Introducción
La siguiente propuesta consiste en la exploración de la revista Magisterio del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), fundada a finales de la década de los cincuenta en el seno de la política educativa de la unidad nacional. Nace en el apogeo de las prácticas políticas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), acarreo del pueblo a los mítines de campaña, el pago de favores a los líderes sindicales con curules, el control de los trabajadores del Estado a través de los sindicatos, prácticas conocidas en México como “charrismo” sindical1 y la formación de burócratas sindicales que estuvieron al servicio del gobierno o/y del PRI.
Magisterio2 se crea en el contexto de los movimientos magisteriales, confrontaciones de facciones de izquierda de origen comunista frente a los maestros y maestras alineados al gobierno vía el SNTE, pugnas internacionales por la Guerra Fría y la Revolución cubana. Todos ellos conflictos políticos, sociales que se advierten o se silenciaron al interior de dicha publicación mensual. Fue un espacio impreso que reflejó los acontecimientos políticos, educativos y culturales de su tiempo.
El montaje3 de la revista nos expresa aquello que Beatriz Sarlo ha dicho respecto que, “[…] la revista pone el acento sobre lo público, imaginado como espacio de alineamiento y conflicto. Su tiempo es, por eso, el presente”.4 Por ello es relevante la breve aproximación hecha a Magisterio5 para los estudios de revistas de política educativa, cultural y gremial. Además, ofrece una ventana histórica para observar las opiniones de los intelectuales orgánicos y maestros alineados al gobierno del PRI y su proyecto de nación la unidad nacional.6
Continuando esta idea de Sarlo,7 las revistas no surgen para responder posibles intereses del futuro, sino que nacen para atender las necesidades del presente. Magisterio evidentemente aparece con esta premisa; fue el escaparate del SNTE entre los años de conflicto magisterial y la política educativa de Jaime Torres Bodet (Plan de Once Años); de igual modo, la revista se convirtió en reflejó del campo de batalla político y cultural ocurrido en contra de la unidad nacional. Sus textos nos muestran las tensiones8 nacionales e internaciones de aquellos años del siglo XX, pero también expone las contradicciones y desacuerdo entre el SNTE y los maestros.
Podría parecer que esta propuesta de revisión de Magisterio tiene un acercamiento con la historia política debido a la naturaleza de la revista y el interés político de los actores -maestros e intelectuales-; sin embargo, como diría Pierre Rosanvallon sobre la historia de lo político,9 la dicha consiste en un doble entendimiento; primero, nos permite vislumbrar el ejercicio de la política en la comunidad y segundo, la construcción de símbolos de los intelectuales y/o políticos. Empero, la historia de lo político no se reduce simplemente al análisis de las políticas, ni a la explicación únicamente del poder y del uso de los simbolismos nacionales en las masas, por cierto construidos per se en la política.10 Para Rosanvallon se trata de reflexionar la relación entre el trabajo político y el campo de la política, es en este dicho que, el análisis de Magisterio no se refiere a las políticas educativas y sindicales, sino del posicionamiento de la publicación y los textos frente a las políticas educativas, conflictos nacionales e internacionales.
Justo Regina Crespo ha reflexionado que, “[…]podemos entender las respuestas de una revista a su contexto inmediato, los proyectos y propuestas que defiende -a partir de su lugar geopolítico, social e ideológico de enunciación- y en su intento de crear un público propio y fiel”,11 es decir, la óptica con la que miramos a las publicaciones debe responder y tener en cuenta la naturaleza de la revista, como las elecciones ideológicas de sus colaboradores y el nivel de institucionalización. Esto implica ejecutar estrategias metodológicas y conceptuales multidisciplinares porque las revistas nos confrontan, nos colocan frente a contextos históricos multívocos que, en ocasiones, suelen ser aporéticos, y la mirada histórica, política y sociológica permite observar ese pasado albergado en las revistas de una manera integral. Es así como se ha abordado Magisterio con una relación cercana a la historia de lo político12 y un acercamiento a la historia intelectual a través de los conceptos contexto-texto, así como el uso de las categorías agrupamiento y asociación.
La observación del contexto social y político -en los ámbitos nacional e internacional- son necesarios para entender la lógica programática de la revista, ya que como bien ha mostrado Fernanda Beigel, la revista permite conectarse con las discusiones de los intelectuales, pero “[…] también con los modos de legitimación de nuevas prácticas políticas y culturales”.13 Se reconoce en Magisterio espacios y escritos para validar el proyecto educativo de Jaime Torres Bodet (1958-1964) y las posturas políticas de los presidentes Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, quienes emplearon la editorial para exponer ideas políticas y educativas.
El contexto entonces, es todo aquello que ocurre afuera de los textos de la revista o, parafraseando a LaCapra,14 los textos están al interior de la revista y mantienen una relación con el mundo por medio de la publicación y sus intelectuales; lo que está afuera son los procesos políticos, sociales, culturales; cabría señalar que este contexto siempre, o por lo menos aquí, debemos percibirlo en tiempos sincrónicos y entramados. Por ello se considera a la revista constructora de espacios discursivos, y éstos son de orden físico y de ideas, es decir, lo físico refiere a la materialidad de revista y las ideas al texto-discurso. Entrambos hacen de ella una fuente dinámica, flexible y transitable por y en el contexto.15
Con la categoría texto sugiero que son los discursos sostenidos por la materialidad de la revista. Ambas cosas -contexto y texto- se pueden aprehender desde los escritos de intelectuales y políticos, quienes construyeron y reinventaron la materialidad de Magisterio. Los intelectuales hacen circular sus ideas en y a la revista con el fin de interactuar con otros, y que sus posturas -políticas y educativas- transiten del espacio físico a la discusión y aprehensión de los pensamientos reflejados en sus textos. Justamente esta relación del texto con el contexto es la que se entiende aquí por intercontexto, la correspondencia reflexiva que se hace de la revista con el contexto social y político.
Esta forma de comprender el texto-contexto desde la historia intelectual nos compromete a releer ese pasado histórico evidentemente relacionado con los enunciantes. Por supuesto que esta forma de entrelazar el texto de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro es compleja. Por tanto, siempre será complicado dar cuenta cómo el texto está cargado de discursos e inmersos en la realidad política de la unidad nacional y los hechos internacionales; es justamente lo que intento realizar con el análisis del texto con el contexto, que aquí se entiende como la acción del intercontexto subyacente en la revista Magisterio.
Otras de las propuestas de este trabajo es demostrar cómo la publicación Magisterio respondía al escenario nacional e internacional. Como bien señala Patricia M. Artundo,16
[…]las revistas actúan en un contexto histórico-cultural específico, sin embargo, tienen una identidad propia e indagar acerca de cómo la adquieren o sobre cómo ésta se configura parece ser un punto de partida válido y si quieren básico como para comenzar a pensar en ellas.
