pp. 1432-1455. [ Links ]

Astudillo Lizama, Pablo. 2019. “The Study of Homosexual Space: An Example of Feminist Geographies’ Limits in Chilean Academia?”, Gender, Place & Culture, vol. 26, núm. 7-9, pp. 1013-1020. [ Links ]

Augé, Marc. 2008. Los no lugares. Espacios de anonimato: una antropología de la sobremodernidad, Barcelona, Gedisa. [ Links ]

Barrientos, Jaime. 2011. “Discriminación y victimización: marcha del orgullo LGBT en Chile”, Debate Feminista, año 22, vol. 43, pp. 113-132. [ Links ]

Besoain, Carolina, Andrea Rihm, Laís Pinto de Carvalho, María Jesús Silva, Jose Luis Vega, Catalina Ortúzar, Alyson Morales y Carolina Valdés. 2021. “¿Qué es el hogar y cómo se estudia? Una revisión en Chile (1990-2018)”,Revista AUS, vol. 29, pp. 22-31. [ Links ]

Besoain, Carolina , Andrea Rihm, Laís Pinto de Carvalho y Tomás Ojeda. 2022. “El hogar en disputa: espacios, sexualidades y políticas de lo doméstico”, en Nicolás Angelcos y Miguel Pérez (comps.), Vivir con dignidad. Transformaciones sociales y políticas de los sectores populares en Chile, Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica, pp. 149-165. [ Links ]

Besoain, Carolina . 2012. “Vivienda social y subjetividades urbanas en Santiago: espacio privado, repliegue presentista y añoranza”, tesis de doctorado, Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile. [ Links ]

Blunt, Alison y Robyn Dowling. 2006. Home, Londres, Routledge. [ Links ]

Brighenti, Andrea. 2007. “Visibility: A Category for the Social Sciences”, Current Sociology, vol. 55, núm. 3, 323-342. [ Links ]

Buchczyk, Magdalena. 2016. “Dressing and Undressing the House”, Home Cultures, vol. 13, núm. 3, pp. 255-282. https://doi.org/10.1080/17406315.2016.1242326 [ Links ]

Campos, Dalvan Antonio de y Rodrigo Otávio Moretti-Pires. 2016. “Trajetórias sociais de gays e lésbicas moradores de rua de Florianópolis”, Revista Estudos Feministas, vol. 26, núm. 2, pp. 1-16. [ Links ]

Carabelli, Giulia. 2021. “Plants, Vegetables, Lawn: Radical Solidarities in Pandemic Times”, Lateral. Journal of the Cultural Studies Association, vol. 10, núm. 2. Disponible en <https://csalateral.org/forum/corona-affects-effects/plants-vegetables-lawn-radical-solidarities-pandemic-times-carabelli/>. [ Links ]

Cornejo, Marcela, Ximena Faúndez y Carolina Besoain. 2017. “El análisis de datos en enfoques biográficos narrativos: de los métodos a la intencionalidad analítica”, Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Qualitative Social Research, vol. 18, núm. 1, art. 16. Disponible en <http://www.qualitative-research.net/index.php/fqs/article/view/2491/4081>. [ Links ]

Cudworth, Erika. 2019. “Muddied Living: Making Home with Dog Companions”, International Journal of Sociology and Social Policy, vol. 41, núm. 3/4, pp. 424-439. [ Links ]

De Vault, Marjorie L. 2018. “Feminist Qualitative Research: Emerging Lines of Inquiry”, en Norman K. Denzin e Yvonna S. Lincoln (comps.), The Sage Handbook of Qualitative Research, Londres, Sage, pp. 317-349. [ Links ]

Fontana, Mauro. 2022. “Desplazamiento mapuche y luchas por el espacio en el área metropolitana de Santiago”, en Nicolás Angelcos y Miguel Pérez (comps.), Vivir con dignidad. Transformaciones sociales y políticas de los sectores populares en Chile, Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica , pp. 257-276. [ Links ]