En el caso de esta publicación, su identidad se debía a dos características intrínsecas desde su creación y origen: uno, estaba destinada para el gremio de maestros, y dos, para publicar las posturas del SNTE sobre la política educativa y estrategias pedagógicas del gobierno; además, tenía el trasfondo de la justificación de las acciones educativas y políticas de la unidad nacional.
Para comprender la relación de los textos en el contexto es necesario mostrar los rostros, nombres de aquellos hombres y mujeres que hicieron de la revista un escaparate educativo y sindical, para ello se hizo el acercamiento a la propuesta de agrupamiento y asociación; con el concepto de agrupamiento me refiero a lo dicho por Jacqueline Pluet-Despatin “la acción de reunir”17 y aunque Magisterio no fue una revista de izquierda ni incluyó a disidentes o relegados intelectuales, esto no significa que sus colaboradores no tuviesen las intenciones de conjuntarse para ir transformado a la revista en función de sus posturas e ideas políticas respecto a las exigencias del contexto político y social.
He tomado el término de asociación18 desde la idea de redes, por tanto, una red no sólo se trata de intelectuales reunidos por las ideas impresas en la revista; la red tampoco se reduce a las relaciones personales, compañerismo o amistad, sino que también nos da la posibilidad de pensar en las eventualidades de las agencias entre los maestros agremiados y el gobierno, nos posibilita prestar atención a los acuerdos e ideas al interior y exterior de la publicación. Si bien es cierto que este trabajo no es un estudio de redes de intelectuales en revista culturales, recupero la noción de Alexandra Pita González19 en la que señala los propósitos del estudio de las redes de intelectuales, la cual dice que “se concentra en reconstruir los vínculos que existieron al interior de un grupo o entre un conjunto de individuos, instituciones u organizaciones, para explicar cómo se conformaron y de qué forma, al agruparse, influyeron en un momento histórico”, de aquí pues el interés en comprender a Magisterio desde la intencionalidad del agrupamiento y la posible influencia de la publicación entre el gremio de maestros.
Verónica Delgado asiente que una red se conforma para colocar en práctica20 ideas en común, y se legitiman por medio de la revista, convirtiéndose en la plataforma que refleja la red. En este sentido Magisterio fue el espacio físico donde concurrían las ideas de lo político y de la política educativa, el espacio para legitimar a funcionarios del gobierno y la postura educativa de las y los maestros del SNTE, frente a los grupos disidentes o reaccionarios a la política educativa de Jaime Torres Bodet.
Para comprender cómo se agruparon los maestros e intelectuales en Magisterio y cómo funcionaban los textos en el campo de lo político es menester ubicar y saber quiénes eran sus colaboradores. En este sentido de noción metodológica, siguiendo a Pita y Grillo,21 el trabajo hace distinciones entre colaboradores nacionales permanentes e itinerantes, e internacionales, con la idea de presentar qué perfiles académicos y políticos aparecieron en dicha publicación en los momentos más álgidos de las manifestaciones sindicales, la Guerra Fría y la Revolución cubana.
Sin embargo, no es suficiente con saber que una revista se sostiene a través del agrupamiento de colaboradores y los textos. Hace falta establecer por qué los maestros circulaban sus ideas en determinados contextos sociopolíticos y cómo se posicionaba la revista en estos espacios de sociabilidad. Por ello la reflexión de agrupación y asociación debe ir acompañada de la aprehensión del contexto para encontrar la intencionalidad de las ideas de los maestros e intelectuales. Por lo tanto, la colaboración -el texto- no se puede analizar únicamente desde sí, sino que también se puede interpretar observando afuera de sí, afuera del texto, mirando el contexto.
La revista Magisterio no trató únicamente temas sindicales, políticos y pedagógicos, también incluyó textos poéticos, históricos, antropológicos y culturales. La colaboración de los intelectuales maestros y maestras no siempre tuvieron fines políticos, pese que la revista sí los tuvo. Por ello, la propuesta de analizar a los colaboradores22 desde sus textos hace posible saber la función de sus ideas en el contexto.
Evidentemente hay más referencias conceptuales y otros caminos metodológicos para el posible abordaje de Magisterio, ante lo cual debemos considerar que la revista tiene el sello de ser “oficialista”; es decir, no era una publicación de izquierda y sus textos no están definidos por un grupo de intelectuales contestatarios e independientes, sino todo lo contrario, fue una publicación creada desde el aparato sindical alineado al gobierno, adherida al proyecto de nación del partido dominante en México, el PRI.
Contexto para la comprensión de los textos
Magisterio nace en 1959 al interior del SNTE, apoyada por los gobiernos de la unidad nacional.23 Fue un período de consolidación y control del sindicalismo por el PRI, cuando los sindicatos se habían convertido en espacios para hacer política con los trabajadores afiliados y para negociar cargos públicos entre los líderes sindicales y el gobierno de turno. El SNTE no fue la excepción en ofrecer votos, control magisterial y validar el discurso de unidad a través de Magisterio. El historial de este sindicato data de 1920, con la primera organización de maestros en la Ciudad de México. De ahí surgieron en todo el país diversos grupos sindicales:
Confederación Mexicana de Maestros (CMM) o Confederación Magisterial de México; después, en 1934, la Liga de Trabajadores de la Enseñanza (LTE); la Universidad Obrera, la Federación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza (FNTE); en 1936 surge la Confederación de Trabajadores de México (CTM), a la que se afiliaron gran cantidad de maestros, extendiéndose por casi todo el país, dando origen con esto al Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana (STERM) […]. Durante el régimen de Manuel Ávila Camacho es nombrado ministro de Educación el Sr. Luis Sánchez Pontón, que pugna por la unidad magisterial, la restitución económica y por una auténtica educación. Sánchez Pontón fue derribado por el clero y la iniciativa privada, que patrocinaron y auspiciaron a grupos minoritarios de maestros que se prestaron a la maniobra para integrar el Frente Revolucionario de Maestros (FRM), después Sindicato Mexicano de Maestros y Trabajadores de la Educación (SMMTE).24
Muchas de estas asociaciones sindicales estaban dirigidas por maestros disidentes,25 opositores al PRI y a los proyectos educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), maestros y maestras que no estaban de acuerdo con los salarios y las condiciones laborales que enfrentaban después de la Revolución Mexicana. El control de los diversos grupos sindicales magisteriales se dio en 1943 bajo la dirección del secretario de Educación Pública, Octavio Véjar Vázquez,26 pero quien finalmente cierra el trato del Estado con el SNTE y valida al sindicato es Jaime Torres Bodet.
En diciembre de 1943 Torres Bodet, dirige sus primeras palabras como Secretario de Educación Pública en el congreso de la unificación magisterial, en aquel discurso hace un llamado al magisterio para trabajar: “bajo el auspicio de los valores espirituales de la solidaridad, de conciliación y de patriotismo que deben servirnos de guía en nuestra cruzada de educación”,27 Torres Bodet creyó que estos valores cívicos-morales ofrecidos por el Estado llegaría a todos niños y jóvenes por medio de la educación, apuntando el deber de la SEP y el SNTE para garantizar la cooperación y armonía en servicio de la patria, porque “[…] la educación un baluarte inexpugnable del espíritu de México, habremos de comenzar por eliminar toda agitación malsana de sus recintos”,28 en el discurso puntualizó que no estaría de acuerdo con la disidencia y agitaciones sindicales, pues esto afectaría el desarrollo educativo de México; termina agradeciendo la voluntad, el fuerzo del magisterio al formar una sola institución para el gremio, el SNTE. Definitivamente, aquella enunciación fue un acto político necesario para afianzar sus relaciones, la autoridad y el poder conferido por la SEP ante el magisterio nacional.
Si algo supo hacer Torres Bodet como intelectual y servidor público fue estrechar su relación con los líderes del SNTE con la creación del “Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (IFCM) y el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), ambos en 1944”.29 A través de estos centros de capacitación, la SEP ofreció la oportunidad de regularizarse y adquirir títulos avalados por la SEP a los afiliados del SNTE que no contaban con títulos de profesores. También creó la “Biblioteca Enciclopédica Popular y numerosas escuelas primarias30 y la Escuela Nacional de Maestros”,31 gestiones educativas que legitimaron su desempeño educativo en la SEP y ante el SNTE.
Este acuerdo político de 1943 entre la SEP y la SNTE dio fluidez a las propuestas educativas de Jaime Torres Bodet. Aunque sólo fueron tres años al frente de la SEP -de 1943 a 1946-, el pacto brindó capacidad a Torres Bodet para negociar, congregar y controlar a los maestros desde un solo espacio político. Aquella relación SNTE-SEP le abrió un campo de acción educativa para los años venideros en la unidad nacional. Por otro lado, se logró que la disidencia magisterial estuviera monitoreada -pero no eliminada-por medio de los líderes del sindicato, quienes rendían cuentas al presidente de la República y al secretario de Educación cada vez que un grupo de maestros se enfrentaba al gobierno del PRI. De ahí la importancia política de Torres Bodet para los maestros a mediados del sexenio presidencial de Manuel Ávila Camacho.
La disidencia de los maestros y maestras continuó; no cesaron en los sexenios de Miguel Alemán Valdés ni de Adolfo Ruiz Cortines, las manifestaciones seguían siendo en torno al salario, mejores condiciones de jubilación y los contratos. En 1954 el país enfrentó una profunda devaluación que daría pie a una confrontación entre los obreros petroleros, ferrocarrileros y telegrafistas con el gobierno de Ruiz Cortines; al mismo tiempo se desataron las huelgas de norte a sur en el territorio nacional. Para 1956 se estaba gestando un movimiento magisterial en la sección IX del SNTE, el cual estaba influenciado por los obreros ferrocarrileros y los comunistas, según Aurora Loyo:
Al calor de estas jornadas se constituyó el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) en el que participaron miembros del Partido Comunista Mexicano. El movimiento tuvo un carácter amplio. Las demandas fundamentales se centraron en la derecha de las bases a nombrar democráticamente a sus representantes sindicales, el mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de los maestros y la reivindicación de la importancia de su función social.32
En abril de 1958 los maestros de la sección IX del SNTE, correspondiente a la ciudad de México, salieron a las calles a exigir aumento salarial y mejores prestaciones para su jubilación; sin embargo, fueron sometidos por las fuerzas policiales. Según Aurora Loyo, los maestros no pararon pese a la represión, pues convocaron a un paro laboral en los jardines de niños y en las primarias, además de tomar las instalaciones de la SEP en la Ciudad de México. Una vez pasadas las elecciones presidenciales, el actual presidente Ruiz Cortines no dio marcha atrás. Por otra parte, el movimiento se había debilitado al interior de la sección IX y culminó con el encarcelamiento de sus líderes, entre ellos Othón Salazar, acusado de disolución social.
En ese contexto de 1958 el SNTE apoyaba de forma abierta a Adolfo López Mateos a través de sus líderes sindicales nacionales y de las otras secciones del país, quienes asistían a los mítines de campaña; dichas acciones muestran la relación de clientelismo del SNTE con el régimen de la unidad nacional. Aquellas demandas de la sección IX a través de MRM se derrumbaron con esta evidente adhesión y alineación de las otras secciones del sindicato a quien sería el nuevo presidente de la república de México, Adolfo López Mateos (Figura 1).
Fuente: Fototeca Nacional, Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fondo Ismael Casasola, lugar Chetumal, Quintana Roo, México.
En julio de 1958 Adolfo López Mateos gana las elecciones y nombra a Jaime Torres Bodet como secretario de Educación Pública. Ambos llegan a sus cargos en medio de represiones sindicales magisteriales; la sección IX del SNTE mostraba sus adhesiones al comunismo, pero no eran controlados por el Comité Ejecutivo Nacional-SNTE. Ese mismo año Torres Bodet propone el Plan para la Expansión y Mejoramiento de la Educación Primaria (mejor conocido como el Plan de Once Años), el cual incluía reformas significativas para los maestros en materia de capacitación, la renovación de la educación de las escuelas normales, de la educación básica (primaria y secundaria), y paralelamente al Plan de Once Años se crea el proyecto editorial de los libros de textos para los niños de educación primaria, con el enfoque educativo de la enseñanza de la paz y civilidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),33 que el SNTE apoyó y difundió34 en su revista gremial Magisterio.
En 1959 Adolfo López Mateos y Jaime Torres Bodet plantearon que la SEP entregaría libros de texto gratuito (LTG) en el verano de 1960 a los niños de educación primaria. Este hecho generó suspicacia entre los padres de familia, la iglesia católica, libreros y maestros reaccionarios que entendieron que los libros eran una imposición del Estado, únicos y homogéneos.35 De alguna manera lo eran, porque los contenidos seguían el discurso y visión pedagógica de Jaime Torres Bodet y del director de la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), Martín Luis Guzmán, vocales36 y profesores a cargo del diseño pedagógico de los libros. Algunos de los maestros que trabajaron en la elaboración de los LTG en 195937 eran afiliados al SNTE y/o colaboradores de la revista, como Enrique Wenceslao Sánchez, Alfonso Caso, Agustín Yáñez, Rafael Solana y Lucrecia Maupomé.38
En 1960 el movimiento magisterial de la sección IX había llegado a su fin con la desarticulación de los maestros del MRM, los despojos de plazas y expulsión del SNTE, lo cual ocurrió a través de la Comisión Nacional de Honor y Justicia-SNTE. José Antonio Espinosa cita de la revista Magisterio que en “[…] el II Consejo Nacional Extraordinario en Acapulco, tomó unánime acuerdo expulsar del seno del SNTE al comité ejecutivo seccional encabezado por el Profr. Gabriel Pérez Rivero, designándose una comisión ejecutiva presidida por Máximo Revuelta Villalobos”.39 Con esta acción política culminaba el movimiento magisterial con los actos “charristas del SNTE”, de tal forma, aquella separación de los maestros y maestras de la sección IX permitió la recuperación y el control del gremio para el gobierno de la unidad nacional.
El SNTE hizo evidente el apoyo a los proyectos educativos de Jaime Torres Bodet, una vez resuelto el conflicto sindical. La revista Magisterio iniciará una campaña para señalar las virtudes del Plan de Once Años y los LTG, a pesar de que las manifestaciones civiles se intensificaban entre 1960 a 1963 (Figura 2) en contra de los LTG; Magisterio continuó legitimando a Torres Bodet y a los LTG. Es justo aquí donde Jaime Torres Bodet cosecha la labor política con los maestros realizada en 1943 a 1946; es innegable que encontró apoyo en gran parte del sindicato, el cual estuvo dispuesto a enfrentar a los reaccionarios, opositores -maestros, empresarios, padres de familia-, políticos de la derecha en México que consideraban a los LTG el peor de los proyectos de la SEP.
Fuente: Fototeca Nacional, INAH, acervo Enrique Bordes Mangel, año 1960, Ciudad de México, México.40
Durante el sexenio de Adolfo López Mateos, diversas revistas y boletines ligados al gobierno del PRI o adeptos a la unidad nacional gastaron tinta en plantear y justificar el proyecto educativo de Jaime Torres Bodet y la creación de la Conaliteg. Uno de los espacios editoriales útiles y estratégicos para mostrar la postura de la SEP respecto al Plan de Once Años y los LTG fue Magisterio. Pero la revista intentaba mantener este apoyo político unido a los contenidos científicos, artísticos y pedagógicos imperantes en las décadas de 1950 a 1970. Por ello encontramos artículos de intelectuales importantes de la cultura, de las ciencias sociales y exactas, que de alguna manera mostraban simpatía con el proyecto educativo de la unidad nacional al publicar en Magisterio.
Usos educativos y la legitimación de lo político de la unidad nacional
La revista Magisterio fue pensada para los maestros sindicalizados y estudiantes normalistas con el objetivo particular de difundir las novedades y acuerdos sindicales (prestaciones, derechos y acuerdos laborales), las acciones educativas de los presidentes de la República41 y secretarios de Educación Pública,42 así como reportar los eventos de los líderes del SNTE, ofrecer artículos científicos, sociopolíticos y humanísticos. Por ello la revista circunscribía artículos con novedades pedagógicas, históricas, cívicas, culturales y científicas, pero principalmente debates de la política educativa y sindical en México y en el mundo.
La revista se imprimía y editaba en los Talleres Gráficos del Magisterio,43 fundada y dirigida en los primeros años por Pablo G. Macías.44 Junto a él se abrió la dirección tipográfica, a cargo del maestro Francisco Díaz de Ledón,45 quien dirigió el área de Artes en la SEP durante el sexenio de Lázaro Cárdenas del Río y para 1959 contaba con experiencia en tipografía de prensa. En 1962 hubo cambio de director de la revista, llegó al puesto Alberto Larios Gaytán, quien fungió como representante del SNTE a nivel nacional. En ese año se instituyó el consejo administrativo. Según la editorial de la revista de enero de 1962, se abrió este consejo por la demanda de Magisterio y los proyectos editoriales del SNTE. Para esta dirección se nombró presidente al maestro Enrique Wenceslao Sánchez, como primer vocal a Héctor Mayagoitia, y como segundo vocal a Everardo Gámiz Olivas.46
La revista tuvo el perfil e intereses académicos y políticos de sus directores; desde luego cada director no dejó de atender lo que el gobierno permitía publicar, de esta manera Magisterio reflejó lo político educativo del SNTE y sus tendencias pedagógicas. Muestra de ello fue el cambio de los subtítulos, contenidos y estructura desde 1959 hasta 1968.
Las primeras portadas bajo la dirección de Pablo G. Macías (1959) mostraban fotografías de altos funcionarios de la SEP (en particular la de Jaime Torres Bodet), del presidente de México, Adolfo López Mateos, y las acciones del SNTE en las secciones sindicales del país. En la época de Alberto Larios Gaytán (1962-1964), la portada se imprimía a color con imágenes que cambiaban en cada edición, alusivas al contenido o al mes que correspondía la circulación. Por ejemplo, si era mayo se refería al festejo del Día de la Madre o del Maestro, y así sucesivamente, según lo que indicara el calendario cívico de la SEP. En el reverso de portada se escribía una reseña del personaje o evento sindical que estaba en la portada,47 en ocasiones realizada por un colaborador interno, o quedaba en manos del secretario de Educación o del presidente de la República (Figura 3).
Esa reseña -breve- era importante para conducir al lector de lo que trataría esa edición, sobre todo si ésta aludía a un evento o acto político del SNTE; la reseña conjuntaba la idea visual de la portada mostrando las posturas sindicales sobre los acontecimientos sociales, educativos y políticos del país; por ejemplo, entre 1960 a 1962 los movimientos48 de derecha fueron creciendo y el ataque a los LTG49 se convirtió en objeto de arma política entre la derecha y el gobierno de la unidad nacional. Pero en ese mismo escenario aún estaba fresca en la memoria magisterial la represión y expulsión de los maestros y maestras de la sección IX, y a su vez se gestaba la formación de movimientos estudiantiles comunistas en las normales rurales del estado de Guerrero encabezado por el entonces estudiante Lucio Cabañas Barrientos50 y en el estado de Chihuahua por Antonio Valtierra.51
Por tanto, la portada y el resumen del número 36 del mes de junio de 1962 apuntaban a esos acontecimientos (Figura 4). No solamente se diseñó para hacer alusión al desfile del “día del trabajo” -1º de mayo-, sino también para plasmar la postura ideológica del SNTE frente a los movimientos magisteriales y las reacciones de la derecha sobre los LTG, ratificando su adhesión a la unidad nacional, y validando el apoyo a los proyectos educativos de Jaime Torres Bodet. El texto inscribió que:
El día primero de mayo el SNTE demostró ante la opinión publica el alto concepto de solidaridad y los principios unitarios y revolucionarios que sustenta. En efecto los contingentes de las secciones IX, X, XI, fueron tan numerosas que se estima que no tiene precedente en los últimos años.
La nota sobresaliente la constituyó el artístico carro alegórico que presentó el SNTE. El mensaje de dicho carro era fácilmente interpretado por el pueblo, pues estaba consagrado a la obra educativa de la Revolución Mexicana. La escuela rural y la urbana, con sus niños y maestros, estaban representados y en el salón de clases aparecía un pizarrón en el cual un niño escribió en el momento en que pasaba frente a Palacio Nacional, la sentencia del héroe inmortal Benito Juárez: El respeto al derecho ajeno es la paz. Una mano gigante sostenía cinco ejemplares del libro de texto gratuito […]. Alrededor del carro alegórico se leía: “Los libros de texto gratuitos son la revolución misma en manos de todos los niños de México”. “Paz, libertad y patriotismo significan los libros de texto”.52
Por otro lado, la reseña de la portada al mencionar el lema de Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”, se refiere a el contexto internacional. En enero de 1962 Cuba fue expulsada de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en aquella reunión histórica llevada a cabo en Punta del Este, Uruguay; la acción política había sido promovida por los Estados Unidos; México, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador53 abstuvieron su voto de la expulsión de Cuba. El gobierno de Adolfo López Mateos decidió no cancelar sus relaciones económicas con Cuba, recurriendo al principio diplomático de la no intervención. Cabe destacar que un mes después de esta junta, Magisterio publicó en su editorial el apoyo a Adolfo López Mateos sobre aquella decisión en la OEA:
Por identificación política y afinidad ideológica, el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación se solidariza con los aspectos más sobresaliente de la política exterior de nuestro gobierno; pero le complace comprobar que no es suya únicamente, sino de todos los mexicanos conscientes y responsables, la aprobación expresada en distintas formas a la política internacional del régimen del presidente Adolfo López Mateos, porque confirma y fortalece la tradición democrática de México; sintetizada en un apotegma célebre del Benemérito Juárez: “Entre los individuos como en las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.54
Colaboradores
La revista albergó tres tipos de colaboradores: los sindicalizados y allegados a los líderes sindicales, que escribían sobre las acciones sindicales, política educativa o semblanzas históricas, propuestas educativas sobre civismo, cultura y ciencias; los externos, que regularmente se ocuparon de ensayos sobre pintura, danza, música y cuestiones antropológicas; y los colaboradores internacionales, sobre ciencia, pedagogía y sindicatos de sus países.
Los colaboradores allegados no escribían con frecuencia en la revista, y a veces sus publicaciones se reducían a una sola ocasión, como fue el caso de Nelly Campobello, Alfonso Caso, Lucrecia Maupomé, Rosario Castellanos, Aurora Reyes, Rafel Solana, Griselda Álvarez,55 sin embargo, sus trabajos tanto de orden literario como pedagógico le otorgaron calidad cultural y humanista a la revista.
Los colaboradores internos tenían formación de maestros o habían ejercido en el magisterio, pero en su mayoría complementaron su formación profesional con otros estudios en diversas áreas de las humanidades.56 Por ejemplo, Pablo G. Macías, primer director de la revista, conocía el ambiente editorial, porque desde su juventud participó en periódicos nacionales e internacionales como corresponsal; una vez que dejó la dirección de la revista continuó escribiendo en Magisterio reseñas de libros recomendados a maestros y otros temas de cultura. Junto a él, Fernando Gamboa A.57 y Jorge J. Crespo de la Serna se convirtieron en críticos y articulistas de la sección de pintura mexicana en la década de los sesenta.
La mayoría de los colaboradores internos tenían experiencia docente. En algún momento de sus vidas habían formado a niños y jóvenes, transitando a cargos públicos relacionados con la educación, prensa y arte. La revista sirvió para expresar sus conocimientos metodológicos, experiencias profesionales y posicionarse ante el gremio de maestros en México y otros sindicatos fuera del país.
Gamboa, antes de ser colaborador en Magisterio, había ocupado el puesto de profesor de la antigua Academia de San Carlos y en el Instituto Nacional de Bellas Artes. Fue parte de la embajada en París, bajo la dirección de Narciso Bassols. Su trayectoria de funcionario público y crítico cultural la forjó durante el cardenismo, lo que le permitió llegar a la subdirección del Instituto Nacional de Bellas Artes (1947-1952). Crespo de la Serna también fue profesor de arte y diplomático.58 Ellos conocían las instituciones dedicadas a la cultura en México, hicieron vida política en la década del cardenismo y continuaron vigentes en la unidad nacional; de alguna manera, convirtieron a la revista Magisterio en el escaparate de sus ideas sobre la educación cultural y su visión de la cultura del mexicano, que transmitieron a los maestros por medio de sus artículos.
Everardo Gámiz Olivas y Consuelo Pacheco Pantoja fueron maestros normalistas que se dedicaron a escribir sobre historia patria. Pacheco colaboró desde 1959 hasta la década de los setenta; escribió sobre la Revolución Mexicana y sus personajes; bajo su pluma se creó la sección de entrevistas a funcionarios del SNTE o personajes políticos de la época; en ambas secciones de historia y entrevistas adquirió peso en la revista y experiencia que la llevó a colaborar en otras editoriales.59 Gámiz escribía sobre el siglo XIX; fuera de su sección y de la revista produjo obras históricas para el estado de Durango. Ambos, por diez años, construyeron una idea de héroes nacionales por medio de sus artículos, mismos que tendieron a realzar la importancia de la justicia, libertad y la paz que nos habían heredado los hombres de la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana. De alguna manera era la visión y el discurso político de Adolfo López Mateos y/o de la unidad nacional.
Los artículos sobre pedagogía, posturas ideológicas y tendencias de la política educativa entre 1961 y 1963 se enfocaron en explicar y defender el Plan de Once de Años y los LTG. Los escritos mantenían un tono informativo sobre la construcción de aulas para escuelas primarias, los desayunos escolares, las reformas de las normales y sus egresados. Empero, también se esforzaron en publicar nuevas tendencias pedagógicas para la capacitación magisterial y en explicar en qué consistía el cambio de los contenidos del modelo educativo, el cual disponía que la educación del infante debía enfocarse en la ciencia y la enseñanza técnica; la moral patriótica, guiada a través del civismo y la historia patria.