Gato, Jorge, Jaime Barrientos, Fiona Tasker, Marina Miscioscia, Elder Cerqueira-Santos, Ana Malmquist, Daniel Seabra, Daniela Leal, Marie Houghton, Mikael Poli, Alessio Gubello, Mozer de Miranda Ramos, Mónica Guzmán, Alfonzo Urzúa, Francisco Ulloa y Matilda Wurm. 2021. “Psychosocial Effects of the COVID-19 Pandemic and Mental Health among LGBTQ+ Young Adults: A Cross-Cultural Comparison across Six Nations”, Journal of Homosexuality, vol. 68, núm. 4, pp. 612-630. https://doi.org/10.1080/00918369.2020.1868186 [ Links ]

Gonzálvez Torralbo, Herminia. 2013. “La producción científica sobre la familia en Chile: miradas desde la antropología feminista”, La Ventana. Revista de estudios de género, vol. 4, núm. 38, pp. 1-13. [ Links ]

Gorman-Murray, Andrew. 2007. “Reconfiguring Domestic Values: Meanings of Home for Gay Men and Lesbians”, Housing, Theory and Society, vol. 2, núm. 3, pp. 229-246. [ Links ]

Guillemin, Marilys y Sarah Drew. 2010. “Questions of Process in Participant-Generated Visual Methodologies”, Visual Studies, vol. 25, núm. 2, pp. 175-188. [ Links ]

Herrera Oesterheld, Florencia. 2007. “Construcción de la identidad lésbica en Santiago de Chile”, Revista Universum, vol. 2, núm. 22, pp. 151-163. [ Links ]

INE (Instituto Nacional de Estadística). 2010. Estadísticas del Bicentenario. La familia chilena en el tiempo. Disponible en <http://www.ine.cl/filenews/files/2010/noviembre/pdf/enfoquefamilia_11_11_10.pdf>. [ Links ]

Johnston, Lynda y Gill Valentine. 1995. “Wherever I Lay My Girlfriend, That’s My Home. The Performance and Surveillance of Lesbian Identities in Domestic Spaces”, en David Bell y Gill Valentine (comps.), Mapping Desire. Geographies of Sexualities, Londres, Routledge , pp. 88-103. [ Links ]

Massey, Doreen. 2005. For Space, Londres, Sage. [ Links ]

Medina, Lorena. 2014. “El análisis dialógico del discurso. Analizar el discurso sin olvidar el discurso”, en Manuel Canales (coord.), Escucha de la escucha. Análisis e interpretación en la investigación cualitativa, Santiago de Chile, LOM, pp. 295-318. [ Links ]

Ortiz, Francisca y Herminia Gonzálvez Torralba. 2017. “Brechas y contradicciones entre la familia definida por la Ley y las familias en Santiago de Chile: miradas desde la antropología a partir de la dicotomía biología versus elección”, Revista Rumbos TS, vol. 12, núm. 15, pp. 53-76. [ Links ]

Ossul-Vermehren, Ignacia. 2018. “Lo político de hacer hogar: una mirada de género a la vivienda autoconstruida”, Revista INVI, vol. 33, núm. 93, pp. 9-51. [ Links ]

Patton, Michael Quinn. 2002. Qualitative Research and Evaluation Methods, Thousand Oaks, Sage Publications. [ Links ]

Pérez A., Miguel y Andrea Roca V. 2009. “Representaciones sociales de la inseguridad urbana en niños de Peñalolén: ¿qué ocurre en contextos donde la distancia geográfica de la segregación disminuye?”, MAD, vol. 20, pp. 90-109. [ Links ]

Pilkey, Brent. 2014. “Queering Heteronormativity at Home: Older Gay Londoners and the Negotiation of Domestic Materiality”, Gender, Place & Culture, vol. 21, núm. 9, pp. 1142-1157. [ Links ]

PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). 2015. Los tiempos de la politización. Disponible en <https://www.undp.org/content/dam/chile/docs/desarrollohumano/Informe%202015.pdf>. [ Links ]

Ramm, Alejandra y Jasmine Giddeon. 2020. Motherhood, Social Policies and Women’s Activism in Latin America, Londres, Palgrave Macmillan. [ Links ]