El nuevo enfoque educativo estaba conducido hacia la enseñanza de la paz y el humanismo. Quizá lo más controversial del sexenio de Adolfo López Mateos fue el proyecto de los LTG como herramienta pedagógica para todos los niños del país y con una visión laica y humanista. La revista fue asumiendo el papel educativo ante el magisterio, ofreciendo artículos con datos históricos y contemporáneos. Por ello cada mes -desde 1961 hasta 1963- publicaba artículos y/o en la editorial la explicación de cómo operaba la reforma educativa de la SEP. Entre los destacados estuvo Jaime Torres Bodet,60 quien mostraba su postura y autoridad en la defensa del Plan de Once Años. A su vez, los maestros José A. Murillo Reveles, Manuel M. Cerna, Carlos E. Verdó y Ermilo Abreu Gómez61 escribieron con constancia, argumentando la novedad del proyecto, el apego legal a la Constitución y su atención al artículo 3º -Educación-. Todos ellos destacaban las virtudes del plan educativo y los LTG. De alguna manera la revista fungió como un frente de la SEP a los ataques de la derecha mexicana, que se manifestaba inconforme durante el mandato de Adolfo López Mateos y con la labor de Jaime Torres Bodet y Martín Luis Guzmán al frente de la Conaliteg.
La cantidad de cuartillas puede parecernos irrelevante; sin embargo, el uso de la fotografía62 y la extensión de los artículos, así como la posición que ocupa cada autor en el interior de la revista nos da luces sobre la importancia de los temas políticos y educativos que trataba la revista. Los informes políticos del SNTE, del presidente de la República y del Secretario de Educación contenían fotografías del evento que acaparaban media cuartilla. Los discursos de Adolfo López Mateos y Jaime Torres Bodet, desde 1959 hasta 1964, y en ocasiones los editoriales escritos por ellos, ocuparon las primeras cuartillas. Esta sección -Lector- de informe o de bienvenida al magisterio de ambos funcionarios, unida a las fotos, fungió como una galería o escaparate de las actividades políticas que servía a los maestros para reconocer a sus líderes sindicales en plena acción laboral sobre la política educativa y sindical.
El precio de Magisterio fue variando, así como la calidad del papel; a finales de la década de los sesenta e inicio de los setenta disminuyó radicalmente la cantidad de cuartillas y la calidad tipográfica. Bajo la dirección de Mario Santos del Prado las letras fueron más pequeñas y el papel más delgado. Sólo en la década de los setenta se reporta el tiraje, que fue de 13 000 ejemplares, pero no el costo ni espacios de distribución. Esta disminución de calidad de papel, tipografía y tiraje nos puede hablar de dos cosas: la dependencia económica de la revista del gobierno federal y la irrelevancia de magisterio para la construcción de símbolos educativos de la unidad nacional a finales del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
Contextualmente ocurrieron varios hechos nacionales que pudieron impactar en la calidad de la revista, una de ellas fue la inversión del gobierno federal en los juegos Olímpicos que se llevaron a cabo en 1968. La segunda es que, a mediados de la década de 1960, la Compañía Productora e Importadora de Papel S.A. (PIPSA)63 entró en crisis económica; esta papelera que surtía a los principales periódicos y revistas del país estaba afectada por la falta de pago de las casas editoriales nacionales; según el informe de la DFS64 éstas le solicitaban al gerente general Arroyo Ch. la “condonación de la deuda”, acciones que fueron mermando a la empresa. En 1965 los empresarios editoriales destacan que hay una crisis del papel y sugieren al gobierno de Díaz Ordaz quebrar a dicha Compañía, lo cual no sucedió; aun así, Magisterio perdió impulso. Lo que había iniciado en 1959 como uno de los espacios editoriales y reflectores de la política sindical y política educativa nacional ya no lo era en el sexenio del presidente Luis Echeverría.
Contenido y transiciones textuales
Desde la dirección de Pablo G. Macías hasta la de Enrique Wenceslao Sánchez, tanto el presidente de la República -Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, en ese orden- como el secretario de Educación Pública en turno escribían en la revista y publicaban informes de las actividades políticas y gestiones educativas. Los que mantuvieron el protagonismo en la sección editorial fueron Adolfo López Mateos y Jaime Torres Bodet; este último, en cada ciclo escolar daba informes de las actividades de la SEP. Agustín Yáñez, secretario de Educación Pública del gobierno de Díaz Ordaz, no se caracterizó por escribir o informar a menudo en el editorial. De hecho, su colaboración no fue frecuente, pero empleó la revista para publicar notas cortas sobre civismo. De alguna manera continuó ejerciendo el uso de este espacio editorial que había dejado Adolfo López Mateos; sin embargo, sus editoriales y reflexiones no fueron extensas, como lo eran las de su antecesor. Llegada la década de los setenta, la revista dejó de servir de escenario informativo del Secretario de Educación Pública y del presidente de la República, e incluso disminuyeron los informes sindicales.
En cuanto a las temáticas, la revista mostró gran variedad de contenidos, desde temas culturales hasta posturas políticas educativas. En los primeros años el contenido de sus editoriales giró en torno a informes, acuerdos del SNTE, relaciones con otros sindicatos fuera de México, biografías de héroes nacionales, educación cívica y cultural. Los temas de historia tenían el enfoque de la historia patria de la Independencia, las leyes de Reforma y Revolución Mexicana. La educación cívica se hacía a través de la publicación de himnos a los lábaros patrios, y en ocasiones se empleaban poemas alusivos a México.
Los temas indígenas relacionados con la lengua fueron muy pocos en la revista; sin embargo, sí existieron colaboradores como Alfonso Caso que hablaron de las problemáticas indígenas en el siglo XX. Los artículos sobre cultura fueron vistos desde las bellas artes, no desde las prácticas indígenas ni desde el sincretismo de lo español con las culturas prehispánicas. Los trabajos culturales que presentaban los maestros realzaban las obras artísticas de pintores y músicos nacidos en la Revolución Mexicana y la posrevolución. Se hacía énfasis en “lo mexicano” y el avance significativo del arte en México, realzando el aporte al mundo artístico occidental. Los poemas que se publicaron fueron de contenido cívico y ético, relativo a la labor del maestro y el campesino al servicio de la patria. La visión de cultura que la revista Magisterio reafirmó la idea de civismo en pos de la unidad nacional (justicia social, democracia y paz). Cabe señalar que los mencionados temas se enfocaron en 4 ejes de contenido en la revista: opinión política, ciencias sociales, humanidades y ciencias, los cuales fueron tratados desde 1959 hasta 1970.
El abanico de artículos de orden cultural, histórico, cívico, científico, educativo y política social ofrecidos por Magisterio culmina con la llegada de Mario Santos del Prado a la dirección de la revista. Él le dio otro sentido al contenido de la publicación que tendió a publicar únicamente temas pedagógicos, filosofía pedagógica, discusiones sobre métodos y modelos educativos. La naturaleza con la que había surgido Magisterio a finales de la década de 1950 se vio transformada a partir de 1971.
A partir de ese año la sección cultural (pintura, poesía, literatura) es eliminada, y ya no habrá más colaboraciones del ejecutivo y del Secretario de Educación Pública. Se convirtió en una revista especializada en temas pedagógicos y modelos educativos en México y en el mundo. Los colaboradores se redujeron a maestros o especialistas en pedagogía y educación.
Fisuras, aporía y tensiones
En la revista se advierten fisuras, recovecos en donde subyacían posturas contrarias al Plan de Once Años. Sus directores consintieron dejar esas grietas. En algunas ediciones de Magisterio los maestros pudieron expresar sus inconformidades con el nuevo modelo educativo. Un claro ejemplo aparece en la sección Opinión de la edición 31, de enero de 1962, donde se publicó el ensayo “Problemática de la Educación. Sugerencias para mejorar la educación cívica” (pp. 59-62), en el que su autor, Sebastián Ortiz H., afirma que el nuevo plan para educación secundaria había mermado la formación cívica, desplazándola a un segundo término, como había ocurrido desde tiempo atrás con las actividades de educación física, música y artes, dado que la educación cívica era el eje vertebral de la civilidad del mexicano, por lo que, en su opinión, ésta no debía limitarse a unas cuantas horas de clases y, más aún, era indispensable, incluirla nuevamente en los primeros años -primero y segundo- de la educación secundaria.
Así mismo, se criticó que el Plan de Once Años hubiera sustituido las pocas actividades culturales que reafirmaban la enseñanza cívica por actividades individualistas. Desde el punto de vista de los maestros, esta nueva visión de enseñanza cívica no cumplía con su función social para la formalización y reafirmación de la identidad del mexicano.
La sección Cultura fue otro espacio que revelaba las críticas a las “formas” de hacer política de Adolfo López Mateos. Este fue el caso de Fernando Gamboa, quien en su artículo “El arte realista y el abstraccionismo”, publicado en enero de 1962,65 analiza las obras de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, realzando las fortalezas del arte muralista y oponiéndose a las tendencias artísticas estadounidenses que desde su punto de vista invadían el país. Sus críticas aseveraban que aquella influencia era nociva para el arte mexicano, pero no lograría acabar con el legado artístico de estos tres hombres. Afirma:
En una plática amistosa que tuve con la pintora Aurora Reyes, hablábamos del auge que ha tomado la pintura abstraccionista en América, y quedamos de acuerdo en que en el fondo existe implícito un tremendo orden económico-social y, por razón política, los Estados Unidos han tratado de acallar la corriente realista de los pintores, especialmente en México.66
Los tres muralistas mencionados por Gamboa tuvieron una relación con la izquierda comunista,67 pero es David Alfaro Siqueiros quien estará encarcelado por disolución social en 1960, bajo el mandato de López Mateos, e indultado en 1964. De alguna manera, al considerarlo uno de los forjadores de “lo mexicano” desde el arte, Gamboa le da a Siqueiros su apoyo, al mostrarlo no como un artista disidente de la unidad nacional, sino como un forjador del arte y el ser mexicano, además abiertamente comunista.
Regresemos a 1959 y 1961: bajo la dirección de Pablo G. Macías la revista mostró en la editorial un duro ataque a la Doctrina Monroe. Se hacía énfasis en la decadencia y falta de diplomacia de Estados Unidos mediante un tema del siglo pasado (1823). Se criticaba el imperialismo del que eran víctimas nuestros países latinoamericanos. “Hubo un momento en la historia de América -se decía- en que casi nos convencieron de que eran nuestros ángeles de la guarda”. Este editorial de 1961, titulado “La doctrina Monroe sólo beneficia a los Estados Unidos”, es una fisura, representa lo subyacente en los textos de Magisterio.
En febrero de 1962, la revista publica el texto de Lucrecia Maupomé,68 “Cuba, territorio libre de analfabetismo”, en el cual enumera los logros de la Revolución en el tema de la alfabetización de la población cubana. Para la autora, a pesar de haber sido un país empobrecido por las antiguas políticas económicas (el monocultivo de la caña de azúcar), la Revolución Cubana logró garantizar la igualdad educativa a todo niño cubano; de esta manera, la astrónoma Maupomé muestra su simpatía hacia las reformas educativas de la Revolución de Fidel Castro y Ernesto Guevara, hacia el comunismo cubano.
Las fisuras, lo subyacente del comunismo, las podemos encontrar desde 1961 con los textos pedagógicos de los colaboradores externos, como fue el caso de la publicación en el mes de junio -1961- de P. Belov, “Preparación de pedagogos en la Unión Soviética”; en el mes de octubre de 1963 con el texto de Evgueni Afanásenk “Un lugar firme en la vida”, el cual se refería a la Unión Soviética, y el texto de la entonces República Socialista Yugoslava de Rodoljub Jemnovic, “La autogestión social en la educación de Yugoslavia” del año 1963.
Estos textos de colaboradores nacionales e internacionales nos motivan a cuestionarnos cómo una revista afiliada al gobierno en turno, que se cuidaba de no ser acusado de comunista, muestra simpatía por el pensamiento de izquierda. Una posible respuesta es que sus colaboradores hicieron de este espacio el lienzo de sus ideas, encontraron inflexiones en la revista y por medio de sus textos fijaron sus posturas políticas referente al contexto político y económico de aquellos años, textos convexos al proyecto priista de nación.
La década de 1960 son los años álgidos de la Guerra Fría, el acecho de Estados Unidos a todo lo que olía a comunismo. Magisterio retaba a su propia naturaleza y al contexto nacional e internacional desde la editorial y con algunos textos simpatizantes con la izquierda.
Magisterio podía contener propaganda política sindical y colocar en primera plana a sus líderes, así como apoyar las decisiones políticas educativas de sus secretarios de Educación y de los presidentes en turno, pero en ese mismo espacio convivían ensayos y artículos que parecían ir en contra de la unidad nacional, por ello Magisterio nos permite ver los prismas, las decisiones políticas e intelectuales, una revista es un complejo contexto que puede reflejar aporías de la realidad histórica de su momento presente.
Conclusiones
Desde las portadas hasta en los textos Magisterio mostraba su idea de la educación y política sindical. Los artículos expusieron dos contextos entramados: el origen y conflictos sindicales de los maestros (SNTE) y el contexto de lo político de la unidad nacional en que surgió la revista de cara al Plan de Once Años y los LTG. Los articulistas conjugaron ambos escenarios por medio de Magisterio, el cual sirvió como escaparate a la SEP para proyectar sus ideas educativas en el campo de la cultura, la política, la historia y el civismo, pensando en los alumnos normalistas y maestros. La revista reflejó las sugerencias de la UNESCO: educación por la paz, capacitación magisterial, gratuidad y laicidad educativa, de lo que Torres Bodet no solamente era partidario, sino que también cristalizó con el Plan de Once Años en 1959, idea que había iniciado desde 1943 estando por primera vez al frente de la SEP, durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho.
Esta revista, por su naturaleza y origen sindical-magisterial -próxima al PRI-, no la podemos entender en la izquierda o la derecha respecto a la política. Fue más bien una revista gremial que se dedicó a difundir una idea de nación desde la posición sindical y educativa de la unidad nacional. Cubrió los intereses particulares de sus líderes y del propio sistema educativo de 1959 a 1968. Lo anterior puede observarse con Alberto Larios Gaytán, quien después de su dirección y colaboración en el SNTE fue presidente municipal de Manzanillo, Colima (1979-1981); Enrique W. Sánchez, diputado local y dos veces diputado federal por Durango; Agustín Yáñez, Secretario de Educación en el sexenio de Díaz Ordaz, y Víctor Bravo Ahujar, quien en 1968 gana la gubernatura por el PRI en Oaxaca, cargo que dejó en 1970 para convertirse en Secretario de Educación Pública en el gobierno de Luis Echeverría Álvarez.
Las revistas son mosaicos de discursos textuales y prismas visuales que nos entregan entramados y asociaciones de hombre y mujeres con objetivos en común, en este caso el sindicalismo y la defensa de los proyectos educativos de la SEP. Las asociaciones reflejadas en la revista tienen un origen académico, artístico, literario, pero también hay agrupaciones originadas por intereses en lo político y en la política, por ello, Magisterio nos da cuenta de que las revistas responden no sólo al interés intrínseco de los textos, sino también del contexto.
La revista Magisterio deja entrever las alianzas del sindicato con el partido dominante PRI y la SEP, por tanto, analizar esta publicación se vuelve relevante, porque nos aporta un panorama nacional de lo político y la relación con el gremio sindical entre los años de 1959 a 1970; además, expone quiénes eran los maestros y maestras que destacaban en el ámbito educativo y servían a la SEP y al régimen del PRI.
Finalmente, la propuesta conceptual y metodológica -historia intelectual y revistas culturales- dio pautas para que a la luz del contexto de lo político se lograra interpretar los textos, imágenes, fotografías, para aprender el sentido educativo de Magisterio, el rumbo académico y político de sus colaboradores e interpretar y comprender los silencios al interior de la publicación. Esos mutismos deliberados en Magisterio, como fueron los casos de la disidencia del profesor Othón Salazar y el profesor rural Lucio Cabañas, el asedio a los estudiantes normalistas rurales en Guerrero en la década de 1960,69 las persecuciones a los maestros rurales a inicios de los años de 1970, nunca se mencionaron al interior de Magisterio, pero evidentemente los maestros e intelectuales no desconocían el acontecer nacional.
Por otro lado, es cierto que el camino de las estrategias metodológicas y conceptuales ofrecidas para el abordaje de las Revistas Culturales han sido un largo andar de 20 años -como señala Horacio Tarcus: “un largo alumbramiento”70 -; parafraseando a Pita y Grillo71 el análisis de las revistas hoy puede ser desde ellas mismas, es decir, elevarlas a objetos de estudio y no únicamente aprenderlas como documento histórico. En este sentido creo que es pertinente lanzar las miradas también a revistas reaccionarias, surgidas del gobierno o filiales al Estado, no con la intención de hacer apología o validar un discurso político dominante, sino para comprender los textos en un contexto más amplio; pensando que la izquierda se puede entender también desde la derecha, es decir, pensar en lo cóncavo y convexo de los textos-discursos. De frente a frente la izquierda y la derecha.
Entonces, una vez ofrecido un minúsculo acercamiento a Magisterio, a pelo que la propuesta de las Revistas Culturales, han sobrepasado esta idea de revistas de izquierdas. En el mismo ámbito de las Revistas Culturales de Izquierda existen amplias variedades de enfoques desde el abordaje de revistas académicas-universitarias hasta los análisis de las ideas de lo institucional, la profesionalización72 de las disciplinas humanas a través de las revistas y la ya conocida propuesta de redes. Con ello deseo decir y cerrar estas reflexiones con lo que ha mencionado Tarcus, que,
Hoy las revistas son abordadas desde diversos ángulos y concebidas a menudo como medios, programas, plataformas, proyectos, portavoces, espacios de sociabilidad, miradores, laboratorios, bancos de prueba, tramas impresas, formaciones al interior de un campo, nodos de redes, trincheras letradas, milicias literarias, voces colectivas, tribunas dialógicas, artefactos culturales…73
por tal motivo, la mirada y la desconstrucción que hagamos de las revistas debe ser por medio de una historia multidisciplinar y dispuesta a ser flexible para prender mejor las revistas y sus intelectuales.
Hemerográficas
Archivo Histórico de la Universidad de Guanajuato.
Revista Magisterio, SNTE, de 1960 a 1974.
Biblioteca Escolar del SNTE. https://SNTE.org.mx/biblioteca-escolar/
Magisterio, Dirección General de la Educación Normal y Desarrollo Docente, segunda época, núm. 1, https://issuu.com/revista-magisterio/docs/magisterio_1_cce/1?ff, [consultado el 1 de junio de 2020].
Mediateca Revista de Educación, Ministerio de Educación y Formación profesional, Gobierno de España, http://www.educacionyfp.gob.es/revista-de-educacion/numeros-revista-educacion/numeros-anteriores.html
Fototeca/Mediateca
Fototeca Nacional, INAH, fondo Ismael Casasola, https://mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/fototeca%3A62
Archivo
Dirección Federal de Seguridad, Colección Midas, recuperado del Archivo de la Represión.org. https://archivosdelarepresion.org/
Secretaría de Cultura-INBA, Catálogo Biobibliográfico de la Literatura en México, https://literatura.inba.gob.mx/catalogo-biobibliografico.html
Secretaría de Educación Pública, Catálogos de Libros de Texto Gratuitos: búsqueda Histórica de Libros de Primaria, https://historico.conaliteg.gob.mx/?g=1972&a=2