Ramm, Alejandra . 2022. “Uniones de hecho, clase y autonomía: una vanguardia negada”, en Nicolás Angelcos y Miguel Pérez (comps.), Vivir con dignidad. Transformaciones sociales y políticas de los sectores populares en Chile, Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica , pp. 178-198. [ Links ]

Rancière, Jacques. 2009. El reparto de lo sensible, Santiago de Chile, lom . [ Links ]

Reavey, Paula. 2011. “The Return to Experience: Psychology and the Visual”, en Paula Reavey (comp.), A Handbook of Visual Methods in Psychology: Using and Interpreting Images in Qualitative Research, Nueva York, Psychology Press, pp. XXI-XLI. [ Links ]

Reinders, Leeke. 2016. “Homing the Dutch City Iconography of Home and the Politics of Representation”, Home Cultures, vol. 13, núm. 2, pp. 193-213. https://doi.org/10.1080/17406315.2016.1190586 [ Links ]

Rivera, Tania. 2006. “Cinema e pulsao: sobre ‘Irreversível’, o trauma e imagem”, Revista do Departamento de Psicologia, UFF, vol. 18, núm. 1, pp. 71-76. [ Links ]

Rogoff, Irit. 2000. Terra Infirma: Geography’s Visual Culture. Londres y Nueva York, Routledge. [ Links ]

Sabatini, Francisco, Gonzalo Cáceres y Jorge Cerda. 2001. “Segregación residencial en las principales ciudades chilenas: tendencias de las tres últimas décadas y posibles cursos de acción”, EURE, vol. 27, núm. 82, pp. 5-24. [ Links ]

Sabsay, Leticia. 2011. Fronteras sexuales. Espacio urbano, cuerpos y ciudadanía, Buenos Aires, Paidós. [ Links ]

Savransky, Martin. 2012. “Will There Be a Place for my Life? Cities, Subjectivities and Geographies of Resistance”, Athenea Digital, vol. 12, núm. 1, pp. 191-206. Disponible en <https://www.redalyc.org/pdf/537/53723265011.pdf>. [ Links ]

Sharim, Dariela, Claudia Araya, Mariela Carmona y Paula Riquelme. 2011. “Relatos de historias de pareja en el Chile actual: la intimidad como un monólogo colectivo”, Psicologia em Estudo, vol. 16, núm. 3, pp. 347-358. [ Links ]

Soto Villagrán, Paula. 2018. “Hacia la construcción de unas geografías de género de la ciudad. Formas plurales de habitar y significar los espacios urbanos en Latinoamérica”, Perspectiva Geográfica, vol. 23, núm. 3, pp. 13-31. [ Links ]

Valentine, Gill. 1993. “(Hetero)Sexing Space: Lesbian Perceptions and Experiences of Everyday Spaces”, Environment and Planning, vol. 11, núm. 4, pp. 395-413. [ Links ]

Valentine, Gill. 2007. “Theorizing and Researching Intersectionality: A Challenge for Feminist Geography”, The Professional Geographer, vol. 59, núm. 1, pp. 10-21. [ Links ]

Vidal Moranta, Tomeu y Enric Pol Urrútia. 2005. “La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los lugares”, Anuario de Psicología, vol. 36, núm. 3, pp. 281-297. [ Links ]

Viveros Vigoya, Mara. 2016. “La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación”, Debate Feminista, año 26, vol. 52, pp. 1-17. [ Links ]

1Este artículo recibió financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID), Proyecto Fondecyt N° 11160337.

2Los nombres se modificaron para resguardar el anonimato de lxs participantes.

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:

Besoain Arrau, Carolina, Tomás Ojeda Güemes y Andrea Isabel Rihm Bianchi. 2023. “Hacer hogar fuera del clóset: disputando el espacio doméstico en Santiago de Chile”, Debate Feminista, año 33, vol. 65, pp. 221-251, e2410, https://doi.org/10.22201/cieg.2594066xe.2023.66.2410

Recibido: 02 de Mayo de 2022; Aprobado: 10 de Octubre de 2022; Publicado: Abril de 2023

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons